Congelar el es truco más efectivo para ahorrar en tiempo y comida. Tu congelador te vita desperdicios cuando has hecho muchas raciones o comprado demasiado. También es idóneo si eres de los que cocina para toda la semana y después va sacando en función del día.

La congelación mantiene la comida segura casi indefinidamente, pero es importante saber que si bien disminuye la velocidad de deterioro de los alimentos, no la detiene. Es decir que el frío (al menos  -18ºC) evita que los patógenos se multipliquen pero no los elimina, —como sí hace el cocinado a altas temperaturas—. Por lo que deberás prestar atención cuando lo descongeles, mejor en la nevera que en la encimera. Y consumir en poco tiempo.

Ahora bien, aunque sea un proceso sencillo, no es solo abrir la bandeja y meter sin más la comida. Congelar correctamente supone tener en cuenta algunas pautas. No amontonar los alimentos, guardar en envases herméticos... son algunos de los consejos que no hay que olvidar.

¿Se puede congelar un alimento que ya ha sido congelado? Descubre los posibles riesgos

Además es importante saber que no todas las comidas pueden congelarse. Mientras que aconsejable que tu pescado pase por el congelador para evitar el riesgo de anisaki este viaje puede afectar más a otro tipo de alimentos. No es que hacerlo te ponga en riesgo pero su calidad, textura, sabor se verán más alterados.

Qué alimentos no deberías congelar

Huevos con cáscara

Los huevos frescos, incluso aquellos con cáscara limpia y sin fisuras, pueden contener una bacteria llamada Salmonella capaz de generar intoxicación alimentaria. 

Puedes congelar los huevos, incluso por un periodo de un año de acuerdo a la guía de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Pero según esta nunca debes congelar los huevos frescos con la cáscara ya que el contenido se expandirá al congelarse por lo que pueden romperse.

Por lo que para hacerlo debes cascarlos y batir las yemas y las claras. Esto debe realizarse en un recipiente inocuo y asegurándose de usar utensilios limpios, además de tener las manos bien lavadas previamente. Después pasar la mezcla al congelador en un envase hermético.

Mayonesa y otras salsas

Puedes congelar tu mayonesa casera, eso sí debes hacerlo cuando se encuentre lo más fresca posible. Pero no es conveniente porque al descongelar se quedará acuosa y granulada. Es posible que incluso se separe, corte aseguran desde el Centro Estadounidense para la Conservación de Alimentos Caseros.

Lo mismo para otras salsas como bechamel, salsa rosa, cremas agrias, o cualquier otro aliño.

Patatas

Las patatas tampoco se verán muy favorecidas al congelarse. Tanto si están horneadas, asadas como si forman parte de un guiso, según el organismo especializado al volver a comerlas estarán quebradizas, acuosas y harinosas.

Quesos

Algunos tipos soportan mejor el proceso, pero en general todos ellos se verán afectados en su sabor y textura. En especial los quesos blancos ya que llevan una porción más elevada de agua. Los quesos curados y semis son los que mejor aguantan la congelación al tener menor cantidad, aconsejan desde QueseríasChaves.

Ciertas verduras

Repollo, apio, berros, pepinos, escarola, lechuga, perejil, rábanos, según el Centro Estadounidense para la Conservación de Alimentos Caseros no deberías meterlos en el congelador. La razón es que este proceso les afecta en especial, por lo que al descongelar se quedarán flácidos y rápidamente desarrollarán color, aroma y sabor oxidados.