¿Criptomonedas o vivienda? Dónde es mejor invertir para refugiarse de una inflación desbocada

Ilustración sobre el bitcoin y las criptomonedas

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  • En momentos de inflación galopante como el actual, tener dinero parado en la cuenta significa perder dinero. La única forma de refugiarse es invertir en activos cuya rentabilidad pueda neutralizar el efecto de la inflación. 
  • La vivienda no suele ser una buena inversión en momentos de alta inflación. Pero en 2022 ocurre un fenómeno excepcional que la convierte en una alternativa atractiva. El mayor inconveniente es su elevado precio.
  • El Bitcoin es el activo financiero más rentable de la década 2010-2020, pero la montaña rusa de subidas y bajadas lo convierte en una opción de alto riesgo.
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La luz es ahora un 72% más cara que hace un año. La gasolina, un 23% y el aceite de oliva cuesta un 30,5% más. El precio de los productos no había subido tanto en casi 30 años, y eso está afectando al poder de compra del consumidor, pero también al ahorro.

La inflación subió de media un 6,5% interanual en diciembre. Esto quiere decir que con la misma cantidad de dinero hoy se puede comprar menos que hace un año. Si tienes 2.000 euros en la cuenta, hoy ese dinero vale un 6,5% menos, de media.

En momentos de inflación galopante como el actual, tener dinero parado en la cuenta significa perder dinero. 

La única forma de refugiarse de la pérdida de poder adquisitivo es invertir ese dinero en activos cuya rentabilidad pueda neutralizar el efecto de la inflación

"Para refugiarse de la inflación puede servir cualquier inversión. Todo lo que no sea dejar el dinero en la cuenta corriente, donde la pérdida del poder adquisitivo que genera la inflación empobrece al ahorrador", explica Joan Carles Amaro, profesor y consultor en finanzas y real estate en Esade.

Si tomáramos una foto fija del mercado de activos a cierre de junio de 2021 (último mes del que el Banco de España tiene datos completos), veríamos que el bitcoin es el activo que más se revalorizó en el último año (un 73%), seguido del Ibex 35 (22%) y la vivienda (7% de rentabilidad combinada).

Cada alternativa es diferente, y todas entrañan ventajas y riesgos que conviene tener en cuenta. En Business Insider España hemos comparado dos de los activos de inversión más populares, analizándolos con expertos de cada sector:

  • La vivienda, por ser la opción de inversión históricamente preferida por los españoles. 
  • Las criptomonedas, porque su fama ha subido como la espuma, son los activos más novedosos y porque, aunque estén hasta en la sopa, también son los menos conocidos. En España, sin ir más lejos, hay 7,5 millones de personas que ya poseen criptomonedas, según IE University.

Vivienda: cuando los astros se alían contra los tipos de interés

Anuncios de se alquila y se vende en Madrid

Hay fenómenos que sólo suceden en situaciones anómalas. Es el caso de la vivienda en tiempos de coronavirus.

"La vivienda normalmente no es un buen refugio contra la inflación", explica Gonzalo Bernardos, profesor Titular y director del Máster Inmobiliario de la Universidad de Barcelona.

¿Por qué? Porque cuando sube la inflación, también aumentan los tipos de interés. Si los tipos de interés suben, las hipotecas se encarecen y, si esto ocurre, menos gente pedirá hipotecas. Entonces, la demanda de compra se debilita, con lo que el precio de la vivienda cae o aumenta muy poco, y si la vivienda no se revaloriza, su rentabilidad será menor.

Ahora lo que sucede es que hay tanta incertidumbre por la pandemia, que el BCE no se atreve a subir los tipos de interés aunque haya inflación. "El BCE no va a subir tipos para no fastidiarla como pasó con Trichet en 2008. Lo principal ahora no es acabar con la inflación, sino que las economías se recuperen, y si suben los tipos, podría frenarse la recuperación", añade Bernardos.

Por este motivo, "de forma excepcional ahora la vivienda sí es un refugio contra la inflación".

Ventajas

1. Rentabilidad atractiva. Es la gran ventaja de comprar vivienda para ponerla en alquiler. 

En los últimos años, cada vez más personas viven de alquiler (en parte por el elevado coste de comprar un piso). Esto ha hecho que el precio de los alquileres suba más rápido que el precio de compra, con lo que el propietario recibe proporcionalmente más dinero del que destinó para la inversión.

"La vivienda se sitúa como una opción de inversión mucho mejor que las letras del Tesoro y los bonos, dado su bajo interés. Todo esto apunta a que en 2022 la inversión en vivienda supondrá el mayor refugio contra la inflación", explica Ferran Font, director de Estudios y portavoz de pisos.com.

