Los robots repartidores autónomos todavía tienen camino por recorrer: ¿por qué no van a sustituir a los 'riders' y sus mochilas de colores?

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  • La automatización plantea serias cuestiones sobre el futuro del trabajo en todos los sectores y escalas: ¿me sustituirá finalmente una máquina?
  • Business Insider España pregunta a varios expertos en robótica que están trabajando en el sector del reparto qué supondrá la aparición de estos robots en las calles.

Cuando William Lee inventó en 1589 en Nottingham una máquina para tejer medias, una pregunta empezó a recorrer las fábricas de Inglaterra:

¿Acabará desapareciendo mi trabajo? 

Cinco siglos más tarde, en plena revolución tecnológica y con la inteligencia artificial jugando un papel esencial en el mundo del trabajo, esa misma cuestión vuelve a sacudir hoy a millones de trabajadores en todo el mundo. Nadie está a salvo de ser sustituido por una máquina. 

Sin embargo, muchos estudios señalan que no hay por qué alarmarse. La automatización destruye empleos, pero también creará otros nuevos. De hecho, esta es una de las conclusiones del economista Philippe Aghion, profesor en el Collège de France, la London School of Economics y Harvard, e investigador de la economía del crecimiento y los cambios tecnológicos recientes.

En uno de sus últimos estudios, Aghion repasa cómo la automatización no es en sí misma un enemigo del empleo, sino que tiene un impacto positivo, incluso entre los trabajadores industriales con baja cualificación. 

 

Precisamente, uno de los sectores que vive sumido en un acelerado proceso de transformación y automatización es el delivery. Los robots repartidores autónomos ya están en las calles, en España ha habido algunas pruebas piloto, y en China y en Estados Unidos se puede ver ya algunos de estos dispositivos en los campus universitarios.

Los riders mientras tanto, miran de reojo a estos dispositivos y se preguntan, como aquellos trabajadores de los telares de Nottingham, ¿qué va a pasar con mi trabajo?

Este colectivo, que ya forma parte del paisaje urbano con sus mochilas de colores a cuestas, ha estado marcado históricamente por la precariedad. Ahora, mientras luchan por mejorar sus derechos laborales, ven como una nueva amenaza sobrevuela sus cabezas: los robots repartidores.

Sin embargo, pueden estar tranquilos, al menos por ahora. No, una máquina no les va a quitar el trabajo.

¿Robots y humanos trabajando juntos?

Un robot de la empresa Starship.
Un robot de la empresa Starship.

En los inmensos almacenes de Amazon, robots y humanos trabajan codo con codo en una sincronía perfecta, aunque no exenta de peligros e incluso accidentes laborales. En uno de esos almacenes de Estados Unidos, la relación máquina/humano es de 10.000 robots por cada 1.000 operarios. 

Algo así se espera que llegue algún día al sector del delivery. En 2020, el mercado de robots de reparto estaba valorado en torno a los 3.500 millones de dólares. Para 2030 se prevé que esa cifra llegue hasta los 30.000 millones. 

"Es poco probable que los robots de reparto sustituyan por completo a los riders", asegura Pol Oliver, director financiero de Starship, una de las compañías de robots de reparto pioneras más grandes del mundo, que está presente en 5 países y cuenta con más de 2.000 dispositivos funcionando de manera autónoma en diferentes lugares, desde universidades en EEUU hasta supermercados en el Reino Unido.

"En el sector del reparto con personas, los empleados suelen ser tratados de mala manera, trabajan en exceso y no suelen ganar el salario mínimo legal. Al utilizar robots autónomos en la última milla, se puede dejar que las personas trabajen en mejores condiciones y entornos dentro de la industria en general", señala Oliver.

Los argumentos que esgrimen las empresas especializadas en el sector de los robots de reparto es que, por un lado, los robots abaratan la operativa, evitan accidentes, son más sostenibles con el medio ambiente, y por el otro, los riders podrán dedicarse a otras tareas como el mantenimiento y supervisión de los dispositivos en vez de estar pedaleando en la calle. 

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Desde Starship no creen que las entregas de última milla y de corta distancia puedan ser realizadas por personas y ser económicamente viables en el largo plazo. Esto es algo que en los últimos años se ha podido comprobar, con la gran mayoría de empresas del sector sufriendo graves problemas por alcanzar la rentabilidad.

