Del algodón a la gasolina: 9 materias primas que afectan a tu bolsillo y se han disparado más que el bitcoin en 2021

En imagen, prendas vaqueras.
En imagen, prendas vaqueras.

Getty Images

  • Las caídas del bitcoin no afectan a la inflación y los inversores institucionales, de hecho, están apostando por comprar más: los datos de Purpose muestran que siguen invirtiendo fuertemente ante los últimos descensos.
  • Al contrario que con el bitcoin, el incremento del precio del petróleo en un 98% sí perjudicó a los consumidores: ahora cuesta llenar el depósito de gasolina un 27% más que en 2020.
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En 2021, el bitcoin dio una rentabilidad del 36%. "Es la reserva de valor del futuro y la mejor manera de combatir a la inflación". Una frase que se ha ido repitiendo en los últimos meses en las redes. Sin embargo, está claro que el ejercicio pasado no fue su año: muchas materias primas le han adelantado por la derecha. 

Seguro que en los últimos tiempos te has echado las manos a la cabeza por llenar el depósito de gasolina. O quizás has alucinado con los precios cuando has querido comprar un mueble. Es el efecto de la subida del IPC, que se ha traducido en un despegue en los mercados de algunas commodities por encima del token de referencia.

Las cestas de materias primas se han beneficiado de una nueva vida. El Bloomberg Commodity Index acumula una subida de casi un 60% desde su nadir y las inversiones, de carácter táctico o estratégico, están fluyendo una vez más hacia esta clase de activo. 

Según un informe de Goldman Sachs, los responsables de las 15 principales empresas de gestión de activos tienen una inversión combinada de unos 788.000 millones de euros (900.000 millones de dólares) en materias primas, alrededor del 22% del total de la industria. Los institucionales siguen apostando más por este mercado que por el de los criptoactivos.

Quizá no sea de extrañar, al menos este año, viendo que hay commodities que se han revalorizado más que el propio bitcoin. Es el caso del café, que se ha disparado un 98% en los últimos 12 meses, la avena, con un incremento del 81%, la madera, con una subida de más del 46%, o del algodón, que ha avanzado más de un 44% en el último año.

Al contrario que el bitcoin, donde la subida o bajada de los precios no afecta al consumidor final en su día a día, no sucede así con esta presión inflacionaria en los productos básicos. Ya es más caro hacer la compra con el despegue de todos estos precios.

¿Cuál es la traducción? La subida de las materias primas ha beneficiado a algunos, en este caso el dinero institucional con el control de ese 22%, pero ha perjudicado al consumidor, que ha visto como ha pasado de pagar 1,30 en muchos lugares para tomarse un café con leche hasta hacerlo por 1,5 euros. Al menos en aquellos establecimientos en los que ha repercutido ese repunte del producto básico. 

El café o la avena son solo la punta de lanza del recorrido de las materias primas agrícolas. 

El aumento en los precios del café se debe a las sequías seguidas de heladas severas en Brasil, país que representa un tercio de todo el café producido a nivel mundial. "Los productores han cosechado casi un 40% menos de café arábico, el más consumido globalmente, que el año anterior", afirma Conab, una agencia de previsión de cosechas en una información que publica Quarz.

Mientras tanto, condiciones muy húmedas afectaron los cultivos en Colombia, el segundo mayor proveedor de arábica.

La avena, por otro lado, se enfrentó a sequías en toda la parte occidental de Estados Unidos, que comenzaron en 2020. "Los agricultores plantaron menos grano este año y recolectaron una cantidad muy inferior, lo que ha ocasionado una reducción del 40% este año y ha elevado los precios", asegura Morgan Stanley en una nota reciente.

La respuesta al rally de la madera tiene tintes similares. Durante las últimas restricciones de la pandemia por el covid la producción se vio limitada, provocando que los precios se disparasen. La oferta no cubría la demanda. 

El teletrabajo desencadenó un auge de reformas en las viviendas y los bajos tipos de interés inducidos por la recesión estimularon una mayor demanda de construcción de inmuebles. Mientras, la mala temporada de incendios forestales del pasado verano en el noroeste del Pacífico de Estados Unidos y la Columbia Británica, que son los epicentros de la producción de madera blanda, ocasionó que algunos aserraderos redujeran su productividad. 

El resultado es el que se puede encontrar en las tiendas: muebles más caros que en 2020 y retrasos en las entregas. La firma de muebles más grande del mundo, Ikea, tomó la decisión de aumentar los costes de sus productos alrededor de un 9% debido a este panorama en el mercado de las materias primas. 

