La turbia moda de los medicamentos contra la obesidad: cómo afectan Ozempic y otros 'fármacos milagro' al al presente y futuro de los pacientes

Kate Hull,
Shelby Livingston,
| Traducido por: 
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Medicamentos GLP-1.

Hannah Latham; Octavio Jones; Christian Rodriguez; Laura MacPherson; Jenny Chang-Rodriguez/Business Insider

  • Pacientes y médicos reflexionan sobre la realidad de vivir con fármacos GLP-1.
  • Algunos los defienden fervientemente afirmando que han mejorado su vida, mientras otros comparten sus horribles experiencias.

Para ser una sociedad tan obsesionada con el peso, se sabe muy poco sobre su funcionamiento.

La obesidad se reconoció formalmente como enfermedad hace apenas una década, en 2013. Esta nueva designación pretendía distinguir el exceso de peso como una enfermedad compleja y crónica, no como un fallo de la fuerza de voluntad personal, aunque hubo, y sigue habiendo, cierta controversia en torno al término, cuya raíz latina significa "engordarse a uno mismo comiendo".

La idea errónea de que la obesidad está causada principalmente por la falta de ejercicio (o que las personas con obesidad no prestan atención a su dieta) sigue estando muy arraigada. Contrariamente a la creencia popular, la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella, como la diabetes y la hipertensión, son complejas y no siempre pueden curarse practicando ejercicio. El entorno en el que vivimos, las sustancias químicas a las que estamos expuestos, el estrés al que estamos sometidos y nuestros circuitos cerebrales desempeñan un papel importante.

"El debate sobre la obesidad en la sociedad se centra siempre en la idea de la fuerza de voluntad. Me resulta bastante extraño porque, para mí, el término 'fuerza de voluntad' es bastante filosófico, y no aporta mucho en debates científicos"

— Doctora Beverly Tchang, Centro Médico Weill Cornell (Nueva York, Estados Unidos)

La doctora Beverly Tchang, endocrina del Centro Médico Weill Cornell, ha pasado los últimos siete años trabajando para ayudar a sus pacientes a considerar la obesidad como un trastorno médico como cualquier otro, que requiere tratamiento, atención y empatía.

Dra. Beverly Tchang, endocrinóloga.
Dra. Beverly Tchang, endocrinóloga.

Christian Rodriguez para Business Insider

Hasta hace poco, el principal problema era que nunca había existido un método no quirúrgico eficaz para que los pacientes con obesidad adelgazasen y no volviesen a engordar. Los médicos pueden recomendar una dieta o un plan de ejercicios a un paciente con colesterol alto, hipertensión o hiperglucemia, pero las investigaciones demuestran que es casi imposible que alguien mantenga un déficit calórico si su cerebro y su cuerpo juegan a la contra. El paciente acaba inevitablemente en un ciclo de "dietas yo-yo" que no favorece nada a su metabolismo.

Durante un tiempo, hubo un medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (la FDA, por sus siglas en inglés) llamado Belviq que parecía útil, pero fue retirado del mercado en 2020 después de relacionarse con un mayor riesgo de cáncer. La fentermina, antaño utilizada en un cóctel de fármacos llamado fen-phen para controlar el apetito, se administra ahora con moderación porque en 2011 se relacionó con un mayor riesgo de cardiopatías y daños en las válvulas cardiacas.

Pero en 2023, el trabajo de Tchang y el sector de la medicina de la obesidad al completo, se ha transformado.

El momento que lo cambió todo

Como suele ocurrir en el lento mundo de la medicina, las semillas de esta transformación se plantaron varios años antes, en 2017, cuando el fabricante danés de medicamentos Novo Nordisk lanzó Ozempic.

Ozempic es una inyección que se administra una vez a la semana para tratar la diabetes tipo 2. Su principio activo, la semaglutida, imita el GLP-1, una hormona que el intestino produce de forma natural para ayudar a equilibrar el azúcar en sangre. Ya sea producida por el organismo o por una inyección como Ozempic, la GLP-1 puede ayudar a acallar esa vocecita interior que te dice que comas una patata frita más, otra ración de postre o un aperitivo entre comidas cuando el cuerpo no necesita ese combustible. Además, ralentiza la digestión, lo que significa que las personas que toman el fármaco se sienten saciadas física y mentalmente durante más tiempo.

Funcionó muy bien para controlar la diabetes. Pero a medida que los investigadores de Novo estudiaban la semaglutida, explorando dosis cada vez más altas, se encontraron con un resultado realmente innovador: una pérdida de peso significativa y duradera a un nivel que sólo era posible con cirugía.

