Cómo quitar el olor a tabaco de la ropa sin utilizar la lavadora: 5 remedios caseros con los que parecerá que no has fumado

Fumar es un hábito que conviene abandonar lo antes posible. Tu salud se ve seriamente afectada por culpa de la adicción a la nicotina, siendo causa de enfermedades graves.

Pero además del daño para la salud, el tabaquismo produce otro tipo de molestias, por ejemplo, el mal olor que dejan en el ambiente o en la ropa.

Si has estado fumando en casa seguro que sientes la necesidad de abrir las ventanas para expulsar el mal olor. Lo mismo sucede con la ropa.

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El humo del tabaco se pega a las prendas y en ocasiones parece que el olor no se va a ir jamás. Esto puede causar una mala impresión en los demás, sobre todo en los no fumadores.

Y las personas que no han probado el tabaco tampoco se libran de esto: al relacionarte con otras que sí lo hacen te pega el mal olor en la ropa.

Lo primero que piensas en estas situaciones es en poner una lavadora, sin embargo, en el caso de que te ocurra con mucha frecuencia (o todos los días), es mejor buscar otras soluciones.

A continuación, se muestran 5 trucos caseros con los que puedes desprenderte del olor a tabaco sin tener que poner una lavadora.

El truco más fácil y eficaz: tender la ropa

Esta es la opción más obvia de todas, aunque quizás no se te había pasado por la cabeza. Tender la ropa al aire libre te ayudará a eliminar el olor del tabaco.

Eso sí, esta solución sólo es válida si no está lloviendo, y además será de gran ayuda que haga viento y que el ambiente sea más o menos frío.

Cuanto más corra el aire, mejor será el efecto de este remedio. No tengas prisa: puede tardar varias horas en hacer efecto.

El bicarbonato de sodio es tu mejor aliado

El bicarbonato tiene tantos usos y beneficios que siempre conviene guardar un bote en casa. También sirve para quitar el olor a cigarrillo de la ropa.

Pero ándate con ojo: no es necesario que lo extiendas por encima de la prenda que huela mal. Basta con extender la ropa sobre una superficie plana y dejar un tarro con bicarbonato justo al lado.

De este modo, el bicarbonato acabará absorbiendo el rastro a nicotina que tiene la ropa. También sirve con el resto de malos olores.

El vodka te puede ayudar

Seguro que no habías pensado en esta alternativa. El vodka tiene más usos que el de proporcionarte un feliz estado de embriaguez.

En concreto, puede serte realmente útil para quitar el rastro a tabaco y otros malos olores, pues el vodka es capaz de deshacerse de las bacterias que los provocan.

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En cualquier caso, no te pases de listo: si echas demasiado vodka en la ropa dejarás de oler a tabaco... pero apestarás a alcohol; será peor el remedio que la enfermedad.

En realidad basta con unas gotas sobre una camiseta, unos pantalones o un jersey para conseguir el efecto que buscas.

Otro clásico de los remedios caseros: el vinagre blanco

Si tienes vinagre blanco en casa es momento de aprovecharlo: te va a servir para desprenderte de ese molesto hedor a humo.

Ojo, al igual que con el bicarbonato este truco no se lleva a cabo inundando tu ropa. De hecho, ni siquiera es necesario que el vinagre entre en contacto con ella.

Lo que tienes que hacer es llenar una bañera con agua caliente, aplicar sobre ella un par de tazas con vinagre blanco y colocar la ropa cerca de esta mezcla. 

Una opción muy cómoda es la de colgar la prenda en el mango de la ducha, cerrar la puerta del aseo y esperar unas horas. 

El vapor que se genera es una combinación de agua caliente con el vinagre blanco, y poco a poco irá liberando a tu ropa de los malos olores.

La solución más extrema: congelar la ropa

Este truco puede parecer muy extremo, y quizás lo sea, pero desde luego resulta efectivo.

Al igual que dejar la ropa al aire libre te ayuda a quitar el rastro a tabaco, meter unos pantalones o una camiseta en el congelador te va a librar de olores indeseables.

Introduce la prenda en cuestión dentro de una bolsa, espera 45 minutos y vuélvela a sacar. Parecerá que no has fumado nunca. El frío extremo es capaz de purgar las bacterias.

[Fuentes: El Español, Semana}