2. Riesgo moderado. El precio de la vivienda fluctúa, pero no lo hace al nivel de otros activos. Es más, incluso contando con el desplome de precios que hubo por el estallido de la burbuja de 2008, la vivienda se ha revalorizado un 148% en los últimos 25 años. Al lado de la vivienda, la bolsa o las criptomonedas son una montaña rusa, y esto puede asustar a inversores con aversión al alto riesgo. 

3. Hipotecas más baratas que nunca, incluso a tipo fijo. Con el euríbor en negativo (está en el -0,5%), endeudarse sale barato, y pedir una hipoteca puede salir hasta rentable. 

Qué debes saber antes de pedir una hipoteca en 2022: vuelve la guerra hipotecaria, los créditos de hasta el 100%, el riesgo del tipo variable y la ventaja de subrogar.

Para evitar que los clientes soliciten hipotecas a tipo variable (es la opción más ventajosa para el cliente en el corto plazo, pero dejará de serlo en cuanto suban los tipos de interés. También es la que menos margen de beneficio da a los bancos) los bancos se han enzarzado en una guerra hipotecaria por ofrecer tipos fijos muy bajos.

La guerra entre entidades ha llevado a algunas a ofrecer créditos a tipo fijo que se mueven en el entorno del 1%. Teniendo en cuenta que el tipo fijo medio en los años del boom rondaba el 4,7%, y en años posteriores ha rondado el 2-3%, estamos hablando de que ahora las hipotecas están más baratas que nunca.

4. Si eres joven, financiación de hasta el 100%. Por lo general, la guerra hipotecaria entre bancos se libra en el terreno de los tipos de interés. Sin embargo, cada vez más se están lanzando a competir dando mayores porcentajes de financiación. Es el caso de hipotecas para jóvenes o para perfiles con mayor solvencia. 

El año pasado, tanto Banco Santander como Ibercaja empezaron a lanzar hipotecas para menores de 35 años que financiaban hasta el 95% de la compra, siempre que hubiera un avalista. Con este porcentaje de financiación, el inconveniente del precio pesa menos.

Inconvenientes

1. Precio demasiado alto. La gran barrera de la compra de vivienda es su propio precio. En 2021, los pisos ya cuestan más que en 2019, antes de la pandemia. El propio Banco de España reconoce que el precio ya supera su nivel de equilibrio. Hay incluso voces que alertan del riesgo de una nueva burbuja inmobiliaria. Y aunque no se espera que la situación se parezca a lo sufrido en 2008, no deja de ser un riesgo que conviene descontar.

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2. Necesidad de liquidez. Una de las razones que sostienen precisamente que no estamos en la misma situación que en 2008 es el endurecimiento de las condiciones de financiación. Hoy en día, el valor de las hipotecas concedidas cubre de media hasta un 80% del precio de la vivienda. Esto significa que el comprador tiene que adelantar una entrada del 20% del precio de compra, más los gastos del registro en notaría. Si no cuenta con liquidez, no podrá realizar esta inversión.

Del mismo modo, una persona que ya haya invertido en vivienda, y que por un imprevisto necesite liquidez, lo tendrá más complicado a la hora de recuperar el dinero que si lo hubiera invertido en otros activos más líquidos. Hay que tener en cuenta que una vivienda, dependiendo de dónde esté ubicada, puede tardar en venderse.

3. No vale cualquier sitio. La vivienda es rentable, pero no vale invertir en cualquier parte. No es lo mismo comprar un piso en Huesca, donde la falta de demanda de alquiler hará más difícil sacarle rentabilidad, que en Madrid, donde la demanda está asegurada. 

Por lo general, "la inversión en vivienda, cuando se trata de un inmueble ubicado en un área de fuerte demanda, mantiene un perfil de riesgo bajo" apunta Amaro. Es el caso del centro de grandes capitales, una opción de bajo riesgo, pero también de rentabilidad más baja, ya que el precio de compra es muy elevado.

En cambio, en ciudades con poco dinamismo puede ser una apuesta arriesgada, mientras que la periferia de grandes capitales o centro de ciudades medianas es una apuesta con mayor rentabilidad, pero también mayor riesgo en momentos de crisis. 

4. Inseguridad jurídica. Morosidad, okupación, cambios normativos que perjudiquen al propietario... Cuando uno invierte en un inmueble tiene que saber que hay una serie de riesgos aparejados que no existen en otros activos. 

Estos pueden llegar por el lado de la regulación. Con la nueva ley de vivienda, por ejemplo, el Gobierno permitirá que las comunidades puedan controlar cuánto sube el precio del alquiler. Esto puede afectar directamente a la rentabilidad que los propietarios esperan obtener, reduciéndola.

