Compartir cama ha sido la costumbre más extendida dentro de las relaciones de pareja, una forma de compartir cercanía e intimidad que se ha arraigado en la sociedad con el paso de los años. De un tiempo a esta parte, eso sí, se ha puesto en tela de juicio, surgiendo voces que abogan por alejarse un poco y utilizar camas separadas, pero, ¿y si se fuese un paso más allá?

Basándose en la tradición, se puede pensar que no compartir dormitorio debe considerarse una práctica fría y distante pero, ¿y si en realidad dormir en habitaciones separadas pudiera salvar tu relación de pareja?

 Aquí van 5 razones por las que merece la pena tomarse esta alternativa muy en serio. 

Tener una mayor intimidad

Si alguna vez has convivido en pareja, seguramente lo tengas claro: contar con tu propio espacio es importante. Al contrario de lo que se suele pensar, dormir en habitaciones separadas no implica una falta de intimidad. De hecho, puede preservar y mejorar la conexión emocional. 

Al tener espacios individuales, las parejas pueden apreciar y buscar la compañía del otro de manera consciente y deseada, en lugar de sentir que compartes la cama por obligación y rutina. 

Evitar problemas y discusiones

Dormir en camas separadas te va a ayudar en algunos sentidos, como no pelearte con tu pareja por la almohada o elegir si quieres echarte las sábanas o no. Y no son los únicos problemas a evitar.

Ya sea ronquidos, insomnio o ritmos circadianos diferentes, la individualidad en el espacio para dormir permite que cada pareja maneje sus horas de sueño de una forma más personal.

Aumentar la independencia

Dormir con tu pareja cada noche puede implicar la obligación de seguir una serie de rutinas, como acostaros ambos a la misma hora, aunque los horarios de uno y de otro sean diferentes. De lo contrario, al acostarte, levantarte antes o después y ese tipo de cosas puede perjudicar el descanso de la otra persona. 

Además, dormir en habitaciones separadas fomenta la independencia y la autonomía, permitiendo que cada persona tenga su propio espacio, tiempos y manías.

El factor sorpresa

Conviene insistir en ello, porque es una realidad: la rutina es uno de los grandes enemigos de las relaciones románticas. Sobre todo cuando ya llevas un tiempo con tu pareja y la confianza campa a sus anchas. Para qué negarlo, muchas veces estar en la cama de cualquier manera no es el colmo del erotismo. 

En cambio, dormir en habitaciones separadas te da la oportunidad de planificar momentos sorpresa o gestos cariñosos de manera más intencional. La ausencia de la presión de compartir la misma cama todas las noches permite que las sorpresas románticas florezcan de manera natural.

Descansar bien, lo fundamental

Todas estas razones para dormir en habitaciones separadas no tendrían demasiada importancia (aunque las tengan) si no fundamentaran en una principal: descansar mejor. Porque, nos guste o no, lo cierto es que al dormir solo y a tus anchas es mucho más habitual que el sueño resulte más reparador e ininterrumpido. 

Una buena noche de sueño es esencial para la salud física y mental, y al priorizar el bienestar individual, se sientan las bases para una relación más saludable.