Netflix canceló su serie favorita: ellos organizaron una campaña global para salvarla

Los fans de 'La monja guerrera' no se tomaron a mal la cancelación de su serie favorita. Directamente se organizaron para salvarla.

Arantza Pena Popo/Insider

  • Los fans de "La Monja Guerrera" no se tomaron a mal la cancelación de su serie favorita, al contrario, se organizaron para salvarla. 
  • Entrevistando a 13 personas implicadas en este movimiento, he podido descubrir no solo cómo lo han hecho, sino cómo un fandom que funcionaba como una "empresa eficiente" se transformó en algo que trascendió la serie para la que fue creado.

Empezó, como suelen empezar estas cosas, con las protestas de los fans en Internet.

El 13 de diciembre, horas después de que Simon Barry (showrunner de La monja guerrera), anunciara que Netflix había cancelado el drama fantástico tras dos temporadas, los fans comenzaron a organizarse en Discord, las redes sociales y en un espacio de Twitter.

"Había como 6.000 personas a la vez", comenta Adrienne Place, asistente de producción de Tennessee, Estados Unidos, de 42 años y fan de la serie, refiriéndose al espacio de Twitter. Kristina Tonteri-Young, la actriz que interpretaba a Beatrice, personaje favorito de los fans, apareció incluso en la plataforma de audio en directo para consolarles, según recuerda Place. "Entonces nos unimos todos", afirma.

A primera vista, La monja guerrera podría no parecer el tipo de serie que inspira este tipo de devoción. La historia original de Netflix tuvo buenas críticas, pero no recibió mucha atención de los medios. Se trata de una adaptación de los cómics de Ben Dunn Warrior Nun Areala. Está protagonizada por Alba Baptista en el papel de Ava Silva, una joven a la que un artefacto sagrado da una nueva oportunidad en la vida y la vincula a un grupo de monjas que luchan contra el demonio.

Pero para sus defensores más acérrimos, La monja guerrera es mucho más que una serie. Su elenco es mayoritariamente femenino y la historia tiene un romance homosexual, algo que sigue siendo poco frecuente en la televisión. Tampoco rehúye los temas cristianos, ya que aborda la fe y los traumas religiosos. Para sus fans, la cancelación supuso la pérdida no solo de una de sus series favoritas, sino de lo que consideraban un modelo de representación.

El espacio de Twitter, creado el mismo día de la cancelación de la serie, se convirtió en un lugar de catarsis, donde los fans podían poner voz (literalmente) a sus emociones. Su auténtica pasión por la trama, la tristeza que sentían por la cancelación y la solidaridad que mostraron entre ellos, derivaron un movimiento más amplio para salvarla.

En los 11 meses transcurridos desde que se conoció la noticia de la cancelación, los fans de La monja guerrera han organizado una de las campañas más extensas, persistentes y organizadas para salvar una serie en la historia de la televisión. Técnicamente han tenido éxito, aunque no están seguros de hasta qué punto: el 28 de junio, Barry anunció que La monja guerrera se había salvado y el 14 de agosto, el productor ejecutivo Dean English dijo a los fans que volvería como una trilogía cinematográfica, aunque no hay muchos más detalles.

Monja guerrera

Aunque este tipo de campañas no son algo nuevo (la primera documentada fue una campaña de cartas para salvar Star Trek: The Original Series a finales de los años 60), el alcance de la comunidad creada por los fans de La monja guerrera no se parece a nada anterior.

Entrevistando a 13 personas implicadas en este movimiento para Business Insider, he podido descubrir no solo cómo lo han hecho (adelanto que han utilizado Discord, hojas de cálculo y muchos chistes internos), sino cómo un fandom que funcionaba como una "empresa muy eficiente" también se transformó en algo que trascendió la serie para la que fue creado.

Los fans comenzaron a ofrecer sus habilidades para salvar La monja guerrera días después de su cancelación

El 14 de diciembre, un grupo de amigos que habían pasado la noche anterior desahogándose en Discord lanzaron Sapphics in Pain, un grupo creado para evitar la cancelación de La monja guerrera y defender las tramas de amor entre mujeres. Al día siguiente, un contable llamado Jereczko, un joven polaco de 26 años conocido en Twitter como @Jereczko97, empezó a publicar informes cada hora en la plataforma para hacer un seguimiento del volumen del hashtag #SaveWarriorNun (Salvar La monja guerrera), utilizando otras cuentas del fandom como @avatricesource como base para medir los datos de participación de los fans.

