Cómo cambia el mercado laboral en vacaciones: el primer verano con los cambios de la reforma laboral en marcha

Chiringuito ubicado en Barcelona.
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Reuters

El verano no siempre es sinónimo de vacaciones. Al contrario, para muchas personas en España, junio marca el pistoletazo de salida de la temporada con más trabajo de todo el año.

"En verano, las cifras de paro mejoran mucho. Ya comenzando la Semana Santa, el sector turístico, que tiene un peso enorme en la economía, se ha estado recuperando", afirma Esther González, profesora de EAE Business School.

Cuando llega la temporada alta vacacional, la economía se transforma radicalmente: cae el paro y la afiliación se dispara. No sólo el consumo cambia en verano. Cuando la economía se va de vacaciones, el mercado laboral da un giro.

Es normal, teniendo en cuenta que España es un país donde el turismo mueve 152.000 millones de euros y genera alrededor de 200.000 puestos de trabajo, siendo el segundo sector que más empleo crea, después del comercio.

"En junio, julio y mediados de agosto, el turismo experimenta un fuerte aumento y eso se observa en la evolución del empleo y de la economía", apunta José Ignacio Conde-Ruiz, doctor en Economía por la Universidad Carlos III, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Complutense y subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

Pero el efecto ha sido todavía más potente en 2022, cuando la previsión de un verano histórico espolea los últimos datos de empleo. De hecho, si la economía española se salva de una recesión este año, será gracias al empujón del sector turístico al Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre.

"Las previsiones para el mercado laboral este verano son buenas por la fortaleza esperada del turismo y por la inercia que de momento lleva la economía, dado su elevado potencial de normalización pospandemia, con el empleo de junio creciendo muy bien, cerca del 5% anualizado", afirma Leopoldo Torralba, economista sénior de Arcano.

En junio, coincidiendo con el arranque de la temporada veraniega, el paro cayó en 42.409 personas y alcanzó su nivel más bajo desde octubre de 2008, al inicio de la crisis financiera.

La perspectiva de una campaña como las que había antes de la pandemia, sin restricciones y con el regreso de buena parte del turismo internacional, empujó la contratación hasta el mayor aumento de la serie en un mes de junio, sólo superado en 2005 por el plan de regularización de inmigrantes, y en 2021, coincidiendo con la reactivación del empleo tras el fin del estado de alarma.

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"Somos uno de los países de Europa donde el turismo tiene más peso en la economía", apunta González. Y precisa: "Crece todo lo vinculado al turismo, al sector hotelero y de viajes, pero también suben el retail y el comercio porque una parte de la plantilla está en vacaciones, y por eso aumenta la contratación, para cubrir esas vacantes".

Sectores como alojamiento u hostelería experimentan incrementos importantes de la afiliación en los meses de verano, pero ese repunte en la creación de empleo se limita a 3 o 4 meses en todo el año. Dada la elevada estacionalidad inherente a esta industria, añade González, "no podemos ofrecer trabajo a un volumen muy importante de personas durante todo el año".

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"Históricamente, el periodo de verano se asocia a un incremento de la ocupación en los sectores de actividad más relacionados con el turismo. Por ejemplo, en el segundo trimestre de 2019 se crearon más de 330.000 empleos netos respecto al trimestre anterior, de los que algo más de 160.000 estaban en el sector de la hostelería", ilustra Ángel Martínez, research assistant de EsadeEcPol. 

Sin embargo, este tipo de nuevo empleo eleva mucho la temporalidad, que "suele repuntar en el segundo trimestre por las contrataciones para la campaña de verano", añade Martínez, elevando la temporalidad alrededor de un punto porcentual.

'Vacaciones forzosas' para los profesores interinos

Pero el turismo no es el único sector que transforma el mercado laboral en los meses de verano. La llegada de la temporada estival también afecta a la actividad de uno de los sectores con más vacaciones: el educativo.