Además, añade Amaro, "está el riesgo adicional generado por la menor liquidez de los inmuebles, que no cotizan como la renta fija y que, por intensa que sea la demanda, siempre tienen un cierto riesgo de desocupación y morosidad".

Criptomonedas: Activos con los que más puedes ganar... o perder

Una moneda de bitcoin delante de una pantalla de ordenador con un gráfico.
Una moneda de bitcoin delante de una pantalla de ordenador con un gráfico.

Pixabay

En la canción La Fama, Rosalía y The Weekend dicen que ésta "es demasiado traicionera y, como ella viene, se te va". Más o menos esta es la percepción que cualquiera pudo tener del bitcoin en marzo de 2020, al ver cómo la moneda pasaba de un récord de 64.300 dólares a desplomarse a la mitad de su valor en cuestión de días.

"Invertir en criptomoneda es una alternativa bien distinta a la vivienda: las posibilidades de revalorización son muy superiores, pero son también son elevados el riesgo de pérdida de valor y las dificultades de conversión a la moneda de referencia del inversor", avisa Amaro.

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Ventajas

1. Alta revalorización en poco tiempo. "Con una inversión de 100 dólares en 2010, hoy tendrías más de 9 millones de dólares", explica Alejandro Zala, Country Manager de Bitpanda España. 

Como entonces era un activo algo desconocido, matiza Zala, "sólo unos pocos pudieron beneficiarse del retorno, cercano al 230% anualizado".

Esta es la gran ventaja de las criptomonedas: son activos que se disparan a cotas altísimas. Pero se trata de un arma de doble filo, porque también se desploman a los mismos niveles.

Sin embargo, si se tiene en cuenta la variación acumulada, añade Zala, Bitcoin "es el activo financiero más rentable de la década comprendida entre 2010-2020. Desde su incio, la criptomoneda se concibió como un activo refugio. Como el oro digital".

2. Una oferta limitada. Como ocurre con la vivienda, la oferta es limitada y no aumenta a gran velocidad. Si hay demanda y la oferta es rígida, entonces se crea cierta tensión que mantiene precios.

"La oferta de dólares o euros se expande mucho más rápido que la de vivienda o Bitcoin, por lo tanto, si esperamos una demanda estable o creciente de ambos activos, algo muy probable, a medio y largo plazo servirán de protección frente a la inflación", apunta José Basagoiti, economista, CEO y cofundador de TradingPRO. 

El problema, como con la vivienda, vendría si se producen shocks de demanda y esta cae radicalmente (por ejemplo, por una regulación de las criptomonedas que perjudique al inversor). En ese caso, por limitada que fuera la oferta, podrían verse caídas en el valor de los activos.

3. Puede invertirse cualquier cantidad. A diferencia de la vivienda, donde el precio de compra es la principal barrera para el inversor, en el caso de las criptomonedas, el valor no es un problema. Un Bitcoin puede costar 40.000 dólares, pero el inversor puede invertir cantidades pequeñas por una fracción de Bitcoin, como ocurre con las acciones. No hay inversión mínima, por lo que resulta una alternativa más accesible.

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4. Complemento a la gestión pasiva. Hay una forma de inversión, llamada gestión pasiva, que consiste básicamente en poner el dinero en fondos indexados, que replican el comportamiento de los índices bursátiles. Si EEUU supone más de un cuarto del PIB mundial, los inversores recomiendan que un cuarto del dinero se invierta en la región. Pero, ¿qué ocurre cuando esta gestión pasiva no recoge una parte de la riqueza?

Según datos del FMI, el valor de las criptomonedas ha aumentado hasta los 3 billones de dólares en noviembre de 2021, frente a los 620.000 millones de dólares que suponían en 2017. Esto es más de dos veces el PIB de España.

El problema, explica Alberto G. Toribio, profesor de IE University y especialista en blockchain, viene cuando "una parte importante del crecimiento mundial se da fuera de estos índices, como es el caso de las criptomonedas". Si esto ocurre, el modelo no funciona. Para una inversión que refleje de forma homogénea el mercado, G.Toribio defiende incorporar las criptomonedas a la cartera de activos.

Inconvenientes

1. Una montaña rusa de volatilidad. Entre 2006 y 2017, el bitcoin ha subido un 200% y caído después un 40%, en 2020. 

El valor de una criptomoneda puede dispararse y, con las mismas, hundirse en cuestión de horas. "La volatilidad sigue siendo uno de los elementos más a tener en cuenta en la inversión cripto", apunta Zala.

Altas rentabilidades vienen acompañadas de alto riesgo, y las criptomonedas son una auténtica montaña rusa en cuanto a fluctuaciones de su valor. 