Ozempic no era el primer medicamento de su clase: los medicamentos GLP-1 existen desde 2005. Pero no era como la liraglutida (Saxenda), que debía inyectarse a diario, o la dulaglutida (Trulicity), que servía para controlar el azúcar en sangre pero no afectaba tanto al peso. En los ensayos clínicos de Ozempic, los pacientes que tomaban semaglutida perdían cantidades realmente enormes de peso corporal: un 10% en cuestión de semanas o meses.

Los resultados respaldaron la teoría ampliamente extendida entre los especialistas en obesidad de que el impulso persistente de seguir comiendo hasta el punto de engordar, podría ser una cuestión de señales desajustadas entre el cerebro y el cuerpo, más que una cuestión de fuerza de voluntad.

"Existe un problema hormonal de fondo en algunas personas que es real y no tiene solución. Los medicamentos nos están enseñando que el mecanismo de la obesidad es inverso"

Tchang

La aprobación del Ozempic por la FDA en diciembre de 2017 causó gran expectación en la comunidad médica estadounidense. Solo se aprobó para tratar la diabetes, pero los médicos tienen la potestad de recetar fármacos para usos no aprobados, "fuera de lo indicado", si lo consideran oportuno. Respaldados por más de una década de estudios de seguridad que demuestran que los GLP-1 son medicamentos de bajo riesgo, los médicos empezaron a hablar a sus pacientes obesos de esta inyección semanal que hace perder kilos.

Los pacientes que antes se mostraban reacios a tomar medicamentos para perder peso se sintieron intrigados por estos fármacos de uso semanal, más potentes y refinados.

Para médicos como Tchang, esto facilitó y dificultó su trabajo a partes iguales.

"Comenzamos a tener mucho interés en los medicamentos GLP-1 para perder peso porque cada vez más pacientes se interesaban por ellos. Nos entusiasmaba ver cómo más y más gente venía a pedir ayuda. Pero, por otro lado, era un nivel de interés para el que no estábamos preparados"

— Tchang

El auge imparable de los medicamentos para adelgazar alcanza su punto álgido en 2023

Durante años, los médicos recetaron Ozempic para el control de peso y obtuvieron resultados muy buenos. Era un secreto a voces entre los médicos. En verano de 2021, la FDA aprobó Wegovy, otro medicamento de Novo Nordisk. Es esencialmente la misma sustancia que Ozempic, pero contiene una dosis más alta de semaglutida. Esta nueva formulación se aprobó específicamente para el control del peso.

Fue entonces cuando estos fármacos empezaron a inundar la sociedad. Las prescripciones aumentaron y se corrió la voz mucho más allá del mundo de la medicina de la obesidad. En 2022, los pacientes empezaron a pedir Ozempic y Wegovy por su nombre, citando vídeos de TikTok en los que se describían "inyecciones mágicas" que se creía que tomaban los famosos para adelgazar. Internet especulaba (sin pruebas) sobre que estas inyecciones estaban detrás de la espectacular y rápida pérdida de peso de Kim Kardashian.

Medicamento GLP1.

Cortesía de The Washington Post/ Jenny-Chang-Rodriguez/Business Insider

Al mismo tiempo, el resto del mundo farmacéutico se apresuraba a imitar a Novo, cuyo éxito transformó la economía danesa. Eli Lilly produjo Mounjaro, que contiene tirzepatida, que imita el GLP-1 y el GIP, otra hormona reguladora del apetito, para un efecto potencialmente mayor. Mounjaro fue aprobado por la FDA como medicamento para la diabetes en 2022. Al igual que Novo Nordisk antes que ella, Eli Lilly también empezó a trabajar en una versión de Mounjaro específica para la pérdida de peso y de alta dosis: Zepbound, que superó a toda velocidad el proceso de aprobación de la FDA el mes pasado. 

En la actualidad, Lilly trabaja en un tercer fármaco, conocido en broma como "el King Kong de los adelgazantes" porque contiene retatrutida, que actúa sobre tres hormonas del hambre.

Las tasas de prescripción se dispararon...

El aumento vertiginoso de las prescripciones de fármacos GLP1

Algo ocurrió en 2023. Es probable que la tasa de personas que toman GLP-1 se mantuviera estable o incluso aumentara, aunque es difícil de cuantificar. La escasez de medicamentos de marca provocó un descenso repentino de las prescripciones. Pero la gente seguía obteniendo fármacos GLP-1 (o similares) a través de clínicas online.