El 16 de diciembre, Sarah Blackburn, de Utah, que trabaja en una compañía de seguros de coche, puso en marcha un GoFundMe que acabaría recaudando dinero suficiente para comprar un cartel publicitario en Sunset Boulevard, frente a las oficinas de Netflix en Los Ángeles.

Antes de que acabara diciembre, fans de La monja guerrera de todo el mundo se habían reunido en redes sociales para ofrecer sus talentos para ayudar con la campaña. Robin Summers, un abogado de Vermont, se ofreció a ayudar con los asuntos legales. Lucie Zatloukalová, una diseñadora de 21 años de la República Checa, cuenta a Business Insider que se unió al canal de Discord y empezó a vender sus pequeñas habilidades con Photoshop.

Otro fan conocido como Cohosh (@CohoshThe) publicó un informe de marketing de 41 páginas sobre el contenido promocional y la cobertura mediática de la serie, con relatos detallados de todo: desde el compromiso del reparto con los fans en redes hasta la cobertura que estaba recibiendo la campaña en la prensa. Un aficionado conocido como Pietra, o @coeurdinosaur, en X, sugirió crear una newsletter para mantener al grupo al día de los avances de la campaña y mostrar las obras de arte de los fans, y se asoció con Place para publicar su primera edición al día siguiente.

A principios de enero, se formó en Discord un grupo que se autodenominó la Orden, en honor a la Orden de la Espada Cruciforme, la organización de monjas de la serie. (Los miembros de la Orden señalan que no son líderes del grupo de fans y afirman que su trabajo no habría sido posible sin la colaboración y el apoyo de otros defensores de la serie).

Cohosh creó un organigrama en junio que demuestra el alcance del fandom y sus proyectos, que van desde una petición en Change.org para renovar la serie por una tercera temporada (que cuenta con más de 124.000 firmas) hasta recaudaciones benéficas organizadas principalmente a través de GoFundMe, que según la campaña han recaudado más de 60.000 dólares (unos 55.000 euros) en nombre de la serie. En la actualidad, la Orden tiene su sede en warriornun.com, que sirve de centro de noticias sobre la campaña.

Organigrama de la campaña de Cohosh para salvar a 'La monja guerrera'.
Organigrama de la campaña de Cohosh para salvar a 'La monja guerrera'.

Cohosh via WarriorNun.com

Para la Orden, salvar la serie era un asunto serio, y se llevó a cabo como tal.

Christopher Penn, cofundador y científico jefe de datos de la consultora de análisis de marketing TrustInsights.ai, no vio la serie hasta después de haber pasado meses realizando análisis voluntarios de los datos de la campaña. Cuando se unió al canal de Discord, le sorprendió su meticulosa organización.

"Había finanzas, diseño gráfico, análisis de datos, difusión en los medios de comunicación, relaciones públicas, redes sociales, todo. En esencia, estaba estructurada como una mediana empresa en muchos aspectos. Si no hubieras sabido que se trataba de un esfuerzo liderado por aficionados, podrías haber pensado que estabas en el canal equivocado y que se trataba de un negocio", explica a Business Insider.

Los proyectos de la campaña centrados en los datos son especialmente impresionantes. Basándose en el trabajo de la primera revisión de marketing de Cohosh, un subgrupo de la Orden que se autodenomina descaradamente Orden de la Hoja de Cálculo Cruciforme elaboró cuatro libros blancos en los que se argumentaba por qué la serie aportaría valor a una cadena como Starz, o a plataformas de streaming como Apple TV+, HBO Max (ahora Max) y Paramount+. Estos informes detallados, que son una práctica de marketing habitual, se basaban en estudios de Parrot Analytics que mostraban que la demanda de La monja guerrera por parte de la audiencia estaba muy por encima de la media del mercado.

"Con La monja guerrera, los datos estaban ahí", dice Summers, el abogado, que se autoproclama "nerd de la política". "Y los datos tenían una historia que contar".

Los fans de la Orden también estaban llevando a cabo actividades estratégicas de divulgación, dirigidas a ejecutivos de Netflix, de otras plataformas de streaming y miembros de los medios de comunicación. Kate Witt, candidata al doctorado en neurociencia que estudia en Nueva Zelanda, calcula que ella y su colaboradora Ashley Robinson, que ha trabajado en operaciones y marketing, enviaron más de 4.000 correos electrónicos.

