Rusia es solo el principio: por qué el efecto dominó del conflicto en Ucrania obligará a Inditex a redefinir su hoja de ruta para 2022

dependiente de Zara

En enero, el consenso de analistas de Bloomberg proyectaba los resultados Inditex hasta 2023. El coloso de la moda anotará un crecimiento palpable tanto en ventas como en beneficios.

En lo que refería al de 2021—el año fiscal de la compañía va del 1 de febrero al 31 de enero—, cuyos resultados se harán públicos el próximo 16 de marzo, los expertos sostenían que el dueño de Zara seguiría por debajo de los niveles de 2019, aunque muy por encima, eso sí, de la debacle de 2020

Las previsiones contemplaban un beneficio de 2.935 millones de euros para 2021, un 62% más que un año antes, pero lejos de los casi 3.640 millones de 2019. Sobre las ventas, las expectativas eran 25.642 millones, un 27,7% más que en 2020 pero un 9,3% por debajo del escenario previo al COVID-19. 

Los ejercicios más dorados serían los de 2022 y 2023, en los que, según la estimación del mercado, el grupo textil igualaría e, incluso, superaría 2019. Un sorpasso al mejor año de su historia. 

Sin embargo, la invasión rusa en Ucrania ha desdibujado por completo este escenario. El conflicto bélico, además de traer traer consigo unas graves consecuencias humanitarias, anticipa un complejo escenario económico mundial al que no escapa Inditex.

El cierre temporal de Rusia solo es el principio

Hasta qué punto es importante Rusia para Inditex se refleja en su último informe de información no financiera, correspondiente al ejercicio 2020, que arroja un resultado antes de impuestos de 86 millones de euros en ese mercado. Un años antes, la cifra se elevó hasta los 229 millones.

El grupo dispone, actualmente, de poco más de 500 tiendas en Rusia, de las cuales, 86 pertenecen a su marca mas importante, Zara. Se trata de una red comercial que emplea a 9.000 personas.

Rusia, pese a formar parte de los países del core business, sería el más pequeño de esos mercados clave, tanto a nivel de Zara como a nivel de grupo. Su facturación, estimaba Credit Suisse, supondría el 6% de las ventas totales.

Ante la evolución del escenario actual, Inditex sucumbía a la presión de otros gigantes como H&M o Mango y decidía cesar temporalmente su actividad en el país. Lo hacía el pasado sábado a través de un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que señalaba que, "en las actuales circunstancias, no podía garantizar la continuidad de las operaciones y las condiciones comerciales en la Federación Rusa". 

Lo decisión llegaba de forma casi obligada: a la imposibilidad de reponer producto vía flete aéreo, se le sumaba el colapso del rublo y la decisión de las empresas de pagos Mastercard y Visa de cesar sus operaciones en el país.

De hecho, fuentes cercanas al grupo ya alertaban entonces de que cualquier decisión era "compleja". Y apuntaban: "Si te quedas el stock, se va quedar obsoleto y, si lo vendes, lo vas a hacer en rublos que no quiere nadie en el mercado".

Un obligado reajuste de previsiones

La guerra en Ucrania obliga a redefinir planes y a revisar los números. Los de Inditex y, por extensión, también los de los analistas.

El consenso estimaba un beneficio de 3.641 millones de euros para la compañía en 2022, en línea con los casi 3.640 millones de 2019.

Las ventas, por contra, se moverían en el horizonte de los 27.800 millones de euros. Antes de la pandemia habían superado la barrera de los 28.000 millones.

Mayor era el optimismo para 2023. El beneficio rondaría los 4.088 millones, casi 450 millones más que en 2019, con una facturación cercana a los 30.000 millones. Cifras nunca vistas en el seno de Inditex.

Un exhaustivo control de costes, el fin de las provisiones implementadas durante la pandemia y la buena marcha del negocio, con del auge del canal online, explicaban el prometedor pronóstico.

Los 10.000 millones de euros históricos de la caja de Inditex: a medio camino entre la robustez y el síntoma de un complejo paisaje al que hacer frente

Ahora, la situación actual hace pensar en otro escenario. Rafael Ojeda, analista en Fortage Funds, sostiene que la tensión geopolítica anticipa otro guiadance para el grupo: "Estaríamos hablando de una caída de entre el 15% y el 20% sobre el pronóstico de 2022".

En este vaticinio también coincide Fernando Castelló Sirvent, economista en ESIC: "El reajuste de previsiones para 2022 es obligado, tanto para Inditex como para la mayoría de las compañías de retail y gran consumo".

"Un final rápido de la guerra normalizaría las relaciones y, por tanto, para el mes de mayo o junio el escenario podría ser mejor", precisa Ojeda. Eso sí, todo depende de que las medidas tomadas por Occidente contra Rusia no tengan mucha más trascendencia. 

Cuánto se dilate el conflicto marcará lo lejos que queden de estos objetivos. Por contra, si la situación persiste, el escenario será irremediablemente otro. 

La inflación y el aumento de la materias primas: el problema que se deriva del conflicto

Compradores en Zara

La sistemática caída de su cotización en bolsa, explican los analistas, no se debe únicamente a la pérdida de negocio en Rusia, cuyo peso es menor, sino al problema que subyace de todo ello y que ya estaba presente antes del conflicto.

Castelló recuerda que la elevada inflación registrada antes de la invasión a Ucrania ya era "premonitoria" del proceso de desaceleración económica.

"Si hay un aumento de los costes debido a los altos precios de las materias primas y un menor crecimiento económico, esto afectará a todas las compañías de sectores cíclicos. Las perspectivas se deterioran en este entorno", alerta Sergio Ávila, analista de mercado de IG.

Un análisis compartido también por Joaquín Robles, analista de XTB, que explica que Inditex ya enfrenta complejos desafíos a corto plazo: "La progresiva subida de las materias primas podría recortar su margen de beneficio y una mayor inflación podría reducir el crecimiento económico y, por tanto, el consumo". 

El "desafiante" 2022 que dibuja Credit Suisse para Inditex

En la misma línea apunta Credit Suisse, que tilda de "muy desafiante" el ejercicio en curso para Inditex.

Un pronóstico que se apoya en su exposición en Rusia y Europa del Este, pero también en otros factores como la escalada de costes, el mal arranque de año en el Viejo Continente o la posición menguante de la compañía en otros mercados.

"Los acontecimientos actuales en Europa Oriental y el difícil entorno en China no hacen sino agravar los retos de crecimiento a medio plazo”, explica el banco de inversión, que recordaba que Inditex había cerrado 243 tiendas en China, de las que 39 eran de Zara y el resto, de Bershka, Pull&Bear y Stradivarius.

"Ya éramos cautelosos acerca de las tasas de crecimiento futuras, ya que la empresa no aumenta su espacio comercial y hay una falta de diferenciación de las marcas ajenas a Zara”, apunta la entidad, que ya había alertado, previamente, de los "altos e insostenibles" márgenes del grupo.

Inditex se enfrenta así al dilema de absorber los sobrecostes derivados del nuevo marco económico o, por el contrario, trasladar el impacto al cliente final. El primer escenario mermaría su margen; el segundo, su competitividad. 

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