Prescripciones medicamentos GLP-1.

Annie Fu / Business Insider

Fuente: IQVIA National Prescription Audit: Retail, Mail & LTC Dispensed Prescriptions

Con la escasez, las clínicas empezaron a fabricar sus propios medicamentos "compuestos" de imitación. La FDA lo permite cuando hay escasez, pero hay poca supervisión y poca transparencia sobre el contenido de estas versiones falsas del medicamento.

Excepcionalmente, todo esto coincidió con la pandemia de COVID-19, que obligó a EEUU a adentrarse en un mundo nuevo e inexplorado de atención sanitaria a distancia. Eso facilitó mucho el acceso a todos los medicamentos. "De repente aparece la atención virtual, y hay gente que quiere hacer negocio con ello y no tiene ese estilo de gestión basado en la evidencia", explica a Business Insider el Dr. W. Scott Butsch, director de medicina de la obesidad de la Clínica Cleveland.

De repente, ya no era necesario pedirle al médico que te recetara esa inyección para adelgazar de la que habías oído hablar en TikTok; bastaba con entrar en una web promocionada en Instagram, rellenar un "examen" a través de Zoom, o incluso un formulario de Google, e introducir los datos de tu tarjeta de crédito. Al cabo de unos días, recibirías tu medicación.

Este sistema no oficial perpetuó la tendencia de los fármacos para adelgazar durante la escasez de 2023, permitiendo a la gente usarlos incluso si no tenían acceso a las marcas oficiales.

"La doctora Nadia Ahmad, directora médica de desarrollo de medicamentos para la obesidad de Lilly, declaró a Business Insider en el congreso de la Asociación Americana de Diabetes celebrado en junio: "Voy por ahí diciéndole a la gente 'pellízcame'. Es un momento histórico y monumental. Hay mucha esperanza para los pacientes. Hay mucha esperanza para las personas que han estado luchando contra esta enfermedad crónica".

Hablando con personas que toman GLP-1, la esperanza y el entusiasmo son palpables. También están teñidas de algunos sentimientos incómodos y preguntas sin respuesta. Esto es lo que han contado a Business Insider:

La realidad de vivir medicándose con GLP-1

Jacob Brody, un inversor de capital riesgo de 41 años de Nueva York, toma Mounjaro desde hace poco más de un año. "Nunca había tomado un medicamento que cambiara mi vida de forma tan radical", afirma Brody, que padece diabetes de tipo 1 y de tipo 2.

Para Jacob Brody, el Mounjaro ha cambiado las reglas del juego.
Para Jacob Brody, el Mounjaro ha cambiado las reglas del juego.

Christian Rodriguez para Business Insider

Fue como apretar un interruptor. De repente, perdió el peso que había ganado. Muchos de sus otros problemas crónicos de salud, como la artritis y el dolor de espalda, también mejoraron. Al tener menos grasa abdominal, le resultaba más fácil y menos doloroso estirar cada mañana. Preocuparse menos por la comida le dejaba más tiempo para escribir en su blog y dedicarse a la jardinería.

"Sentía una necesidad compulsiva de comer por la noche que desapareció casi por completo. Pasé de tener que controlarme para parar de comer, a tener el poder de elegir de manera activa qué me apetecía comer"

— Jacob Brody, 41 años

Era incómodo, perder de repente deseos con los que había vivido durante años. La apatía hacia la comida desbarató su vida cotidiana. Brody describe un sentimiento de pérdida y una sensación de pánico cada vez que deja comida en el plato. Su cuerpo ya no tiene hambre, pero su cerebro sigue preguntándose constantemente: ¿será suficiente comida?

Con el tiempo, sintió que el estrés por la comida desaparecía. Empezó a crear una nueva rutina: un batido de proteínas por la mañana y una cena con su hijo. "De hecho, fui capaz de crear un montón de hábitos paralelos porque pensé que era posible estar sano", dice Brody.

Se siente mejor, más feliz. Es menos irascible, algo que atribuye a que ya no sufre dolores constantes.

"Sigue siendo difícil a veces, pero antes me sentía fatal y tenía mucha menos paciencia si me sentía incómodo por algo. Con los medicamentos me siento capaz de construir relaciones más sanas, y me centro más en lo que verdaderamente me importa"

— Brody

Es un cambio bienvenido, pero Brody anhela apoyo profesional para la disonancia cognitiva. Reprogramar el cerebro forma parte del proceso, y cree que no se valora lo suficiente que pacientes y médicos estén aprendiendo sobre este fenómeno en tiempo real.