Es casi tradición en España que, si eres interino en educación, te tomes unas vacaciones forzosas llegado el verano. Los contratos de interinidad en educación experimentan un bajón generalizado en cuanto llega el mes de junio, coincidiendo con el inicio de las vacaciones escolares. 

Basta con ver los datos de bajas de afiliación a la Seguridad Social:

"Por lo general, junio no es tan bueno en afiliación porque se van muchos profesionales del sector educativo, mientras que en septiembre se atenúan los datos porque estos vuelven a incorporarse", explica Conde-Ruiz.

El primer verano con la nueva reforma laboral

Este será el primer verano desde que los cambios introducidos por la nueva reforma laboral entraron en vigor. En abril empezaron a aplicarse las limitaciones a los contratos temporales, mientras que los de obra o servicio dejaron de existir a finales de junio.

Teniendo en cuenta que, precisamente por su carácter estacional, verano era la época del año en la que más se tiraba de este tipo de contratación, ¿cómo puede afectar al mercado laboral este cambio?

"La reforma laboral sustituye el empleo temporal por fijos o fijos-discontinuos", señala Conde-Ruiz. Teniendo en cuenta que la norma fomenta la sustitución del antiguo temporal por el fijo-discontinuo, añade, "no debería de existir un comportamiento distinto al que teníamos antes". 

La reforma laboral puede combatir la temporalidad, pero no la estacionalidad inherente a algunos sectores, como el turismo. Por eso en 2022 aumenta la contratación indefinida, pero a medias.

En el primer trimestre del año, la firma de contratos fijos-discontinuos (una figura poco utilizada antes de la reforma) se disparó un 824% y, en junio, supusieron el 43% de todos los contratos indefinidos firmados en ese mes.

El fijo-discontinuo es un tipo de contrato indefinido, con la particularidad de que sirve para trabajos que se desarrollan de forma intermitente. Por ejemplo, el empleado de un hotel que sólo trabaja en temporada alta. Con este contrato formaría parte de la plantilla de forma fija, pese a no trabajar todo el año, y la empresa estaría obligada a llamarle cada vez que inicie su actividad.

"Como ahora es más complicado hacer contratos temporales, y la mayoría de empresas turísticas no pueden optar por contratos de 12 meses porque no tienen actividad todo el año, crecerán los fijos-discontinuos: la empresa te llamará todas las temporadas, pero trabajarás menos de medio año y, pasado ese tiempo, seguirás yendo al paro", coincide González.

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Además de los fijos-discontinuos, aclara Martínez, sí hay empresas que pueden seguir firmando algunas tipologías de contrato temporal: "La introducción de la reforma laboral, que eliminó de facto los contratos temporales por obra y servicio, aún reconoce la posibilidad de celebrar contratos temporales por causas de la producción o sustitución". 

"La reforma contempla la posibilidad de extender contratos temporales para cubrir incrementos de producción (por una mayor demanda). Se limita a un periodo máximo de 90 días anuales (no continuados)", coincide Marta Bengoa, catedrática de Economía Internacional en City University of New York y vicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Comercio Internacional y Finanzas de EEUU.

"Por lo tanto, en época estival el sector turístico podría navegar los picos de demanda vía contratación temporal", añade.

A efectos prácticos, por tanto, las empresas podrán seguir creando empleo en verano, por lo que la reforma laboral no tiene por qué afectar negativamente a los datos este verano, a pesar de haberse puesto trabas a la temporalidad, que es la reina del periodo estival. 

Sin embargo, solucionar el problema de la temporalidad no es lo mismo que poner remedio a la estacionalidad y es aquí donde la reforma laboral no cambia nada porque se trata de un problema estructural del tejido productivo español. 

"En verano no tenemos problema de empleo, el problema viene cuando se pasa la temporada alta. El gran reto de España sería minimizar la temporalidad e incentivar sectores que dan trabajo 12 meses al año y no 6", destaca González.

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