Si tu salario no aumentó un 8,4% en 2022, la inflación ha ganado la batalla: técnicamente te han recortado el sueldo

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  • En 2022 los precios subieron un 8,4%, pero los salarios apenas han crecido un 2,7%, lo que significa que, en términos reales, los trabajadores han perdido un 5,7% del sueldo.
  • El coste de vida crece 4 veces más que los salarios para pagarla como consecuencia de la inflación.

Que la inflación está agujereando el bolsillo de los hogares españoles es algo que el consumidor viene experimentando en primera persona desde hace ya más de un año. Pero, ¿en qué se traduce esa pérdida de poder adquisitivo?

Básicamente, en que si no te han subido el salario un 8,4% en 2022 (y, atendiendo a las estadísticas, es muy probable que no haya sido así), quiere decir que estás perdiendo dinero y tu jefe no está compensando esa diferencia. En otras palabras: te han recortado el sueldo.

En los últimos 12 meses, los precios han subido un 8,4%, según la media anual de la variación del IPC del INE. Los salarios pactados por convenio, en cambio, apenas crecieron un 2,69% hasta noviembre de 2022. Lo que significa que, en términos reales, los trabajadores han perdido un 5,7% de su salario por la inflación.

De hecho, para el 52% de los trabajadores que firmaron convenios colectivos, esa subida fue inferior al 2%.

Eso significa que el coste de vida crece más de 4 veces más que los salarios para pagarla, y que, aunque los trabajadores vean en sus nóminas cifras superiores a las del año pasado, en realidad no pueden permitirse más cosas, dado el aumento de los precios en el conjunto de la economía. 

La vida es cada vez más cara, pero el dinero que entra en casa apenas varía. A pesar de que la inflación lleva meses creciendo y cierra 2022 con una tasa no vista desde la crisis del petróleo de los años 80, los salarios no crecen al mismo ritmo. El resultado es que los trabajadores pierden poder adquisitivo a toda velocidad. 

No en vano, en 2022 se extendió una oleada de malestar social, sucediéndose protestas laborales, en varios sectores y empresas, en forma de huelgas, paros, manifestaciones, comunicados y discusiones para pedir mejores condiciones laborales en general, y mayores salarios —incluso indexados a la inflación— en concreto. Una de las últimas fue la protesta del personal de Inditex en A Coruña.

Manifestación por subida salarial, Zara

España se ha convertido, de hecho, en una de las economías avanzadas donde más cayeron los salarios en términos reales, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). "El crecimiento de los salarios reales en España cayó bruscamente en 2021, y se prevé que siga cayendo un 4,4% en 2022", avisó la OCDE.

El dato de España "representa uno de los descensos más fuertes de los salarios reales observados entre los países de los que se dispone de datos", advierte el organismo. 

El incremento medio del 2,69% está por debajo de la subida del 3,6% acordada entre Gobierno y sindicatos para el salario mínimo interprofesional (SMI) en 2022, y todo apunta a que también será menor que la que se apruebe para 2023, cuyo porcentaje todavía se está negociando, pero podría estar entre el 4,6% y el 8,2%. 

La cifra está algo más en línea con las directrices marcadas en el Acuerdo Interconfederal para el Empleo y Negociación Colectiva (AENC) 2018-2020, que planteaba subidas salariales del entorno del 2% más un punto porcentual ligado a conceptos como la productividad, los resultados empresariales y el absentismo laboral.

El peligro de las presiones salariales, avisan los economistas y organismos como el Banco de España, es que los incrementos de sueldo arrastren a la economía a una espiral inflacionista precios-salarios.

Esta espiral básicamente consiste en que los trabajadores piden aumentos para compensar la pérdida de poder adquisitivo. Para hacer frente al coste laboral que implican esos aumentos, las empresas tienen que subir precios, de manera que los trabajadores siguen perdiendo poder adquisitivo, y piden nuevos aumentos, y así hasta el infinito. 

Esta es la razón por la que se recomienda llegar a un pacto de rentas entre sindicatos y empresarios, que fije unas subidas concretas y permita repartir los costes de la crisis de precios.

ilustración deuda barco naufragio

Los sindicatos pedían a los empresarios un aumento salarial del 3,5% en 2022, muy por debajo de la inflación, pero a cambio de incluir una cláusula de revisión salarial. Los empresarios aceptan esta subida, pero sin cláusula de salvaguarda.

La cláusula de garantía salarial es una herramienta para evitar pérdidas de poder adquisitivo, de manera que, al terminar el año, cuando se sepa cuál ha sido la subida media de la inflación, los salarios recuperen la diferencia entre la subida pactada y la inflación. En la práctica, sería como indexar los salarios a la inflación media anual con efecto retroactivo.

En todo caso, hay que tener en cuenta que la mayor parte de los convenios registrados hasta agosto se firmaron en años anteriores, aunque tengan efectos en 2022, y que éstos afectaron a poco más de 7 millones de trabajadores, una pequeña parte del mercado laboral.

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