"Ahora, sencillamente me siento bien. Ya no me gusta la comida basura y aprecio más sabores. Es un gran cambio, y me da la sensación de que los médicos no entienden bien la situación porque no han sentido lo que yo ni han atendido a suficientes pacientes en mis circunstancias"

Brody

Al igual que las hormonas reales, estos fármacos ejercen una influencia múltiple en nuestro organismo: ralentizan la digestión e influyen en los centros de placer del cerebro para reducir los antojos. El subidón que Brody sentía antes con las cheez-it, unas galletitas con sabor a queso, ha desaparecido. Con la medicación, algunos rechazan el café por la mañana. Muchos han declarado haber perdido el deseo de beber alcohol, lo que ha llevado a algunos médicos a estudiar el uso de GLP-1 para tratar la adicción.

"Las cosas que eran placenteras ya no lo son tanto", declaró a Business Insider el doctor Joseph Volpicelli, psiquiatra de Plymouth Meeting, Pensilvania, que investiga la medicación contra la adicción.

Lo mismo ocurre con el sexo.

Ashley Dunham afirma que la semaglutida ha aliviado sus síntomas de Síndrome de ovario poliquístico (SOP), aunque con efectos secundarios inesperados.
Ashley Dunham afirma que la semaglutida ha aliviado sus síntomas de Síndrome de ovario poliquístico (SOP), aunque con efectos secundarios inesperados.

Octavio Jones para Business Insider

Ashley Dunham, de 32 años, empezó a tomar semaglutida compuesta para tratar su síndrome de ovario poliquístico, un desequilibrio hormonal que puede incluir la sobreproducción de testosterona, lo que afecta al control de la insulina y provoca aumento de peso, menstruaciones dolorosas, crecimiento excesivo de vello o infertilidad. Dunham es efusiva cuando habla de su experiencia con la semaglutida. Adelgazó 18 kilos en seis meses y ya no tiene menstruaciones irregulares. También gasta menos cuando sale a cenar, porque se sacia a los pocos bocados y no le interesa tanto el alcohol.

Para Dunham, todo es positivo, aunque la repentina falta de ganas (de trabajar, de hacer la colada o de mantener relaciones sexuales) les pilló por sorpresa a ella y a su marido, con el que lleva 10 años.

"Los deseos que tenía antes se han reducido, y están muy a la par con mis preferencias por determinados alimentos. Ahora, mis impulsos con la comida y el sexo están muy igualados. Es algo en lo que he estado trabajando"

Ashley Dunham, 32 años

Con la semaglutida, tiene que decirse a sí misma cuándo comer, porque su ansia natural se apaga. El sexo es similar. Dunham afirma que algunas de sus amigas también tomaban GLP-1 y habían descrito un cambio similar en la libido.

"Sin los medicamentos GLP-1 aparecen los antojos. Y cuando tienes un antojo, tienes que satisfacerlo. Con los medicamentos sustituyes esos momentos espontáneos por una planificación"

— Dunham

Dunham ha desarrollado un impulso que antes no tenía: ir de compras. Es algo que puede hacer con el móvil y con las manos por las tardes: ha sustituido el picoteo por el scroll.

Semaglutida.

Octavio Jones para Business Insider/ Jenny-Chang-Rodriguez/Business Insider

Es un subidón, dice. Con su nuevo peso, Dunham se siente cómoda comprando en lugares que, en su opinión, nunca habían tenido en cuenta su cuerpo, como Lululemon. (Durante años, Lululemon solo diseñaba ropa hasta cierta talla; la marca ha añadido recientemente opciones de tallas grandes).

Ahí está el problema. La pérdida de peso es venerada en nuestra sociedad, y puede ser emocionante que tu cuerpo, antes rechazado por el peso, sea aceptado socialmente. Pero también resulta increíblemente incómodo ver cómo el mundo se abre ante ti cuando tienes un cuerpo más delgado.

"Hay mucha gente que no ha llegado a conocerme bien. Yo soy la misma persona. Sigo siendo divertida, sensible y compasiva, pero hay muchísimas personas que nunca han sabido eso de mí porque no han sido capaces de ver más allá de mi físico"

— Tara Rothenhoefer, 47 años

Para Tara Rothenhoefer, cuya hermana mayor murió de complicaciones relacionadas con la obesidad en 2018, Mounjaro fue como un salvavidas. Bajó de 155 kilos a 95 durante un ensayo clínico de 18 meses patrocinado por Eli Lilly, después de décadas de dietas y tratamientos infructuosos que comenzó cuando tenía 13 años. Tras el ensayo clínico, perdió aún más peso cuando consiguió que le recetaran el fármaco.