Pero la caída del bitcoin, en cambio, solo ha perjudicado a un puñado de inversores directos. Al menos de momento.

El carbón y el estaño también han pasado por encima del bitcoin

Otros productos han seguido el mismo rumbo de las materias primas agrícolas. El carbón, como consecuencia de la crisis energética de todo el mundo, se ha disparado un 98% en este periodo. 

“Tras la pandemia las compañías cíclicas sufrieron un pequeño colapso y la industria del carbón se vio penalizada por la mala visión del mercado por el cambio climático y la necesidad de eliminar la energía fósil a largo plazo, así como debido al confinamiento, pero los cuellos de botella en la gran demanda y las dificultades en la producción han disparado los precios”, comenta a Business Insider España Gisela Turazzini, CEO de Blackbird Bank. 

Esto ha tenido repercusión directa en el precio de la energía, y más en concreto de la luz, en España. 

¿A qué se ha debido esta situación? El primer factor tiene que ver con el COVID-19 y las restricciones que se dieron a nivel global en 2020. Durante la pandemia, muchos negocios tuvieron que cerrar, ya que la gente se quedó en casa.

Como consecuencia, los ciudadanos utilizaron menos energía y la demanda se redujo, generando un exceso de oferta. “Este exceso de oferta no era favorable para los productores, ya que reduce considerablemente los precios de la energía, por lo que los proveedores de combustible decidieron ralentizar su producción hasta que los confinamientos de la pandemia hubieran acabado”, concretan en una nota los expertos de Atlantic Capital.

El barril de crudo brent es otro gran ejemplo.

Mientras el bitcoin se revalorizó un 36%, el petróleo de referencia en Europa se disparó más de un 98%. ¿La consecuencia directa sobre el bolsillo? Más allá de las rentabilidades generadas por los inversores que apostaron por los futuros del oro líquido, el hecho de que los consumidores hayan tenido que pagar más por llenar los combustibles de sus vehículos. 

Llenar el depósito de gasolina 95 tenía un coste en 2020 de 1,18 euros, mientras que en la actualidad se mueve en un promedio de 1,5 euros en España. Un 27% más.

Lo mismo para el diésel, que ha pasado de 1,07 euros el litro, hasta los 1,37 euros actuales.

El estaño y el silicio tiran con fuerza

El estaño representa otro gran ejemplo. Su precio aumentó un 94% interanual hasta los 34.000 euros aproximadamente (38.840 dólares) por tonelada, muy cerca de su récord anterior: unos 36.000 euros (41.073 dólares) por tonelada en noviembre.

En una información que recoge The edge markets, Malaysia Smelting, el tercer mayor productor mundial de estaño, atribuyó esta subida del metal al panorama mundial actual de promoción de iniciativas medioambientales y de sostenibilidad. Esta situación ha generado la proliferación de mayores instalaciones fotovoltaicas, vehículos eléctricos y el crecimiento de la electrónica, lo que es un buen augurio para la demanda del producto.

“Esperamos que la demanda de estaño continúe superando la oferta, empujando al mercado hacia un déficit para 2026, lo que generará una mayor competencia entre las fundiciones y una subida de los materiales electrónicos para los consumidores", explica la agencia de calificación crediticia Fitch. 

Con el silicio ha pasado algo muy parecido, ya que llegó a dispararse más de un 300% en 2021. Un producto que mucho tiene que ver con la elaboración de objetos cerámicos, muy comunes en el entorno cotidiano. 

La escasez de silicio, provocada por el recorte de producción en China, generó una escalada abrumadora de los precios. De hecho, el empeoramiento de la situación obligó a algunas empresas a cerrar momentáneamente, como el caso de Elkem ASA.

“Ha sido un año con una fuerte recuperación de la demanda de la pandemia”, asegura en un informe Wenyu Yao, analista de ING. “La mayoría de los mercados de metales entraron en déficit”, añade haciendo referencia a dicho esquema.

Alfredo Rodríguez, analista financiero independiente, cuenta a Business Insider España que ha sido muy interesante realizar este tipo de operativa en estos últimos meses con estas materias primas a través de productos como futuros y derivados: "El superciclo de las materias primas como el estaño ha generado rendimientos interesantes, pero su perspectiva técnica aún es positiva para el 2022".

Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, tomando como referencia este escenario recomienda cautela en el futuro: “Las materias primas están impulsando a la inflación, los tipos de interés y las restricciones de precios en los mercados emergentes (ME) especialmente, y contribuye a nuestra cautela de invertir en este espacio”.

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