¿Recesión improbable o inevitable? JP Morgan, Goldman Sachs y otras empresas revelan sus predicciones económicas para el resto del 2022

James Faris
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Algunas empresas de Wall Street apuestan por una recesión, mientras que otras insisten en que la economía es demasiado fuerte.
Algunas empresas de Wall Street apuestan por una recesión, mientras que otras insisten en que la economía es demasiado fuerte.

Kolderal via Getty Images

En Wall Street, todos hablan de la inminente recesión económica. El imparable aumento de la inflación ha obligado a la Reserva Federal a subir los tipos de interés, lo que encarece las compras de una vivienda, un coche y otros artículos de gran valor. Las acciones y los bonos se están resintiendo, así como el optimismo de los consumidores.

El convencimiento de que se va a producir una crisis es cada vez mayor y, de hecho, algunos opinan que ya ha llegado. El PIB estadounidense cayó un 1,4% en el primer trimestre de 2022, y la definición de recesión son 2 trimestres consecutivos en negativo. Cuando se anuncie el próximo dato del PIB a finales de agosto, se acabarán las dudas al respecto. Para Europa, esta información es muy importante, ya que la economía estadounidense, al tratarse de la primera potencial mundial, arrastra al resto. Y no olvidemos que aquí también hay un grave problema inflacionario y el BCE ha anunciado sus propias subidas de tipos.

A pesar del panorama, hay muchas empresas en Wall Street que no descuentan una crisis. De hecho, la mayoría de las que han hablado con Business Insider cree que las posibilidades de recesión son solo de solo un 50%. Incluso, algunos dudan bastante que esta se vaya a producir.

Entre las empresas que ven el vaso medio lleno se encuentran BMO Capital Markets, Credit Suisse, JPMorgan y Oppenheimer. Por su parte, Ameriprise Financial, Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Stanley sí que aprecian un mayor riesgo.

Por el contrario, Barclays Private Bank y UBS creen que es probable que se produzca una desaceleración, mientras que Bank of America y Wells Fargo apuestan por la crisis.

Estas son las 12 perspectivas de estas grandes compañías, ordenadas de más a menos optimistas.

Es poco probable que haya recesión

La probabilidad de una recesión es "discutible", según Brian Belski, estratega jefe de inversiones de BMO Capital Markets.

Las razones que alega Belski son las siguientes: la tasa de desempleo es históricamente baja, los consumidores siguen gastando y yéndose de vacaciones, y (quizás lo más importante) tiene la corazonada de que la inflación no es tan grave como el consenso cree.

Es cierto que los precios se han disparado debido a que los problemas en la cadena de suministros por la pandemia y la guerra en Ucrania han desajustado la oferta y la demanda. No obstante, Belski cree que la inflación empezará a remitir en los próximos meses.

Por otro lado, respecto al sentimiento negativo de los consumidores, Belski opina que este se debe a la subida del precio de la gasolina, que él considera que empezará a remitir pronto. Y aunque se han producido más despidos y parones en las contrataciones en EEUU, argumenta que estas se limitan sobre todo al sector tecnológico.

Jonathan Golub, estratega jefe de bolsa de Credit Suisse, está en la misma sintonía. A principios de este mismo mes, comentó que la desaceleración que se está produciendo no es suficiente para considerar que se va a entrar en crisis.

"Las recesiones se caracterizan con mayor precisión por un colapso del empleo acompañado de una incapacidad de los consumidores y las empresas para cumplir con sus obligaciones financieras. Aunque actualmente estamos experimentando una desaceleración significativa del crecimiento económico (desde niveles extremadamente altos), ninguna de las condiciones anteriores está presente hoy", argumentaba.

Los economistas de Credit Suisse prevén un crecimiento del PIB ajustado a la inflación del 2,5% y del 1,9% en 2022 y 2023, respectivamente, según Golub. Y aunque el experto ha recortado recientemente su objetivo de precio para el S&P 500 de 4.900 a 4.300, ha explicado que el ajuste se debe a unas valoraciones más bajas, "no a preocupaciones de recesión" o a unas expectativas de beneficios más débiles.

La recesión es posible, pero dudosa

El CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, ha sorprendido este 14 de julio durante la llamada de resultados de su empresa al decir que, aunque hay signos de debilidad en la economía, no ve una recesión inminente.

Los economistas de JPMorgan Global Research están de acuerdo con esa opinión. Aunque no apuestan por una crisis en el próximo año, Marko Kolanovic, jefe de estrategia de mercados globales de la firma y codirector de investigación global, indicó que la "probabilidad de recesión ha aumentado significativamente".

La subida de la inflación y la falta de flexibilidad en las condiciones financieras son algunas de las preocupaciones de Kolanovic, pero los economistas de la firma creen que el crecimiento mundial aumentará del 1,3% en la primera mitad de 2022 al 3,1% en la segunda mitad del año.

