Cómo afecta el coronavirus al cerebro: todo lo que se sabe hasta ahora

Médicos durante la pandemia de coronavirus

Reuters 

  • La infección de coronavirus puede causar una serie de trastornos neurológicos que han preocupado a los expertos desde los primeros casos. 
  • Ahora, una revisión recopila todo lo que se conoce sobre el impacto del virus en el cerebro hasta ahora y subraya la gravedad del COVID-19 a largo plazo. 
  • Desde la anosmia hasta la ansiedad: esto es todo lo que se sabe sobre cómo afecta el coronavirus al cerebro. 
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En una nueva revisión sobre cómo el SARS-CoV-2 puede hacer su daño en el cerebro, los investigadores enumeran las alteraciones neuropsiquiátricas que van desde la pérdida del gusto y el olfato hasta la "niebla cerebral" y el comportamiento suicida. 

Los autores han ahondado en un fenómeno que se lleva observando desde el inicio de la pandemia y que parece mantenerse en los pacientes de COVID-19 a largo plazo. 

"La actual pandemia de SARS-CoV-2 se asocia con numerosos síntomas y complicaciones de orden neurológico", avisaba ya un manual para profesionales elaborado por la Sociedad Española de Neurología en abril de 2020. 

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Un año después, esto es todo lo que se sabe sobre el impacto del coronavirus en el cerebro. 

No hay evidencia de que el virus infecte el cerebro 

"Se sabe que el SARS-CoV-2 penetra en la mucosa olfativa, causando la pérdida del olfato, y podría entrar en el cerebro, migrando desde la placa cribiforme a lo largo del tracto olfativo o a través de las vías vagales o del trigémino; sin embargo, se carece de pruebas definitivas al respecto", resume la revisión. 

Un estudio anterior que analizó los cerebros de 41 pacientes que murieron por COVID-19 concluía que no habían sido halladas evidencias de ARN mensajero en ninguno de ellos, por lo que parecía improbable que el virus infectara el cerebro. 

"Hemos examinado más cerebros que otros estudios y hemos utilizado más técnicas para buscar el virus. La conclusión es que no encontramos pruebas de ARN o proteínas virales en las células cerebrales", afirma James E. Goldman, MD, PhD, profesor de patología y biología celular (en psiquiatría), que ha dirigido la investigación. 

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"Aunque hay algunos trabajos que afirman haber encontrado virus en las neuronas o en la glía, creemos que esos son el resultado de la contaminación, y que cualquier virus en el cerebro está contenido en los vasos sanguíneos del cerebro", señala. 

Sin embargo, sí que hay evidencias de impacto cerebral 

El estudio de los cerebros, sin embargo, sí que demostró que, de alguna manera, había alteraciones en el órgano provocadas por la infección, como la neurofagia. 

Los investigadores creen que el impacto puede estar inducido por los mecanismos que se ponen en marcha en el cuerpo en respuesta a la infección de coronavirus y que a veces provocan una inflamación exagerada conocida como "tormenta de citoquinas". 

Los trastornos neurológicos del COVID-19 podrían ser el resultado de microrroturas y daños neuronales y, en consecuencia, los síntomas difieren en función de la región del cerebro afectada, explica el estudio. 

Mientras que la ageusia, las náuseas y los vómitos pueden estar relacionados con la invasión vírica del tronco cerebral, es más probable que otros trastornos de corta y larga duración se deban a la neuroinflamación y la lesión hipóxica. 

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Por su parte, la afectación del tronco cerebral puede explicar las anomalías autonómicas persistentes y la ansiedad.

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En general, Goldman asegura que los cambios observados en el cerebro durante su investigación "podría explicar por qué los pacientes gravemente enfermos experimentan confusión y delirio y otros efectos neurológicos graves, y por qué aquellos con casos leves pueden experimentar niebla cerebral durante semanas y meses".

En cuanto a la prevalencia, "1 de cada 5 personas que han tenido COVID-19 experimentan estos problemas", según un estudio de la Universidad de Oxford Brookes dirigido por la psiquiatra Tina Malhotra. 

El análisis señala que, a corto plazo, el 95% de los pacientes con Covid-19 sufrían un trastorno de estrés postraumático. También, entre el 17 y 42% de los pacientes podían experimentar trastornos afectivos como depresión.

En cuanto a los problemas cognitivos, la falta de atención se presentó en el 45% de los casos y el deterioro de la memoria entre un 12% y 28%. Sobre los problemas a largo plazo, el 44% de los pacientes continuó presentando problemas de atención y entre el 28 y el 50% deterioro en la memoria.

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La revisión publicada recientemente advierte de trastornos aún más graves como la alteración del aprendizaje, la memoria, la neuroplasticidad, las alucinaciones, las pesadillas, la niebla cerebral e incluso la conducta suicida. 

No está del todo claro la relación directa entre la infección y algunos de estos comportamientos, ya que trastornos como la depresión, la ansiedad y la conducta suicida son multifactoriales y pueden estar agravados por la situación de crisis o responder a problemas subyacentes. 

Sin embargo, los expertos ofrecen alguna explicación a la posible conexión con la infección del virus. 

"Los mecanismos del daño cerebral de la COVID-19 pueden asemejarse a los implicados en las lesiones cerebrales traumáticas, en las que una combinación de estado proinflamatorio y lesión microvascular que da lugar a la pérdida neuronal se ha relacionado con la patogénesis del comportamiento suicida", reflexionan los autores de la revisión. 

Entender mejor qué está pasando con los pacientes de COVID-19 a largo plazo podría ayudar a aliviar estos trastornos 

Un estudio que ha seguido a pacientes de COVID-19 a largo plazo  revela que mantienen trastornos neurológicos con una alta frecuencia, por lo que los expertos advierten de que comprender lo que está pasando con este colectivo ayudaría a comprender mejor el fenómeno. 

El trastorno cognitivo estaba presente en el 81% de los pacientes analizados. Además, casi un 60% mantenían anosmia y el 85% informaron de una fatiga crónica. En torno al 47% aseguraron estar experimentando depresión o ansiedad. 

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Hay ya varios estudios en marcha para comprobar la posible relación que existe entre estas patologías y la autoinmunidad que parece desarrollarse en las personas que mantienen el síndrome de COVID-19 a largo plazo. 

El fenómeno, que está más presente en mujeres, tiene desconcertados a los investigadores desde el inicio de la pandemia y los interrogantes no han hecho más que acumularse, especialmente desde que algunos pacientes hayan empezado a informar de que sus síntomas habían desaparecido tras vacunarse. 

Los investigadores piden más análisis de este tipo de fenómenos para comprender el mecanismo del COVID-19 y, sobre todo, establecer cómo de permanentes son sus consecuencias. 

Además, los científicos de la revisión más reciente aseguran que comprender los mecanismos que están causando patologías neurológicas por el COVID-19 "puede servir de modelo para descifrar los procesos neurodegenerativos relacionados con la neuroinflamación en otras enfermedades cerebrales y desarrollar nuevas estrategias de tratamiento". 

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