Un año de guerra en consecuencias tecnológicas: de la bajada de ventas de dispositivos a la cadena de suministro tensionada

Tienda de Xiaomi en Kiev, Ucrania.
Tienda de Xiaomi en Kiev, Ucrania.

Reuters

  • Este 24 de febrero se cumple un año del estallido de la guerra de Ucrania: ¿cómo ha afectado al sector de la tecnología?
  • En los últimos 12 meses la situación ha cambiado radicalmente, de la euforia pandémica al actual contexto complicado: estas son las 4 consecuencias más importantes para la industria global.

Hoy se cumple un año desde que comenzó la guerra de Ucrania, un conflicto bélico en el corazón de Europa cuyas consecuencias se han extendido prácticamente a todos los sectores de la vida. Y, más allá de los devastadores efectos humanitarios de la guerra, la industria de la tecnología no es una excepción y también ha salido perjudicada duramente.

Cuando la Rusia de Vladimir Putin invadió militarmente territorio ucraniano, el pasado 24 de febrero de 2022, la tecnología vivía uno de los mejores momentos de su historia después del periodo de pandemia y sobre todo de la pospandemia, muy beneficioso.

El panorama ha cambiado radicalmente solo 12 meses después y ahora la situación no es ni mucho menos buena. Parte de los males del sector encuentran su origen en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, de una forma más o menos directa.

A continuación te cuento cuáles han sido las principales consecuencias tecnológicas de este primer año de guerra de Ucrania, tanto a corto plazo en la actualidad como a medio plazo.

Ciberseguridad: una ciberguerra menos devastadora de lo esperado en la que Rusia se mantiene como amenaza global

Un analista de ciberseguridad comprueba un mapa con ciberamenazas.
Un analista de ciberseguridad comprueba un mapa con ciberamenazas.

Históricamente, Rusia ha sido uno de los focos de ciberataques más activos del mundo, por lo que el inicio del conflicto bélico en Ucrania ha hecho que el digital se convierta en otro frente más en el que protegerse, no solo para Ucrania, sino para todos los países en general.

Ucrania ha sido claramente el país más afectado por la acción de los hackers rusos.

Según un informe de Google, Rusia aumentó en 2022 los ataques de phishing a Ucrania en un 250% con respecto a los datos de 2020. Este tipo de ataques no es especialmente sofisticado pero sí complicado de combatir, ya que se basa en la ingeniería social para engañar a las personas, por ejemplo, con la suplantación de identidades.

Pero la ciberguerra no entiende de fronteras y los intentos de ataques de phishing de hackers rusos a países de la OTAN en un 300% durante el año pasado, en comparación a las cifras de 2 años atrás.

Según identifica la compañía de ciberseguridad Secure&IT, junto a otros países como China y Corea del Norte, Rusia es el origen de la mayoría de los ciberataques dirigidos a Estados Unidos y Europa.

España no ha escapado a las amenazas de los ataques cibernéticos rusos. 

El mes de marzo, el CNI ya advertía de posibles ciberataques a España por parte de grupos de hackers dependientes del Kremlin, APT28, especializados en amenazas persistentes avanzadas, uno de los tipos de ciberataques más peligrosos. Este grupo ya atacó la campaña de Hillary Clinton, entre otras acciones célebres.

Entrelas principales amenazas, los expertos destacan los ataques de ransomware a los entornos industriales y las infraestructuras críticas. Gracias a los avances de la Dark Web, las brechas de información son cada vez más accesibles a personas con pocos conocimientos.

"Nos encontramos en un momento complicado en lo que a seguridad se refiere. El conflicto armado en Ucrania empezó hace un año y, con él, también la batalla en el ciberespacio. De hecho, la creciente amenaza de una ciberguerra de mayores dimensiones es uno de los aspectos que más preocupa a las organizaciones", alerta Francisco Valencia, director general de Secure&IT.

Algunas de las principales acusaciones de actos de ciberguerra de Rusia en Ucrania han afectado a páginas web del gobierno ucraniano, a agencias como el Ministerio de Defensa y el Servicio de Seguridad del Estado, a la empresa energética ucraniana Ukrenergo, plantas de tratamiento de agua e incluso al Parlamento del país europeo.

Y las amenazas pueden ir más allá.

"Nada sobre lo ocurrido en Ucrania es intrínsecamente específico de la infraestructura ucraniana, puede ocurrir en todas partes. El impacto de un ataque puede ser diferente en otras naciones, pero la metodología de ataque, tácticas, técnicas y procedimientos son empleables en infraestructuras de todo el mundo", advierte Víctor Deutsch, experto en ciberseguridad en IMMUNE Technology Institute.