Tara Rothenhoefer se unió a un ensayo de Mounjaro, y ahora raciona los viales que le quedan.
Tara Rothenhoefer se unió a un ensayo de Mounjaro, y ahora raciona los viales que le quedan.

Octavio Jones para Business Insider

Rothenhoefer, que tiene 47 años, se transformó. No sabía lo que era vivir sin un dolor persistente en los hombros, las rodillas y los tobillos, o un hambre que le nublaba otros pensamientos. También le sorprendió la cantidad de atención y amabilidad que recibía ahora que pesaba 90 kilos menos. Claro que era agradable, pero dejaba al descubierto una verdad deprimente.

"Ahora, puedo disfrutar de conocer gente nueva y compartir muchas cosas, pero al mismo tiempo me siento triste. Me entristece pensar en todas las oportunidades que he perdido, y las que ha perdido la gente como yo, solo por no ser como los demás"

— Rothenhoefer

Para Jeannette Simonton, una enfermera que solo quiere hacer su trabajo, cualquier molestia emocional o física inesperada derivada de la toma de GLP-1 merece la pena. Dice que la semaglutida le permite atender a los pacientes y caminar por las salas sin sufrir lesiones óseas. Eso si puede permitírselo.

Simonton ha demandado a su aseguradora para poder acceder a los fármacos GLP-1. La Autoridad Sanitaria del Estado de Washington reserva su uso a los pacientes diabéticos. Simonton dice que esto es una discriminación contra las personas con su enfermedad, la obesidad.

Jeannette Simonton ha demandado a su aseguradora, que se negó a cubrir su medicación para adelgazar.
Jeannette Simonton ha demandado a su aseguradora, que se negó a cubrir su medicación para adelgazar.

Courtesía de Jeannette Simonton/ Fotografía de Laura MacPherson

Ha perdido 36 kilos, primero con Mounjaro y ahora con semaglutida compuesta, hasta llegar a los 85 kilos. Su prescripción ha supuesto una importante carga económica sin la cobertura del seguro. Al mismo tiempo, gracias a la pérdida de peso, pudo optar a una operación de reemplazo total de rodilla.

"Su pérdida de peso ha sido fenomenal", afirma Peter Billing, el médico de Simonton que le receta semaglutida. "Pero sin los fármacos, sin Ozempic, no lo habría conseguido". Billing sometió a Simonton a cirugía bariátrica cuando pesaba más de 180 kilos hace una década y ha visto cómo se adhería a programas para perder peso. Dice que Ozempic ha ayudado a Simonton a superar un "bache" de peso.

El médico de Simonton dice que la semaglutida le ha ayudado a superar un bache de peso.
El médico de Simonton dice que la semaglutida le ha ayudado a superar un bache de peso.

Courtesía de Jeannette Simonton

Simonton recibe comentarios críticos de la gente en Internet, diciéndole que simplemente "salga y haga más ejercicio". Para ella, los problemas de rodilla a menudo han hecho casi imposible caminar.

"La gente me dice que lo único que necesito es hacer deporte, pero no tienen ni idea. Con problemas de huesos, una fractura mal curada, utilizando una muleta... dime, ¿cómo lo hago?"

— Jeannette Simonton, 57 años

Simonton paga de su bolsillo unos 200 dólares al mes (unos 180 euros) por la semaglutida, que tiene que dosificar ella misma en una aguja. En su nevera tiene reservas para un mes, por si acaso, dada la escasez de suministros.

Algunas personas intentan reducir costes disminuyendo su uso. Rothenhoefer, que no puede permitirse pagar 1.000 dólares al mes (900 euros) por el Mounjaro, intenta ahorrar las pocas dosis que le quedan, utilizándolas solo cuando el hambre resulta demasiado abrumada. Su dosis más reciente fue hace más de un mes.

No es algo inaudito: Oprah Winfrey dijo a la revista People que utilizaba un GLP-1, pero solo ocasionalmente: "Ahora lo uso cuando siento que lo necesito, como una herramienta para gestionar el hambre". Pero algunos médicos tienen sus reservas. El doctor Shalender Bhasin, especialista en diabetes y endocrinología del Hospital Brigham and Women's, afirma que tomar y dejar los medicamentos GLP-1 podría conducir a un efecto rebote o causar daños que aún no conocemos.