El bitcoin, por ejemplo, ha bajado más de un 30% desde su máximo histórico de mediados de noviembre, mientras que la inflación ha subido hasta casi su nivel más alto en casi 30 años.

La diferencia con la vivienda es que, con los inmuebles, aunque estos pierdan valor transaccional, no dejan de ser activos tangibles (Si las cosas van mal, o pierden valor, además de comprar o venderlos, también pueden alquilarse o incluso vivir en ellos). En cambio, el valor de uso de las criptomonedas, como ocurre con las acciones, es el que el mercado le da, y sólo es transaccional.

2. Riesgo de especulación. Cuando un activo sube con la fuerza que lo hace el bitcoin, es habitual que haya especuladores que pongan dinero buscando una revalorización y retorno rápidos. 

Cuando hay muchas personas buscando esto, pueden inflarse burbujas. Es lo que ocurrió en 2008 con la vivienda, en parte por la relajación del crédito bancario.

"Con el bitcoin, el 30% de la oferta la controlan unos pocos. Esto tiene una capacidad de manipulación bestial", avisa Bernardos, que considera que es una burbuja más.

"Ocurrirá como con la burbuja de los tulipanes, que tenían un valor de uso y de cambio, pero dejaron de tener valor cuando nadie quería pagar por ellos... Igual que con la burbuja de Tokio, o la de las puntocom, o los ferrocarriles en España, en 1868", avisa. ¿Qué pasó en todos estos casos? Lo que a toda burbuja. Antes o después, le llegó su pinchazo.

3. Caldo de cultivo para las estafas. Del token del Juego del calamar al joven lituano de 29 años que estafaba con criptomonedas desde la Costa del sol. El mundo de las criptomonedas se ha convertido en caldo de cultivo para estafas piramidales. Es lo que ocurre cuando hay mucho dinero, muchas personas que invierten sin nociones financieras y una regulación que brilla por su ausencia. Un cóctel molotov.

A la hora de invertir en criptomonedas, conviene saber dónde se está metiendo el dinero. Hay proyectos, como Bitcoin o Ethereum que, como explica Zala, "son mucho más que activos financieros; son toda una industria de innovación tecnológica que se está construyendo en estos momentos". 

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De la misma forma, hay otros que pueden ser humo o, directamente, una estafa. "La gente mira si ha subido mucho, y no se pregunta para qué sirve. Hay mucha gente ganando y no quieren ser el tonto de la película", apunta Bernardos.

Por eso no sólo hay que guiarse por lo que sube o cae una criptodivisa, sino también entender y evaluar el proyecto que hay detrás. 

4. No hay garantía ni protección para el usuario. Si tienes un dinero invertido en una criptomoneda y un día esa moneda desaparece, o la plataforma que la gestiona quiebra, es dinero perdido. 

Con los bancos, por ejemplo, existe el Fondo de Garantía de Depósitos. Un fondo financiado por los bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito para cubrir las pérdidas de los depositantes en caso de insolvencia de alguna entidad financiera.

Con las criptomonedas, igual que ocurre con las acciones, no hay ningún tipo de garantía que respalde el dinero de los inversores. 

5. Inseguridad jurídica. Precisamente una de las razones que explican la desprotección del usuario es que no existe una regulación específica y suficiente. 

A los nuevos inversores y a los inversores minoristas les resulta muy complicado distinguir la información relevante del ruido, y esto se debe en parte a que el mercado de criptoactivos todavía es un terreno prácticamente inexplorado en términos jurídicos.

Los usuarios, por ejemplo, tienen muy poca información sobre cómo incluir correctamente sus inversiones en criptomonedas en su declaración de la renta. Según la legislación fiscal española actual, deben tener en cuenta que en realidad están vendiendo un activo de inversión y, por tanto, hay que declararlo.

Por ejemplo, según la última ley antifraude aprobada por Hacienda, los españoles tendrán que declarar a Hacienda las plusvalías ganadas por la venta de una criptomoneda.

A nivel europeo existe el Reglamento Europeo de Mercados de Criptoactivos (MiCA). Este es un marco regulatorio desarrollado en 2018 para ayudar a regular los criptoactivos. Sin embargo, todavía no está implementado. La UE retrasó su aplicación hasta 2024.

La falta de regulación significa inseguridad jurídica en el presente, pero también en el futuro. Hay mucha incertidumbre en torno a qué medidas se aprobarán para regular el mercado cripto. 

Cuando esto ocurra, habrá más seguridad jurídica, pero también puede dejar de ser un mercado atractivo para la inversión, debido a las barreras regulatorias, y eso puede traducirse en un ajuste generalizado en el valor de las criptomonedas.

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