Esa aceleración del crecimiento se producirá cuando la inflación caiga de una tasa anualizada del 9,4% en los primeros 6 meses del año al 4,2% en la segunda mitad, según Kolanovic. Este descenso vendría de la mano de una solución diplomática a la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que daría a los banqueros centrales la posibilidad de alejarse de la política monetaria de halcón.

De hecho, la invasión rusa de Ucrania es una de las principales razones por las que John Stoltzfus, estratega jefe de inversiones de Oppenheimer, se vio sorprendido por las enormes caídas de las acciones este año. El brote de COVID-19 en China tampoco ayudó. Ambas situaciones han provocado que los precios se mantengan altos, debido a los cuellos de botella en las cadenas de suministros.

Sin embargo, aunque la economía estadounidense no va tan bien como Stoltzfus pensaba cuando fijó su objetivo de precio en 5.330 a finales de 2021, sigue creyendo que hay más razones para ser optimistas de las que está descontando el mercado.

"Creemos que los fundamentos económicos de EEUU siguen siendo sólidos", escribió Stoltzfus en un correo electrónico del 7 de julio sobre su nuevo objetivo de precio para el S&P 500. "El crecimiento del país debería seguir bien respaldado por la demanda de los consumidores, la inversión empresarial y el gasto público", añadió.

Sin embargo, Stoltzfus ha reconocido después a Business Insider que ve más turbulencias para la economía estadounidense de las que valoraba en un principio. El camino a seguir depende de las medidas de la Fed y de cómo responda a estas la economía del país.

"No creemos que el aterrizaje vaya a ser suave. Pensamos que será accidentado", sentencia Stoltzfus.

Por otra parte, según Goldman Sachs, la recesión no es algo seguro. La firma situaba las probabilidades a principios de mes en un 30%.

David Kostin, estratega jefe de renta variable estadounidense de la empresa, indicaba a principios de mes que la inflación y la respuesta agresiva del banco central a la misma, tienen a la economía y a las acciones en un terreno irregular. Cabe destacar que el dato de inflación en EEUU se encuentra ahora mismo en el doble del 4,8% que había previsto la compañía.

Pero mientras muchos de sus compañeros piensan que el aumento de los costes de los préstamos paralizará la economía, el argumento de Kostin es que este año se ha demostrado que no hay certezas respecto a la situación económica.

"Los acontecimientos de este año han sido casi imposibles de predecir", escribía el experto.

Algunos no se mojan y lanzan una moneda al aire

Dado que el entorno económico es muy incierto, varias empresas se sienten más cómodas afirmando que las posibilidades de recesión son del 50%.

Una de esas firmas es Ameriprise Financial. Russell Price, economista jefe de la empresa, ha expuesto varios argumentos para ser constructivos con la situación: la baja tasa de desempleo, el hecho de que los consumidores parecen seguir contando con efectivos y la demanda que continúa habiendo.

Sin embargo, la inflación es una seria amenaza para las perspectivas de su empresa, y el hecho de que se haya acelerado de nuevo tanto en mayo como en junio ha sido una enorme señal de alarma para Price y sus compañeros, que pensaron que el precio habría tocado techo en marzo. Mientras que los precios de los coches de segunda mano y de productos básicos como la madera y los metales han bajado, el coste del petróleo y el gas probablemente seguirá subiendo, según Price.

Citigroup también opina que hay un 50% de posibilidades de que se produzca una crisis mundial, según Scott Chronert, uno de los principales estrategas de renta variable estadounidense de la empresa. No hay consenso sobre cuándo llegaría, y la gravedad y duración de la misma también son cuestiones complicadas de prever.

Por un lado, los sólidos informes de beneficios de las empresas tanto en el cuarto trimestre de 2021 como en el primero de 2022 son razones para el optimismo, según Chronert. Cree que los resultados del segundo trimestre cumplirán las expectativas, pero añade que está atento a los datos de producción industrial y a otros informes en busca de indicios de debilidad.

La inflación es la principal amenaza para la economía, ya que Chronert afirma que el banco central de EEUU podría estar dispuesto a provocar una crisis para acabar con el crecimiento desbocado de los precios. Los economistas de Citi esperan que la inflación retroceda hasta el 3% o el 4%, frente al 9% actual, lo que supondría un avance significativo, pero seguiría estando muy por encima de la Reserva Federal.

Morgan Stanley se abstiene de dar una afirmación categórica, considerando este periodo como "el momento macroeconómico más caótico y difícil de predecir en décadas". Su opinión, no obstante, sigue siendo que el PIB de EEUU aumentará un 2,9% en 2022.

Mike Wilson, el jefe de estrategia y CIO que dirige el equipo de renta variable estadounidense de Morgan Stanley, cree que el mercado está en un ciclo bajista que va de la mano de una recesión. En opinión de Wilson, se derivaría de la debilidad de los márgenes causada por la inamovible inflación de los bienes de consumo y de los trabajadores, aunque la demanda y la dura política de la Reserva Federal también son motivos serios de preocupación.

