Para animar a tu paladar sin complicarte demasiado puedes probar a incluir este alimento en tus recetas. La chalota es un bulbo que recuerda a la cebolla. Lo hace porque ambas pertenecen a la familia de las aliáceas, donde también se incluyen los puerros o las cebolletas.

Su forma es alargada y pequeña. Dentro un sabor que sorprenderá. Entre lo dulce y lo picante es capaz de transmitir los sabores y aromas de la cebolla y del ajo al mismo tiempo, describen los especialistas gastronómicos de Bon Viveur.

También conocida como echalote, carlota, chalote o escaloña, este alimento se puede comer tanto crudo como cocinado. Debido a su alta versatilidad es fácil incorporar sus matices ácidos, dulces y picantes a numeroso platos para dar un toque diferente sin volverse loco.

Qué es la chalota

Puede que aquí sea una gran desconocida, pero la chalota es bastante tradicional de la despensa mediterránea, siendo especialmente popular en la cocina francesa. Con origen en Oriente Medio, también aparece en la gastronomía asiática y de la India donde además se la valora por sus propiedades medicinales.

A diferencia de la cebolla común que suele generar un bulbo por planta, la chalota crece en grupo. Como explican desde Tuberculos.org. su forma es alargada y de color cobre, rojizo o gris. Las de menor tamaño son más jóvenes, lo que supone un sabor más suave es su sabor. 

Propiedades y valor nutricional

La chalota destaca por su escaso contenido calórico y elevada densidad nutricional.  En media taza de chalotas, se encuentra:

• Calorías: 56
• Carbohidratos: 12 g
• Grasas: 0 g
• Fibra: 5 g
• Azúcar: 6 g
• Vitamina A: 832 mg (17.5%)
• Vitamina B6: 25 mg (12.5%)
• Vitamina C: 5 mg (10%)
• Manganeso: 25 mg (10%)
• Potasio: 234 mg (7.5%)

En comparación con las cebollas comunes, las chalotas son una fuente más concentrada de proteínas, fibra y micronutrientes como calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, vitaminas del grupo B y vitaminas A y C, enumera Healthline.

Por otro lado, como otros bulbos de la familia es rica en compuestos azufrados y ciertos fotoquímicos, lo que ha llevado a algunas investigaciones a sugerir que puedan tener propiedades antibacterianas, antivirales y antiinflamatorias.

Las chalotas son ricas en compuestos con actividad antioxidante, como la quercetina, el kaempferol y la alicina, además de la vitamina C. Estos combaten los efectos de los radicales libres que contribuyen al envejecimiento celular y las enfermedades vinculadas a la edad.

Contiene también compuestos organoazufrados con propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales. Por ello, los alimentos del género Allium se han utilizado durante mucho tiempo en la medicina tradicional para ayudar con los resfriados, la fiebre y la tos.

Este alimento podría además favorecer la salud del corazón y la circulación sanguínea.  

Ya que la quercetina que aporta es un antioxidante con un potente efecto antiinflamatorio, que podría ser efectivo a la hora de reducir el riesgo de hipertensión. Contiene además importantes cantidades de alicina, otro compuesto organosulfurado que contribuye a reducir la rigidez de los vasos sanguíneos y el colesterol total.

Cómo cocinar chalota

Desde Bon Viveur  aseguran que es perfecta para consumir cruda en ensaladas, a las que aporta un sabor "que queda muy bien con tomates o aceitunas negras". Por supuesto es posible usarla como sustituto de las cebollas o las cebolletas o para elaborar una vinagreta, afirman.

Se puede añadir a guisos, sopas y asados de carnes, pero también de pescado o aves. Los amantes de la cocina también pueden probar a dorarla o caramelizarla para aportar un toque dulzón y único a una receta.