Lo de pasarse horas pegado al teléfono hablando es un hábito del pasado. Las nuevas generaciones prefieren comunicarse vía mensaje directo a través de redes sociales y WhatsApp. Sin embargo,  eso no significa que las llamadas telefónicas hayan desaparecido. 

Te llaman de una entrevista de trabajo y por supuesto tu compañía que no deja de anunciarte nuevas ventajas. A veces tu madre también quiere saber cómo te va. Para la mayoría de personas esto no significa más que una charla que afrontar con más o menos interés. Pero para otras hablar por teléfono es algo que su cuerpo y su mente simplemente no pueden tolerar.

La ansiedad telefónica, telefobia o fobia a hablar por teléfono, es un miedo que experimenta alguien al tener que recibir o hacer una llamada y es frecuente entre quienes padecen trastorno de ansiedad social.

Que odies cuando te llaman al móvil o te estés planteando decirle adiós al fijo porque a estas alturas de la historia solo llaman para venderte algo que no quieres no significa que padezcas esta fobia. Las personas con ansiedad al teléfono se ponen muy nerviosas ante una llamada, intentan evitarlas o retrasarlas y se obsesionan con ello cuando deben enfrentarse a una.

Los datos apuntan a que a medida que el teléfono se usa para muchas más cosas que llamar mayor es la ansiedad que genera. Mientras que en 1993, se informó de que alrededor de 2,5 millones de personas en Gran Bretaña tenían fobia al teléfono, una encuesta realizada en 2019 descubrió que el 40% de los baby boomers y el 70% de los millennials la experimentaban.

"Como tienen mucha menos experiencia hablando por teléfono, [ generación Z y los millennials] se sienten menos cómodos. Eso predispone a las personas vulnerables a la ansiedad social, a tener ansiedad si se ven en esa situación" explica a Business Insider Alison Papadakis, directora de estudios psicológicos clínicos de la Universidad Johns Hopkins (EEUU).

Qué genera la ansiedad telefónica

Algunos de los signos que revelan fobia telefónica son una predisposición a evitar hacer o coger llamadas. También preocuparse por lo que se va a decir o se ha dicho y sentir estrés antes, durante y tras la conversación.

Los síntomas físicos pueden incluir náuseas, aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular o falta de concentración, como los vinculados a una crisis de ansiedad.

Las investigaciones sugieren que la ansiedad telefónica está relacionada con la preocupación por lo que otras personas piensa de ellos o el miedo a ser juzgados. 

En una llamada se elimina el apoyo de la comunicación no verbal. "Sin esas señales, la conversación se convierte en un juego de adivinanzas, sin forma de saber si has acertado", explica el psicólogo clínico Alexander Queen, que estudia trastornos de ansiedad en la Universidad de Tufts, a The Cut.

Otro motivo por el que las llamadas telefónicas pueden resultar abrumadoras es la presión que supone ser el centro de atención de otra persona. Tal y como recoge un artículo en The Conversation en las conversaciones cara a cara se dan distracciones externas. En una llamada, no, "lo que puede parecer que seamos el centro de atención para responder a las preguntas de inmediato".

La inmediatez también podría influir de otra manera. Mientras que un mensaje de texto es un espacio seguro que ofrece la posibilidad de tener tiempo para pensar o corregir. En la conversación telefónica debes pensar sobre la marcha, lo que supone un reto para aquellos con temor social.

"Es lo mismo que hablar en público, ir a una entrevista de trabajo u otro tipo de experiencias que inciden en este proceso de evaluación. La gente percibe que quizá no pueda desenvolverse bien en esas situaciones", puntualiza al medio Jeremy Jamieson, profesor de psicología de la Universidad de Rochester centrado en el estrés social y la regulación de las emociones.

Cómo superar tu miedo a hablar por teléfono

Según Very Well Mind, el tratamiento de la ansiedad o la telefobia puede incluir técnicas de terapia cognitivo-conductual (TCC), como la reestructuración cognitiva y el entrenamiento de exposición. 

La primera supone aprender a sustituir los pensamientos negativos por alternativas más constructivas. Por ejemplo, si te preocupa molestar a la otra persona al hacer una llamada telefónica,
hazte ver que esto no es cierto. "¿Por qué iba a coger el teléfono si está ocupado? o ¿Por qué te ha pedido que llamaras si no quería hablar contigo?" son cuestiones que te ayudarán a verlo.

S tu temor es no encontrar las palabras o equivocarte, practica de antemano, pero sin obsesionarte.

El entrenamiento de exposición implica la práctica gradual de conductas progresivamente más difíciles. Puedes empezar llamando a un número donde sabes que siempre salta el contestador, después a un amigo y la siguiente vez a una empresa para hacer una pregunta sencilla.

Mary Jane Copps, quien creó la consultora The Phone Lady para ayudar a trabajadores de la generación Z que temen usar el teléfono aconseja a sus clientes empezar a familiarizarse con el hábito hablando con familiares, amigos y personas que conozcan.

Improvisar en una llamada puede asustar, así que ella recurre también a juegos de rol. "Si la gente no está preparada para contestar al teléfono, establezco un horario en el que les llamo al azar a lo largo del día y mantengo conversaciones para practicar", explica a Business Insider.