Wall Street ignoró la burbuja de las grandes tecnológicas durante la época de bonanza y ahora anda pidiendo que rueden más cabezas

Meta
  • El sector tecnológico ha despedido a 120.000 trabajadores en lo que va de 2022, lo que incluye enormes olas de despidos en Meta y Amazon.
  • Con las acciones de las tecnológicas por los suelos, Wall Street, con renovado influjo sobre ellas, pide más recortes aduciendo que pueden ganar lo mismo con menos gente.

El sector tecnológico atraviesa un otoño brutal, con Meta, Twitter y Amazon despidiendo personal a gran escala.

Más de 120.000 trabajadores de este ámbito han sido despedidos en 2022, según el rastreador de despidos layoffs.fyi. Con la temporada de elaboración de presupuestos todavía en marcha, es probable que esa cifra aumente aún más antes de que termine el año. 

Una de las razones de estos despidos es que Wall Street tiene cada vez más peso en la gestión de los gigantes tecnológicos

Durante gran parte de la década de 2010, las grandes empresas tecnológicas pudieron operar en gran medida sin que los accionistas de Wall Street pudieran quejarse ni del aumento de los salarios ni de unos proyectos cada vez más fantasiosos gracias a unos ingresos que crecían de forma fiable en 2 dígitos año tras año. 

Hubo inversores como Bill Gurley, de la consultora Benchmark, que se quejaron del gasto excesivo en tecnología, pero voces como la suya fueron la excepción, no la regla. 

Sin embargo, la caída de las acciones tecnológicas en 2022 y las pésimas previsiones de ingresos hacen que Wall Street tenga de repente una posición mucho más ventajosa. 

Si se va en contra de Wall Street, como ha hecho Mark Zuckerberg en repetidas ocasiones este año al redoblar el gasto en el metaverso, el precio de las acciones se verá afectado por la huida de los grandes fondos de inversión.

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Uno ejemplo de ello es lo que ocurrió con Fidelity, el tercer mayor propietario de Meta. 

En 2022, cuando las acciones de Meta cayeron un 66%, lo que supuso para Fidelity una pérdida de 27.000 millones de dólares en valor de mercado, el fondo optó por inundar el mercado de acciones con la venta de golpe 13 millones de títulos de Meta, alrededor del 10% de su posición

Esto no hizo sino aumentar aún más los problemas para Meta y sus otros inversores, que se vieron también estimulados a vender.

Casos así han animado a los inversores a decir lo que muchos en Wall Street están pensando: es hora de que las grandes tecnológicas, que contrataron mucho y con rapidez durante la pandemia, adelgacen.

Un secreto mal guardado en Silicon Valley

A finales de octubre, el fondo Altimeter Capital publicó una carta abierta a Mark Zuckerberg y Meta. El gestor de este, Brad Gerstner, pedía a la empresa que redujera el gasto en empleados en un 20% y que limitara la inversión en el proyecto del metaverso y en gastos de capital.

Aunque sus recomendaciones se centraron en Meta, Gerstner se refirió también al sector tecnológico en su conjunto.

"Al igual que muchas otras empresas en un mundo de tasa cero, Meta ha caído en la tierra del exceso: demasiada gente, demasiadas ideas y muy poca urgencia", escribió Gerstner.

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"Es un secreto mal guardado en Silicon Valley que empresas que van desde Google a Meta, pasando por Twitter o Uber, podrían alcanzar niveles similares de ingresos con mucha menos gente", continuó.

Dos semanas después, Meta anunció que despediría a 11.000 trabajadores, reduciendo su plantilla en un 13%.

El martes, Chris Hohn, del fondo TCI Capital, envió otra carta al consejero delegado de Alphabet, Sundar Pichai, advirtiéndole de que la empresa tiene demasiados trabajadores, les paga demasiado y malgasta el dinero en deficientes apuestas. En concreto, Hohn citó la frase de Gerstner sobre el secreto mal guardado de Silicon Valley.

El miércoles, el analista de Bernstein, Mark Shmulik, comunicó a sus clientes que Google tendría que llevar a cabo despidos, ya que las tasas naturales de desgaste se ralentizarían a medida que el mercado tecnológico se suavice. 

"Si tienes un empleo en Google, ahora mismo lo único que puedes hacer es trabajar agachando la cabeza y esperar que el cuchillo no te alcance", escribió Shmulik. 

El jueves se conoció la noticia de que Alphabet iba a endurecer su sistema de evaluación de rendimiento, y que ahora se pedía a los directivos que marcaran al 6% de los empleados de Alphabet, unas 10.000 personas, como de bajo rendimiento. En años anteriores este porcentaje fue del 2%.

Por otra parte, la firma de inversión Starboard, famosa por sus impactantes presentaciones sobre por qué empresas como The Olive Garden necesitan recortar costes y mejorar sus productos, ha estado comprando discretamente participaciones en empresas como Salesforce, así como en operadores tecnológicos más pequeños.

Para los inversores, la estructura de acciones de clase dual de los nuevos gigantes tecnológicos en la que los fundadores ostentan superacciones que les permiten mantener fácilmente el control de la empresa siempre será un obstáculo para que los fondos emprendan la estrategia tradicional de adquirir más participación para mejorar su posición en el consejo. 

No obstante, estos pueden servir de altavoz para decir lo que los grandes inversores piensan pero no están dispuestos a decir e incitar a la acción.

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Twitter es la prueba de que una empresa puede perder el 50% de su personal y seguir funcionando, pero como ha quedado en las privadas manos de Elon Musk, es difícil averiguar el impacto de esta falta de gente en los resultados de Twitter.

Hasta que el crecimiento de los ingresos vuelva al sector tecnológico, empresas como Meta, Amazon y Alphabet no pueden dar por sentado que los inversores les acompañarán

Wall Street querrá que las empresas reduzcan costes, lo que significará más despidos. Si el sector tecnológico entra en recesión, es decir, múltiples trimestres de disminución de ingresos, es posible que el dolor no haya hecho más que empezar.

Esto significa que pronto podríamos estar ante un experimento a gran escala, espoleado por los inversores, que sirva para averiguar si las grandes tecnológicas pueden o no generar los mismos ingresos con mucha menos gente.

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