"Los estudios epidemiológicos han demostrado que las personas que tienen estos rebotes de peso corporal se asocia con una mayor mortalidad que la estabilidad de peso, incluso si las personas son obesas", comenta Bhasin a Business Insider.

Simonton se niega a convertirse en un experimento.

"Tengo derecho a una medicación que me ayude a no estar incapacitada. ¿No se supone que el objetivo de una aseguradora es que esté sana? ¿Por qué esperan a que esté peor? ¿Por qué esperan a que esté incapacitada o a que tenga diabetes o una enfermedad cardiovascular? 

— Simonton

(La aseguradora de Simonton ha declinado hacer comentarios para este reportaje, alegando que el litigio está en curso).

A estas alturas, se te perdonaría que pensaras que se trata de medicamentos milagrosos. Incluso los médicos que asisten a congresos profesionales los alaban, jalean y aplauden cuando se anuncian nuevos datos sobre el GLP-1. Pero no todo el mundo se muestra tan eufórico con los nuevos datos.

Blake, de 38 años y padre de tres hijos, afirma que su vida ha cambiado para siempre por las dos dosis de Mounjaro que tomó a finales de junio y principios de julio de este año. Blake, que ha pedido a Business insider que no revelara su apellido por razones de privacidad, dice que no buscaba perder peso; su médico le recomendó la inyección semanal para controlar su nivel de azúcar en sangre.

"No toco esa medicación ni con un palo, y aconsejo intentarlo todo antes de recurrir a ella"

— Blake, 38 años

Un par de días después de su segunda dosis de Mounjaro, Blake empezó a encontrarse mal en el trabajo y, antes de llegar al baño, vomitó por todas partes, según ha declarado a Business Insider. Los vómitos continuaron sin parar. No fue hasta el día siguiente, cuando Blake se desmayó por deshidratación y lo llevaron a urgencias. Tras 10 días de pruebas, le diagnosticaron parálisis estomacal o gastroparesia.

Blake es el principal sustento de su familia, y dice que sufrió un duro golpe financiero cuando estuvo de baja médica, teniendo que pedir dinero prestado a su familia para pagar las facturas de los servicios públicos durante unos meses.

Blake, un sureño que afirma que le encanta la carne con patatas, evita ahora muchos alimentos que antes le encantaban, como el pollo y el bistec, para controlar su enfermedad. Dice que ya no tolera la metformina, el medicamento para la diabetes que tomaba antes de probar Mounjaro, así que ha empezado a tomar insulina para controlar su diabetes de tipo 2.

A veces, dice, los vómitos o la diarrea que experimenta como consecuencia de su nueva enfermedad aparecen tan de repente que no puede controlar sus intestinos y tiene que irse del trabajo y asearse. "Supongo que solo esperas que los días buenos superen a los malos, pero los días malos están ahí. Hay que aguantarlos", dice.

"Tomar la medicación es jugármela. No sé si me va a sentar bien o me va a hacer enfermar o tener un accidente en el trabajo. Por otro lado, me da mucho miedo hasta comer en el trabajo, y a veces me quedo sin comer. Me da la sensación de que la única manera de no echarlo todo, es no comer nada en absoluto"

— Blake

El bufete de abogados especializado en lesiones personales Morgan & Morgan, que lleva el caso de Blake, ha afirmado a Business Insider haber examinado más de 10.000 casos de gastroparesia que podrían estar relacionados con los fármacos GLP-1 y que se estaban investigando activamente. Más de una docena de esos casos, incluido el de Blake, han dado lugar a demandas en EEUU, en las que se alega que Novo Nordisk (fabricante de Ozempic y Wegovy) y/o Eli Lilly (Mounjaro y Zepbound) no advirtieron adecuadamente a pacientes y médicos del riesgo de parálisis estomacal.

Caja de Pringles

Novo Nordisk y Eli Lilly afirman que la ralentización del estómago forma parte del funcionamiento de estos medicamentos. En las etiquetas de sus productos se indica el riesgo de vaciado gástrico retardado. Además, la diabetes puede afectar gravemente a la digestión; es la causa más conocida de gastroparesia.

Un portavoz de Eli Lilly afirma que "la etiqueta de Mounjaro advierte de que su uso puede estar asociado con reacciones adversas gastrointestinales, a veces graves", y no debe utilizarse en pacientes con enfermedad gastrointestinal grave.

Los médicos dicen que la moda de los fármacos para adelgazar debe frenarse

La gastroparesia no es la única preocupación en torno a los GLP-1. Los organismos reguladores de la Unión Europea están investigando 150 casos de pensamientos suicidas posiblemente relacionados con el uso de Wegovy, Ozempic y Saxenda.

