Tu hígado es el principal centro de transformación de nutrientes y eliminación de desechos. Procesa la sangre, descompone las toxinas y ayuda en el metabolismo de glúcidos y proteínas. Además genera colesterol y otras proteínas que colaboran en la absorción de las grasas.

A pesar de estas funciones importantes no recibe el cuidado que abría esperar. Al menos así lo pone de manifiesto un informe de la Asociación Europea de Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés) y la revista The Lancet. Según este, en Europa la enfermedad hepática se coloca ya como la segunda causa de años de vida laboral perdidos, tras la cardiopatía isquémica. En parte por su elevado consumo del alcohol el mayor a nivel mundial.

Afecciones como cáncer de hígado, la cirrosis o el hígado graso son algunas de las enfermedades que pueden comprometer la importante actividad metabólica que desarrolla este órgano. Evitar el consumo excesivo de alcohol o los medicamentos innecesarios son algunas de las recomendaciones para cuidar el hígado, pero la alimentación también tiene un rol importante a la hora de mantener sano este órgano.

Un aliado frente a las enfermedades hepáticas

El cardo es una planta espinosa propia de regiones templadas que en Europa mediterránea y el norte de África, se viene utilizando desde tiempos muy antiguos. 

En concreto el cardo mariano ( Silybum marianum ) se ha utilizado durante 2.000 años como remedio a base de hierbas para una variedad de dolencias, particularmente problemas de hígado, riñones y vesícula biliar.

Como resumen desde Mount Sinai varias sustancias presentes en él parecen proteger el hígado de las toxinas, incluidos ciertos medicamentos, como el paracetamol (Tylenol), que puede causar daño hepático en dosis altas. 

En concreto los estudios apuntan a un flavonoide llamado silimarina el cual tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Y puede ayudar al hígado a repararse a sí mismo mediante el crecimiento de nuevas células, apunta el prestigiso centro médico.

El cardo se asemeja, en la composición nutritiva, a la alcachofa. De ella se desprende un modesto contenido en hidratos de carbono, constituidos en su mayor parte por inulina, un almidón polisacárido similar a la fructosa, bien tolerado por los diabéticos, explica la Fundación Española de Nutrición (FEN) y por otras sustancias como la cinarina, "un compuesto beneficioso para el hígado, y que estimula la secreción biliar". 

Varios ensayos clínicos han analizado el uso del cardo mariano para el tratamiento de hepatitis, cirrosis o trastornos de los conductos biliares. Las dosis en estos ensayos fueron muy variadas y se obtuvieron resultados desiguales. No obstante en uno de ellos sobre terapia biológica para la hepatitis crónica, los pacientes que tomaron silimarina tuvieron menos síntomas y una mejor calidad de vida que aquellos que no la tomaron, resumen desde el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU (NCI).

Cómo tomarlo

Esta verdura propia del invierno además destaca en calcio,  hierro, potasio y riboflavina. Puede usarse en ensaladas, con diferentes salsas, en bechamel, con jamón o de forma tradicional, "a la navarra". Otras recetas incluyen añadirla en menestras, tortillas y revueltos.

No obstante, la mayoría de los productos de cardo mariano destinados a la protección del hígado son preparaciones elaboradas a partir de las semillas de la planta con un contenido de un 70% o un 80% de silimarina.

Siguiendo las directrices del NCI en general se trata de un producto seguro. Aunque antes de tomar cualquier suplemento es adecuado consultarlo con un médico o farmacéutico. En varios estudios de pacientes con trastornos hepáticos, se encontró que la toma de silimarina en pocas ocasiones tuvo un efecto laxante o causó náuseas, ardor o malestar de estómago. En dosis altas, se han llegado a observar reacciones alérgicas.