Cuando se trataba de recaudar o utilizar dinero para promover los objetivos del grupo, la transparencia era clave, según Blackburn, que organizó el GoFundMe inicial. Ayudó a crear un documento de transparencia para mostrar a dónde iba el dinero del fondo, que incluía desde ramos de flores y globos enviados a la sede de Netflix hasta pruebas de transacciones de 5 dólares (unos 4,50 euros) en Venmo para comprobar que la cuenta estaba correctamente vinculada a GoFundMe.

Imagen del dildo de marfil fabricado hace casi 200 años.

Todo ese meticuloso trabajo de divulgación y mantenimiento de registros fue sumando: la Orden calcula que las 49 personas que trabajaron en la campaña dedicaron unas 371 horas de trabajo a la semana durante 31 semanas.

Es un esfuerzo sin precedentes en la era de los fandoms organizados. "Hemos asistido a una tremenda maduración de la colectividad y la organización de las comunidades de fans, que aprovechan formas de comunicación cada vez más sofisticadas, pero también una mayor capacidad para conectarse entre sí a través de todas estas plataformas digitalizadas", explica a BI Jonathan Alexander, profesor de inglés e informática de la Universidad de California en Irvine.

"Creo que esta campaña en particular demuestra lo expertos que se están volviendo los aficionados en una era hiperdigital", afirma Julia Alexander, directora de estrategia de Parrot Analytics y analista de Puck News. "Y sospecho que sólo va a ser más fascinante a medida que más gente de veintipocos o veintimuchos años empiece a entrar en escena como grandes fans, como la razón por la que se dedicaron al entretenimiento".

La campaña de La monja guerrera ha trascendido los esfuerzos para salvar la serie

Los incansables esfuerzos de la Orden y otros fans de la serie parecen haber funcionado, aunque ahora mismo no está claro hasta qué punto.

Aunque Barry fue el primero en anunciar que La monja guerrera se había salvado, él y varios otros guionistas publicaron en X que no estaban relacionados con las películas. Aún no hay apenas detalles sobre la película, ni de su reparto ni de quién la distribuirá (Deadline informó de que Netflix no está involucrada).

Kristina Tonteri-Young y Alba Baptista como Beatrice y Ava en 'La monja guerrera'.
Kristina Tonteri-Young y Alba Baptista como Beatrice y Ava en 'La monja guerrera'.

Netflix

La aparente falta de participación de Barry en la próxima trilogía preocupa a los fans, que temen que las películas no sean fieles a su querida serie. Muchos utilizan el hashtag #SaveOURWarriorNun para expresar por lo que realmente luchan: el ingenio, la representación queer y el corazón de la serie original, así como los personajes que aman.

"Es algo más que esta serie. Son las series que la han precedido y las que vendrán después. Obviamente, luchamos por esta serie, por los personajes y por el mundo que ha creado. Pero es algo mucho más grande, sobre todo en lo que respecta a la representación", explica a Business Insider Leah Barber, productora de vídeo afiliada a la Orden que vive en Irlanda.

Muchos de los fans de La monja guerrera que han hablado con Business Insider destacan que sus esfuerzos han transcendido su objetivo inicial de salvar la serie: han hecho amistades valiosas dentro del fandom y han aprendido mucho por el camino. 

"Es un tópico decirlo, pero lo importante no es el destino", afirma Zatloukalová, la diseñadora. "Lo importante es el viaje. Y creo que eso se aplica a este caso en el que, a nivel personal, he hecho amigos que me acompañarán el resto de mi vida".

La campaña también ha impresionado al equipo creativo de la serie. Barry declara a Business Insider que siente un gran respeto por la gente que ve la serie, y que sigue colaborando regularmente con el fandom y sus proyectos en las redes sociales.

"Siempre me asombran las personas que sacan tiempo de sus ajetreadas vidas para luchar por la supervivencia de una serie en la que creen firmemente", afirma.

Barry añade que nada le habría gustado más que seguir trabajando en La monja guerrera para una tercera temporada. Pero dice que el proyecto que los fans han construido puede sostenerse por sí mismo. "Realmente creo en la camaradería y el apoyo que se han dado unos a otros. Y siento que ese es un gran legado", comenta.

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