Pese a las graves amenazas iniciales, lo cierto es que el aumento de las amenazas procedentes de Rusia no ha causado un desequilibrio en el panorama internacional de la ciberseguridad en 2022. 

 

"A pesar de las expectativas, hasta el momento no se ha producido ninguna ciberguerra ni ciberataques masivos contra Ucrania. En caso de haberse intentado, no se tiene conocimiento de ellos o han sido repelidos con éxito", destaca Roberto Lara, director del SOC de BeDisruptive.

El experto asegura que Ucrania ya ha sufrido ciberataques en el pasado y que ya estaba preparada en el campo de batalla de la ciberseguridad, y que la cooperación internacional también ha sido de ayuda en forma de materiales, tecnologías y conocimiento.

"Si algún grupo enviara un ataque muy potente, lo normal sería que fuese un tanto descontrolado con lo que podría afectar al propio atacante", afirma Lara como posible razón de que Rusia no haya ciberatacado a Ucrania con más ahínco.

La inflación provoca un desplome histórico de las ventas de dispositivos como smartphones y PC

Consumidores en una Apple Store en Pekín, China.
Consumidores en una Apple Store en Pekín, China.

Reuters

Seguramente la consecuencia más tangibles de la guerra de Ucrania a nivel internacional sea que, con las restricciones de exportación del gas y del petróleo ruso, la inflación se ha disparado desde febrero del año pasado en todo el mundo.

Esto se ha trasladado al sector de la tecnología, donde algunos productos se han lanzado a precios más altos, como el iPhone 14, con precios de entre 100 y 160 euros más caros en España por la caída del euro con respecto al dólar. 

Pero en general, los precios no han subido en los productos de tecnología de consumo a las tasas que hemos visto en otros sectores. Entonces, ¿por qué digo es una de las mayores consecuencias de la guerra?

El verdadero impacto de la inflación es que, debido a las subidas en los precios de todo, desde la energía a los alimentos, a los consumidores les queda menos dinero a final de mes y una de las cosas que han recortado es su gasto en dispositivos tecnológicos.

 

Las ventas de smartphones en todo el mundo cayeron un 12% durante el año pasado hasta los 1.200 millones de unidades, según datos de Canalys, con los peores datos en el mercado europeo en un cuarto trimestre en la historia, en un contexto en el que se teme que muchos países entren en recesión económica.

El desplome de los ordenadores ha sido aún más histórico. Tras un 2021 de récord gracias al teletrabajo, el mercado de PC cayó un 16% en unidades durante el año 2022, con un descenso estrepitoso del 29% en el último trimestre del curso, de nuevo según el analista Canalys.

En esta caída no queda muy claro si el peso más grande que ha tirado hacia abajo ha sido el de la inflación o el final del efecto del COVID-19 en la economía, y los propios expertos no se ponen de acuerdo del todo.

"Ha sido una combinación del incremento de ventas de dispositivos durante la pandemia, los cuales han adelantado esa compra, y la reducción del poder de compra asociada a la inflación", asegura Luis Ríos.

"Si bien tanto la guerra como la pandemia de COVID-19 pueden haber contribuido a la disminución de las ventas de dispositivos, es probable que haya múltiples factores en juego", sostiene por su parte Miguel Ángel Castillo, Cybersecurity Team Leader de Innovery España.

Además de los efectos para los consumidores, la inflación causa que los costes de producción de los fabricantes tecnológicos aumenten, que la inversión se reduzca porque las empresas tienen más difícil acceder a capital, que la competencia sea mayor porque la demanda baja y que los mercados emergentes sean los que más perjudicados se vean.

"La alta inflación puede tener un impacto significativo en la competitividad y las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la industria de la tecnología, tanto a nivel nacional como internacional", alerta Castillo.

Por contra, hay otros expertos que se resisten a ver una correlación entre la guerra y la inflación, ya que la subida de precios en tecnología se produjo antes que en el resto, debido a la crisis de semiconductores y componentes durante la pandemia.

"El origen de la inflación no está en la guerra. Tampoco ha tenido un impacto negativo sobre la tecnología. Al contrario, la inflación ha hecho que se haga aún mayor y más eficiente el uso de la tecnología", asevera Valencia, de Secure&IT.

La bajada de ventas y la caída de los mercados repercuten en las big tech: llegan los despidos masivos

Ilustración sobre despidos

Getty

Quizá suene un tanto aventurado que te diga que Putin puede tener la culpa de algunos de los despidos que están teniendo en la actualidad... pero justo eso es lo que te quiero contar.

La bajada en las ventas de dispositivos, junto a la inestabilidad en los mercados por la guerra de Ucrania, ha hecho que las acciones de gigantes tecnológicos internacionales hayan bajado de forma importante durante 2022.