La operativa del reparto de última milla es muy costosa, principalmente porque hay que pagar el salario a una persona —incluso cuando la mayoría de las plataformas de reparto han esquivado contratar a sus repartidores—.

Los humanos son todavía mucho más eficientes que los robots. Pero un trabajador cuesta mucho más dinero que un robot, que requiere una inversión inicial que puede estar en torno a los 3.000 euros si se fabrica a escala, y que requiere unos costes de mantenimiento mínimos.

"El reparto de última milla seguirá evolucionando inevitablemente y será multimodal; no hay un tipo de reparto autónomo que pueda satisfacer todas las necesidades en todo momento", añade Olive.

Los robots autónomos no son tan autónomos

Los dispositivos de Starship son autónomos en un 99%. En sus primeras rutas siempre están bajo control humano, pero una vez tiene las zonas cartografiadas y ha realizado el mapeo de la zona donde va a operar, no necesitan un humano teledirigiéndolos.

Aquí la tecnología juega un papel esencial. Para que el robot funcione a la perfección de manera autónoma, el nivel de desarrollo tecnológico tiene que permitir que el robot pueda entender y registrar qué es realmente un obstáculo y cuando debe de pararse o no. 

Todavía hoy, a pesar de los vídeos promocionales de las empresas, la realidad es que los robots que operan de manera autónoma lo hacen muchas veces a trompicones.

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El robot de Startship utiliza una mezcla de visión por ordenador y GPS para conocer su ubicación con precisión de centímetros, cuenta con detección de obstáculos mediante una "burbuja de conocimiento de la situación" a su alrededor. Gracias a 12 cámaras, sensores ultrasónicos, radares, redes neuronales y otras tecnologías, el robot puede detectar obstáculos, como animales, peatones o ciclistas, y otros robots de reparto.

Desde Deliver.AI, otra empresa tecnológica que fabrica robots de reparto —los de Glovo y Delivery Hero presentados este año llevan su sello—, ven un modelo híbrido de reparto en donde humanos y robots trabajen juntos y se complementen.

"Apoyamos la mezcla de flotas de robots de reparto autónomos y riders", comenta a Business Insider España, Ali Kutay Yarali, fundador y CEO de Delivers.AI. 

"En nuestro modelo de operación, tenemos operadores y teleoperadores sobre el terreno que seleccionamos entre los propios riders. Estos nuevos puestos de trabajo son oportunidades de trabajo de alta cualificación", añade.

El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.
El robot autónomo de reparto presentado por Glovo, Goggo y Delivers.AI.

BI España

Como señala el CEO de Delivers.AI, sus robots de reparto no son todavía 100% autónomos. Detrás de sus dispositivos hay un operador que teledirige al robot. Otra empresa que utiliza este sistema es Coco. 

En un vídeo publicado por Los Angeles Times, se puede ver como una joven desde su cuarto, utilizando un joystick y como si fuera un videojuego, conduce un robot de reparto por las calles de Santa Mónica en California. 

Al ser un trabajo en remoto, estas empresas lo que hacen es deslocalizar sus plantillas y tener operadores conduciendo sus robots en cualquier país con una mano de obra más barata. ¿Pasarán los riders a ser conductores de robots? Es una de las posibilidades, y lo que la teoría más optimista sobre la automatización defiende.

Sara Nicolás, responsable de Asuntos Externos de Goggo Networks, otra empresa del sector y que junto con Delivers.AI. ha desarrollado los robots de Glovo, explica a Business Insider España, que los robots no reemplazarán a los repartidores, sino que les complementarán. 

De hecho, asegura que tiene varias posiciones abiertas en tareas de mantenimiento y que dan prioridad a riders o trabajadores del sector de la logística que ya conocen el sector.

"Parece que destruimos empleo y no es el caso. Cuando hablamos de tecnologías autónomas y no es que el robot vaya solo. Al final hay muchas personas detrás. La idea es complementar la flota actual, en los próximos años va a seguir habiendo reparto como el que existe ahora", apunta.

La figura del repartidor, apuntan los expertos, no va a desaparecer. Estos robots, que circulan a 6 kilómetros por hora por las aceras como si fuera un peatón, reemplazará los viajes cortos. Pero aquellos más largos y que por ejemplo necesitan ser rápidos —como llevar una hamburguesa caliente a un cliente— seguirán siendo realizados por humanos, al menos, por ahora.

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