Y luego está la cuestión de cómo funciona esto en los niños. A niños de tan sólo 12 años se les recetan fármacos GLP-1 para tratar el síndrome de ovario poliquístico, la obesidad y la diabetes, y sus padres no tienen una hoja de ruta. ¿Cómo afecta esto al cerebro en desarrollo? ¿Deben los niños planificar la retirada gradual de estos fármacos y, en caso afirmativo, cuándo y cómo? Novo Nordisk y Eli Lilly aseguran a los padres que están probando sus fármacos adelgazantes en niños de tan solo 6 años, lo que plantea otra pregunta: ¿Es así como queremos tratar el peso y la salud de nuestros hijos? ¿Estamos confiando en que una receta para adelgazar eluda todos los factores sistémicos que atentan contra la salud de los niños, incluido el estigma del peso?

La industria farmacéutica tiene una respuesta bastante uniforme a cualquier preocupación sobre los GLP-1. Son fármacos bien tolerados, con enormes beneficios, y las reacciones adversas son poco frecuentes. Por encima de todo, afirman, estos fármacos han resuelto una cuestión que está en el centro de una guerra cultural en Estados Unidos: qué es la obesidad y cómo solucionarla. "Es más grande que yo" es el lema de la campaña publicitaria de Novo Nordisk, protagonizada por Queen Latifah.

Además, una investigación financiada por Novo Nordisk y Eli Lilly sugiere que estos medicamentos pueden reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, cáncer de colon, insuficiencia renal e hipertensión.

En general, los médicos coinciden en que estos fármacos están ayudando a muchos pacientes. Pero algunos también desearían poder frenarlos un poco. Los GLP-1 son tan populares que la gente adquiere versiones de imitación en Internet, se lo recomiende o no un médico, y los toma sin supervisión médica.

Los GLP-1 están diseñados (como otros fármacos) para dejar de funcionar poco después de dejar de tomarlos. Para mantener la asombrosa pérdida de peso y los efectos saludables de estos fármacos, la mayoría de los pacientes probablemente tendrán que tomar su medicación de por vida. Esto plantea grandes preguntas que aún no tienen respuesta: ¿Cuáles son los efectos físicos de estos fármacos a largo plazo? ¿Qué ocurre cuando los pacientes empiezan a tolerar el fármaco? ¿Cómo esperamos que los pacientes puedan permitirse a largo plazo las versiones oficiales de estos fármacos aprobadas por la FDA? ¿Estamos preparados para que la sociedad, a la que se le han vendido los beneficios de los GLP-1, empiece a comprar versiones baratas en Internet y experimente con dosis espaciadas, sin asistencia médica?

"Estos medicamentos no deberían llegar a mezclarse con el suministro de agua. Tenemos que ser conscientes de lo dañinos que son para quien los toma"

— Shalender Bhasin, Médico del Hospital Brigham de Mujeres

A veces, el daño no es inmediatamente evidente. A principios de este año, el Dr. Peter Attia, un prestigioso médico especializado en longevidad, publicó un Reel viral en Instagram en el que advertía de su preocupación por la rápida pérdida de masa muscular entre los pacientes con los que había hablado. "Han perdido masa muscular a un ritmo que me alarma", afirmaba.

Doctor Bhasin.

Hannah Latham para Business Insider

Bhasin comparte la preocupación de Attia, sobre todo por los pacientes mayores o discapacitados, que están entre los más necesitados de fármacos contra la obesidad. Bhasin estudia los efectos en cascada de la pérdida de masa muscular. Además de hacer que uno se sienta más débil, la pérdida de masa muscular puede provocar pérdida ósea y osteoporosis, aumentando el riesgo de fracturas por pequeñas caídas o ejercicio, según el médico. La pérdida de masa muscular también puede dañar la función metabólica y ralentizar la pérdida de grasa.

"Si no pueden salir de casa para hacer cosas como ir de compras, a la oficina de correos, al cine o a socializar, su vida estará totalmente limitada. Y la reducción de las funcionalidades físicas es un síntoma de problemas de salud más graves, como el aumento de la mortalidad, del riesgo de hospitalización, etc."

Bhasin

Millones de personas ya consumen estos fármacos. No se trata solo de personas con una enfermedad diagnosticada que afecta a su peso. Son personas sanas con cuerpos menos normativos. Personas que están cansadas después del parto y solo quieren perder peso de una vez. Adolescentes que sufren acoso cuando su cuerpo se desarrolla. Cualquiera que quiera parecerse más a las modelos de Instagram. Cualquiera que viva en una parte de Estados Unidos donde los alimentos sanos y no procesados son inaccesibles y la mayor parte del tiempo fuera de casa se pasa en el coche.

