El síndrome de colon irritable no resulta mortal pero puede afectar a la calidad de vida de quien lo padece. Entre sus síntomas habituales dolor abdominal, hinchazón, gases y diarrea o estreñimiento.

Una infección intestinal o un crecimiento excesivo de bacterias como SIBO, podrían estar detrás de su aparición, pero en realidad los expertos no están seguros de qué causa el colon irritable. 

Una manera de reducir los riesgos pasa por adquirir un estilo de vida lo más saludable posible. Así lo señala al menos una reciente investigación sobre 64.268 adultos de  entre 37 a 73 años y publicada en Gut.  Después de 12,6 años de seguimiento se registraron 961 casos entre el grupo.

Para aquellos que eran físicamente activos, dormían lo suficiente, seguían una dieta de calidad, consumían alcohol moderadamente o no fumaban, el riesgo de desarrollar el trastorno se redujo hasta en un 42%.

Según lo descubierto por el equipo de investigadores de Hong Kong, cuantos más hábitos de vida saludables se seguían, mayor era la protección. Adherirse a uno de estos comportamientos conllevó un 21% menos de probabilidades de desarrollar síntomas de SII en comparación con aquellos que no siguieron ninguno. Adoptar 2 aumentó la protección a un 36% menos de riesgo, mientras que de 3 a 5 derivó en un 42% menor.

Cómo prevenir el síndrome del intestino irritable

Un estilo de vida saludable es la manera de minimizar el impacto de este trastorno gastrointestinal. El estudio actual parece mostrar que también funciona como estrategia de prevención.

En concreto la investigación vinculó a estos beneficios hasta 5 hábitos concretos: no haber fumado, tener un sueño óptimo, alto nivel de actividad física vigorosa, alta calidad dietética y consumo moderado de alcohol  (de 5 a 15 gramos).

La dieta juega un papel muy importante en el SII y evitar los alimentos y bebidas que se sabe que provocan gases e hinchazón, así como asegurarse una buena ingesta de fibra.

No obstate, según el estudio, de todos ello, el factor que más redujo el riesgo fue asegurarse un sueño de calidad. Dormir bien se asoció a una probabilidad menor del 27%. Realizar una actividad física más vigorosa redujo el riesgo en un 17%, mientras que haber fumado tuvo una reducción del riesgo del 14%.