Y con estas bajadas en los mercados llegan los resultados económicos, y las big tech, una máquina de hacer dinero durante la pandemia, empiezan a perder ingresos y a ahorrar en gastos a través de múltiples despidos masivos que han afectados a miles de personas en todo el mundo.

Con 18.000 personas despedidas, Amazon es la empresa que más plantilla ha recortado en el sector en los últimos meses, y le siguen Google, con 12.000 empleados despedidos, y Meta, la matriz de Facebook, que ha recortado 11.000 puestos de trabajo.

Hay algunos expertos que comparten que hay una correlación entre estos despidos y la guerra, al menos en cierto sentido.

"Creo que habría sido más paulatino y no habría sido durante el último año tan concentrado [de no ser por la guerra]", mantiene Selva Orejón, profesora de EAE Business School y CEO de onBRANDING.

 

"Las tensiones geopolíticas y la incertidumbre pueden generar volatilidad económica, lo que puede afectar la rentabilidad y las perspectivas de crecimiento de las empresas tecnológicas. Esto puede conducir a medidas de reducción de costes como los despidos", coincide Castillo.

Pese a ello, hay varios expertos que no creen que la guerra tenga nada que ver con los despidos, sino más bien el crecimiento exagerado que muchas compañías tecnológicas tuvieron durante 2020 y 2021 por la pandemia, años en las que incrementaron notablemente sus cifras de plantilla.

Tanto Ángel Barbero, profesor de EAE Business School, como Francisco Valencia coinciden en señalar el "sobredimensionamiento" de las empresas tecnológicas tras la fiebre pandémica. Estas empresas "pensaban que sus servicios se iban a consumir de forma más masiva y no ha sido así", según el experto de Secure&IT.

Las cadenas de suministro pasan de no dar abasto a tener exceso de stock, y las marcas chinas incluso han hecho dumping de inventario en Rusia.

Fábrica de móviles en Egipto.
Fábrica de móviles en Egipto.

Reuters

Un hecho como una guerra no solo afecta a los países implicados, sino que toda la cadena de producción y consumo internacional siente los efectos. Y esto es algo que se nota especialmente en las cadenas de suministro tecnológicas.

El principal efecto en las cadenas globales de la guerra de Ucrania es precisamente el encarecimiento de la energía, según Luis Ríos, de ESIC. Desde fábricas a transportes notan que la factura de la luz y del combustible es más alta que hace un año.

9 de cada 10 fabricantes y distribuidores aseguran haber sufrido ese encarecimiento de las materias primas y de los costes energéticos según datos del estudio Perspectivas para la cadena de Suministro de Gran Consumo de AECOC.

Pero sobre todo, ha cambiado la forma en la que se gestionaban los inventarios de las cadenas de suministro con respecto a solo un año. A principios de 2022, la crisis de los semiconductores y la mayor demanda habían hecho que el problema fuese que no se fabricaba suficiente.

Hoy, la situación ha cambiado radicalmente, y algunos fabricantes han producido niveles de stock muy altos que no son capaces de vender, un problema nefasto para la logística y la economía de las empresas que parece que será norma durante 2023.

"El 2023 se prevé que sea un año con importantes retos a nivel logístico y de aprovisionamiento. Las empresas van a tener que hacer frente a la obligación de tener que contener el gasto de aprovisionamiento y evitar la pérdida de márgenes. Según nuestros datos las empresas destinan más del 50% de sus ingresos al gasto con proveedores", asegura Rosario Piazza, CEO de Fullstep.

Las empresas del sector de tecnología son, además, de las más tensionadas de todas en cuanto a suministro.

"Ahora el factor principal a la hora de encontrar abastecimiento es justamente ese: encontrar suministro, ya que no contar con recursos supone parar la producción y eso es sumamente caro para una empresa. El precio se convierte en la segunda derivada clave", explica Piazza.

Pero resulta que la guerra no es mala para todas las empresas, como los fabricante chinos de móviles. Estas compañías, entre las que destacan Xiaomi, realme y Transsion, están haciendo uso de una práctica conocida como el dumping de stock.

Explicado llanamente, hacer dumping de inventario consiste simplemente en enviar miles o millones de unidades a un mercado desabastecido, como en este caso es el ruso, tras la salida de marcas estadounidenses como Apple y occidentales como Samsung al principio de la guerra. Esta práctica baja los beneficios, porque los precios acaben siendo más bajos, pero al menos evita males mayores.

Otros expertos descartan que el efecto haya sido muy grande en el sector tecnológico en concreto, "porque Rusia no es uno de los principales proveedores de componentes digitales sino más bien un consumidor", según Ángel Barbero, de EAE.

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