La actitud lo es todo y no importa tanto lo que te pase, sino cómo lo afrontes. Ese es un mantra vital que parece que tiene más razón de lo que piensas porque está avalado incluso por la ciencia. Así lo explica un estudio de la Universidad de Stanford que revela que tener la actitud correcta hace que seas más eficiente a nivel neuronal.

Tanto es así, que el estudio señala que quienes tienen una actitud positiva muestran mayor capacidad para responder problemas matemáticos. Además, según las pruebas llevadas a cabo, esta perspectiva aumenta también la memoria y mejora las habilidades para resolver problemas.

Esto confirma que, más allá de la inteligencia o los conocimientos, la forma en la que se afronta la vida y los retos es fundamental.

Desde luego tiene sentido, ya que una actitud negativa o catastrofista hace que seas más propenso a tener ansiedad y no analizar bien los problemas, evitando que te concentres.

La psicóloga encargada del estudio, Carol Dewck insiste en que la actitud es hasta más determinante que la inteligencia como factor de éxito. La negatividad puede llevarte a dar todo por perdido, sin embargo, con positividad buscas una solución y acabas aprendiendo y evolucionando.

Con base a este estudio, estas son las peores actitudes que puedes tener y que te alejarán del éxito:

1. Hundirte en los errores

No hay nada más humano que errar. Asume que te vas a equivocar más de una vez, vas a decepcionarte y defraudar en algún momento a la gente que te importa. Esa parte es inevitable, pero no puedes permitir que eso te destruya.

Si quieres algo, ve a por ello y levántate cuantas veces haga falta hasta conseguirlo. Lo bueno de equivocarte es que eso te obliga a crecer y, de una manera u otra, darás con la clave para resolver tus problemas hasta llegar a conseguir tus objetivos.

Es algo muy frecuente en diferentes sectores, los investigadores o los emprendedores están acostumbrados a equivocarse constantemente y saben que el éxito viene de no rendirse.

2. Autosabotearte 

Tu peor enemigo eres tú y este es el mayor obstáculo que puedes encontrarte y es la peor de las actitudes. 

Frenar tu propio progreso es contraproducente. A veces ese sabotaje se basa en poner las expectativas demasiado altas o marcarse objetivos imposibles de cumplir, lo que te conduce a fracasar y sentirte aún peor.

Por este motivo, es importante que seas realista y amable contigo mismo para no autocastigarte de más.

3. No pretendas agradar a todo el mundo 

Nunca le vas a caer bien a todo el mundo y no puedes pretender que lo que hagas guste siempre al resto.

Si siempre buscas la aprobación externa acabarás fallándote a ti mismo porque priorizas lo que opine el resto por encima de tu propio criterio.

Debes aprender a decir que no y ser firme en ello. De lo contrario, acabarás estresado, con síndrome de burnout y agotado por querer agradar a un montón de opiniones diferentes. Además, no podrás mostrar confianza en ti mismo. La clave para cambiar esto está en poner unos límites claros y priorizarte.

4. Pensar que no puedes mejorar más 

Siempre se puede ir un paso más allá y siempre habrá algo nuevo que aprender. Pensar que ya eres tu mejor versión es el primer paso para volverse obsoleto y dejar de ser competente.

Los grandes líderes son aquellos que nunca dejan de formarse y sienten gran inquietud por todo lo nuevo. Buscar siempre ser mejor no es tanto una cuestión de rivalidad, sino un compromiso contigo mismo.