Los fármacos GLP-1 están empezando a parecer una tirita individual para una sociedad que está profundamente enferma. La gente consigue un segundo o incluso un tercer empleo para poder permitirse estos medicamentos que creen que les harán verse y sentirse más sanos, gastando más de 1.000 dólares al mes (más de 900 euros) en un esfuerzo por corregir problemas que son mucho mayores que cualquiera.

El comienzo de un futuro complejo para los fármacos adelgazantes

Hasta la fecha, el auge de los medicamentos para adelgazar ha estado impulsado por la industria farmacéutica. Los fabricantes han distribuido cupones para que los pacientes prueben Wegovy, Mounjaro, Zepbound y Ozempic con descuento. También han realizado ensayos clínicos, que dan a los pacientes la oportunidad de probar el medicamento durante un año o más sin coste alguno.

Ahora, la presión sobre las aseguradoras, las empresas y los estados para que paguen estos fármacos es cada vez mayor. Pacientes y médicos les instan a que proporcionen cobertura.

"Me da terror que me impidan tomar una medicación que ha mejorado tanto mi vida. Tengo pesadillas con ello"

Brody

Las empresas farmacéuticas también están tomando cartas en el asunto. Intentan convencer a las aseguradoras de que sus fármacos mejoran la salud de las personas más allá de la pérdida de peso y, por tanto, podrían reducir con el tiempo el gasto en enfermedades relacionadas con el peso de los pacientes.

Pero muchas compañías y otros pagadores no ceden y mantienen los medicamentos caros fuera de su alcance. En una encuesta reciente de la empresa de seguros sociales Mercer, el 19% de las empresas de EEUU afirmaron que estaban considerando la posibilidad de añadir cobertura, pero un porcentaje mayor, el 40%, dijo que no tenía previsto pagar los medicamentos. "Muchas simplemente no tienen presupuesto", afirma Renee Rayburg, consultora de Pharmaceutical Strategies Group que trabaja con empresas en sus programas de farmacia.

Aterrorizadas por la posibilidad de que se disparen los costes de sus planes de salud, muchas empresas están dificultando el acceso a los medicamentos para adelgazar. Empezaron prohibiendo el uso de Ozempic a las personas que no padecían diabetes de tipo 2. Ahora, algunas están intentando restringir el acceso a los medicamentos para adelgazar a las personas con un IMC más elevado o a las que participan en un programa de cambio de conducta. La Clínica Mayo comunicó a los trabajadores que, a partir de 2024, tenía previsto limitar el gasto de por vida en medicamentos para adelgazar a 20.000 dólares por afiliado a un plan de salud (unos 18.000 euros). Otras empresas, como el Sistema de la Universidad de Texas, están poniendo fin a la cobertura. 

"Las personas que están pendientes de su salud son aquellas que disponen de los recursos para actuar de manera preventiva. Los que carecen de recursos no se preocupan hasta que es demasiado tarde, y al aparecer los problemas es cuando vienen a la clínica en busca de ayuda"

— Tchang

Los planes de salud públicos tampoco se apresuran a cubrirlos, y la ley prohíbe que Medicare cubra los medicamentos para adelgazar. Esto podría cambiar, pero exigiría la intervención del Congreso. Y aunque los fabricantes de medicamentos y los grupos de defensa de los pacientes han ejercido una fuerte presión en ese frente, los analistas de Capital Alpha Partners predicen que Medicare no cubrirá los fármacos, ni siquiera parcialmente, hasta al menos 2027.

Pero estas barreras no detendrán el flujo de medicamentos para adelgazar en la sociedad. La presa se ha roto: los pacientes y los médicos han podido comprobar lo revolucionarios que podrían ser estos fármacos.

Doctora Tchang.

Christian Rodriguez para Business Insiderr

Sin apoyo institucional, Tchang teme que simplemente reforcemos los mismos problemas sociales que hicieron del Ozempic un éxito. En el acaudalado Upper East Side, donde trabaja Tchang, abundan las recetas de GLP-1. Muchos de sus pacientes utilizan estos fármacos como medicina preventiva, luchando contra antecedentes familiares de obesidad o esperando corregir un peso que ha ido aumentando lentamente con la edad.

 Tchang espera que algún día todos puedan enfocar así su salud.

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