Es más probable que sí se produzca una recesión

Barclays Private Bank no tiene una visión nada optimista. Es posible que el crecimiento económico continúe, aunque la firma cree que se reducirá a la mitad con respecto al año pasado, ya que los bancos centrales suben rápidamente los tipos de interés en respuesta a la creciente inflación.

"La combinación de un empeoramiento de las perspectivas de crecimiento y el endurecimiento de las condiciones financieras han deprimido el sentimiento de los inversores hasta un punto raramente visto fuera de las recesiones", opinan Jean-Damien Marie y Andre Portelli, codirectores de inversión de Barclays Private Bank.

Por su parte Julien Lafargue, estratega jefe de mercado de la firma, indica que puede darse una recesión "leve" en EEUU y algunas partes de Europa, ya que el telón de fondo económico se ha "deteriorado". Sin embargo, añade que "un periodo temporal de contracción no es necesariamente el precursor de una crisis".

La buena noticia en el frente económico es que la inflación parece estar tocando techo, según Lafargue. Su postura es que el crecimiento de los precios "se moderará gradualmente" en los próximos meses. De ser así, es posible que los mercados también hayan llegado a los niveles máximos de la política monetaria de los bancos centrales.

UBS también cree que la posibilidad de que se produzca una desaceleración económica "ha aumentado significativamente", como dijo Solita Marcelli, su directora de inversiones para las Américas. No obstante, no está de acuerdo con que la economía esté ya condenada.

"Aunque creo que vamos hacia una recesión, esta no es inevitable. Y todavía creo en la posibilidad de un aterrizaje suave", defiende Marcelli.

"Si la Fed lleva a cabo el plan de subidas que ha trazado, sí, creo que entraremos en recesión. Pero pensamos que todavía hay una posibilidad considerable de que los datos económicos de los próximos meses indiquen una pérdida de impulso muy rápida en la economía. En ese caso, podrían hacer una pausa en ese punto, evitando así la recesión", analiza Marcelli.

El aspecto positivo es que, si se produce una crisis, es probable que sea superficial, en opinión de Themis Themistocleous, jefe de la oficina de inversiones de UBS para Europa, Oriente Medio y África. Si, por el contrario, se trata de una recesión más profunda, los inversores deberían prepararse para sufrir más.

La recesión es algo seguro

Bank of America es una de las últimas empresas en hablar oficialmente de recesión. Un equipo de economistas de la firma dirigido por Ethan Harris escribió en una nota del 13 de julio que su previsión actualizada es de una leve contracción del -1,4% para el PIB de todo el año que comienza en la segunda mitad de 2022.

Menos de un mes antes, el 17 de junio, la empresa veía sólo un 40% de posibilidades.

"Nuestra anterior perspectiva de referencia para la economía estadounidense presentaba una recesión de crecimiento (es decir, el crecimiento de la producción sigue siendo positivo, pero por debajo de nuestra estimación del potencial), pero se han dado una serie de circunstancias para frenar el impulso económico más rápidamente de lo que esperábamos", indicaba Harris en una nota de mediados de julio.

Las circunstancias citadas incluyen una caída del gasto en servicios basada en los datos de las tarjetas de crédito y débito de Bank of America, así como las continuas amenazas de una inflación altísima, condiciones financieras estrictas y la desaceleración de las ventas de viviendas.

En opinión de Bank of America, el desempleo aumentará del 3,6% al 4,6%. Harris señala que la Reserva Federal ha mostrado "una voluntad de aceptar que el mercado laboral sufra, al menos un poco" mientras va a por todas para frenar la inflación.

El futuro que plantea Wells Fargo es también de una corta recesión que durará desde finales de 2022 hasta principios de 2023. La firma señaló esto por primera vez a mediados de mayo, según Reuters.

"Después de solo 2 años, vemos claras señales de que la expansión está en un ciclo tardío, gracias a un acelerador de la inflación que esperamos que se desvanezca en 2023", opinan sus estrategas.

Esas señales incluyen tipos de interés más altos, menores ingresos ajustados a la inflación, problemas en la cadena de suministro y la guerra entre Rusia y Ucrania. Cuando se combinan, los riesgos "superan el apoyo del sólido crecimiento del empleo y erosionan el gasto del consumidor", en opinión de Wells Fargo.

Es probable que Europa tampoco pueda evitar una recesión, dado que la economía mundial es aún más vulnerable debido al problema de suministro energético causado en parte por el conflicto de Rusia y Ucrania.

Pero a finales de 2023, Wells Fargo espera que la inflación y la política monetaria se suavicen, lo que cree que sentaría las bases para otra recuperación económica mundial.

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