¿Qué diferencia hay entre anemia y ferropenia?

Anemia

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  • La ferropenia alude a la deficiencia de hierro en el organismo, pero no siempre es sinónimo de anemia. 
  • Estas son las diferencias entre anemia y ferropenia, las causas de cada una y cómo prevenirlas o abordarlas.

Aunque la ferropenia es una causa común de la anemia ferropénica, estos conceptos no son intercambiables: estás a punto de conocer el significado de cada término, sus consecuencias para tu organismo y cómo evitar la deficiencia de hierro a través de una buena alimentación

Según datos de Statista, por cada 1.000 personas entre 65 años de edad o más tratadas en 2017 dentro del Sistema Nacional de Salud español, aproximadamente 17 padecía anemia ferropénica. En las edades comprendidas entre los 35 y los 64 atendidas, aproximadamente 10 padecían este tipo de anemia.

Pero hay que comenzar por el principio.

¿Qué es la anemia?

El National Heart, Lung and Blood Institute de los Centros Nacionales de Salud de Estados Unidos la define así: la anemia es una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos, por lo que el organismo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno.

Las consecuencias de la anemia abarcan el cansancio, la debilidad, la dificultad para respirar, los mareos, los dolores de cabeza y los latidos cardiacos irregulares. 

¿Qué es la ferropenia?

La ferropenia es la deficiencia o déficit de hierro, y quiere decir que tu organismo tiene un recuento bajo de este mineral. La carencia de hierro es la deficiencia nutricional, tanto que se estima que alrededor del 25% de la población mundial padece ferropenia.

¿Cuál es la principal diferencia entre ferropenia y anemia? Que no todos los tipos de anemia tienen la ferropenia como origen. La más común y frecuente sí que guarda relación: es la anemia ferropénica, que ocurre cuando las reservas de hierro se agotan más rápido de lo que pueden reponerse. 

Síntomas de la anemia ferropénica

  • Fatiga y debilidad 
  • Piel pálida o amarilla 
  • Manos y pies fríos 
  • Mareos
  • Dolor de cabeza 
  • Dolor torácico 
  • Dificultad para respirar y ritmo cardiaco acelerado 
  • Uñas quebradizas o en cuchara 
  • Grietas en las comisuras de los labios 
  • Lengua dolorida 
  • Sonido fuerte o "silbante" en el oído 

Entre las causas más comunes de la anemia ferropénica están la mala absorción de hierro, la carencia de este nutriente en la alimentación, una demanda más elevada de hierro —durante la lactancia o el embarazo—, o sangrados —por menstruaciones abundantes, varices esofágicas, úlceras, varios tipos de cáncer o uso prolongado de determinados medicamentos—.

Algunas enfermedades intestinales y autoinmunes pueden dificultar la correcta absorción del hierro, como la celiaquía, la enfermedad inflamatoria intestinal, las diarreas crónicas o la enfermedad de Crohn, así como determinadas cirugías y exceso de medicamentos que contengan tetraciclina. 

¿Se puede tener ferropenia sin anemia y viceversa?

Sí, puedes tener ferropenia o anemia independientemente la una de la otra. Sin embargo, la ferropenia siempre conduce a la anemia si no se aborda de una forma eficaz, puesto que con el tiempo el organismo agota progresivamente sus reservas de hierro. 

Por otra parte, existen otros tipos de anemia al margen de la anemia ferropénica. Según recoge Medline Plus, son los siguientes: 

  • Anemia por deficiencia de vitamina B12
  • Anemia por deficiencia de folato (ácido fólico)
  • Anemia por deficiencia de hierro
  • Anemia por enfermedad crónica
  • Anemia hemolítica
  • Anemia aplásica idiopática
  • Anemia megaloblástica
  • Anemia perniciosa
  • Anemia drepanocítica
  • Talasemia

También existe la anemia falciforme, la cual forma parte de un grupo de trastornos hereditarios conocido como "enfermedad de células falciformes" y que afecta a la forma de los glóbulos rojos.

Como ves, la anemia no siempre está relacionada con el hierro. Puede estar causada por otras deficiencias nutricionales como la B12 o la B9, además de por trastornos genéticos que afectan a los glóbulos rojos, la médula ósea u otras partes de la sangre. Esto incluye glóbulos rojos anormales: demasiado grandes, demasiado débiles, demasiado pequeños, demasiados o insuficientes en cantidad.

La anemia ferropénica tiene 3 fases

  • Etapa 1: Las reservas de hierro están agotadas y no entra mucho hierro nuevo, pero los glóbulos rojos todavía no se han visto afectados. 
  • Etapa 2: El proceso normal de producción de glóbulos rojos, también conocido como eritropoyesis, lo cual se conoce como eritropoyesis ferropénica. Aparece cuando hay una disminución en la producción de eritrocitos o se destruyen más rápidamente por pérdidas de sangre, hemorragias o déficit nutricionales.
  • Etapa 3: El cuerpo carece de suficiente hierro para producir hemoglobina, lo que provoca que la concentración de hemoglobina caiga por debajo del rango saludable. Aparece la anemia ferropénica.

Recuerda acudir al médico ante la aparición de síntomas de anemia, e incluir en tu alimentación numerosas fuentes de hierro como las legumbres, los huevos, el hígado, la carne roja y magra, las ostras, el salmón, el atún, las uvas pasas, el tofu, el sésamo, el brócoli, las almendras, la espinaca, la col rizada o los espárragos.

Además, los alimentos ricos en vitamina C —como el pimiento, el tomate o la naranja— aumenta la absorción de hierro. 

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