La diabetes más común en niños y adolescentes ha sido la tipo 1. Se trata de una afección autoinmune en la cual el páncreas no produce insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para obtener energía. Sin insulina, esta queda acumulada en grandes cantidades en la sangre.

Sin embargo, como los expertos llevan tiempo alertando, cada vez más jóvenes están siendo diagnosticados con diabetes tipo 2. En esta enfermedad, en gran medida evitable, el cuerpo no usa de manera adecuada la insulina, lo que a la larga también puede poner en riesgo de niveles altos de glucosa en sangre.

Asociada a la genética pero también a factores modificables como el exceso de peso o el sedentarismo, el riesgo de padecer diabetes tipo 2 se incrementa con la edad, siendo habitual su diagnóstico a partir de los 40. Los datos sugieren en cambio que la aparición temprana es cada vez más común.

En apenas 30 años la prevalencia de diabetes tipo 2 en personas de 15 a 39 años se ha incrementado en un 56,4%, pasando de una incidencia de 117 casos por cada 100.000 habitantes en 1990, a una de 183 en 2019, evidenció un análisis sobre más de 200 países publicado enThe British Medical Journal.

Hábitos como el sedentarismo y la mala alimentación parecen estar detrás de estas alarmantes cifras. Ambos promueven la obesidad, uno de los principales factores de riesgo atribuible a la diabetes tipo 2.

En España, el 23,3% de los niños entre 6 y 9 años tiene sobrepeso y un 17,3% obesidad, de acuerdo a la actualización de 2019 del estudio Alimentación, Actividad física, Desarrollo Infantil y Obesidad (ALADINO).

Diabetes tipo 1 en jóvenes

Aunque puede aparecer a cualquier edad, la diabetes tipo uno suele ser diagnosticada antes de los 30 años. Quienes la padecen no pueden generar insulina, lo que les pone en riesgo de complicaciones por acumulación de glucosa (azúcar en sangre). Esto pude comprometer sus nervios, ojos, riñones o sistema cardiovascular.

La diabetes tipo 1 es menos común, supone entre el 5 y el 10 % de los casos con diabetes. Si bien no se sabe cómo prevenirla, para tratarla lo normal es tener que inyectarse insulina durante toda la vida, además de seguir un control de los niveles de glucosa y llevar un estilo de vida saludable.

Suele revelarse de forma abrupta y muestra algunos síntomas que ayudan a intuir que algo va mal.

En este caso, el paciente puede empezar a tener muchísima hambre, porque los órganos no pueden conseguir la glucosa. También experimenta mucha sed y muchas ganas de orinar.

"Estos serían los 3 síntomas principales que se pueden producir en cualquier paciente que está realizando un debut de diabetes de tipo 1. Aunque puede ser que simplemente se produzca uno", señaló previamente la nutricionista y consultora de Salud y Bienestar, Laia Colilles.

Un niño pequeño que orina con frecuencia, toma grandes cantidades de agua, pierde peso, se cansa y enferma cada vez más es la imagen clásica de un niño con diabetes tipo 1 de inicio reciente, permite saber la ADA. "Si un niño que sabe ir al baño y se mantiene seco por la noche vuelve a mojar la cama, la diabetes podría ser la culpable", asegura la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA)

La diabetes tipo 2 también puede darse en niños y jóvenes

La diabetes tipo 2, como la tipo 1, es una enfermedad crónica que no tiene cura. Ttener antecedentes familiares así como la edad incrementan las posibilidades de desarrollarla. Pero los niños y jóvenes aumentan su riesgo de diabetes tipo 2 si tienen sobrepeso u obesidad o no hacen ejercicio.

La obesidad es una afección médica que supone una acumulación de grasa excesiva que puede afectar a la salud. Además de la diabetes, se vuelve más posible padecer enfermedades cardiovasculares o ciertos tipos de cáncer con la edad.

Por ello para reducir el riesgo de diabetes tipo 2 en menores, resulta crucial asegurar un peso saludable, seguir una dieta sana y llevar una vida activa. Tanto niños como adolescentes necesitan realizar cada día como mínimo 60 minutos de ejercicio de moderado a intenso, de acuerdo a las directrices recientes de la OMS (Organización Mundial de la Salud). 

En cuanto a los síntomas, se trata de una afección que tiende a ser silenciosa, o que se revela sutilmente con el paso del tiempo. No obstante signos como la sed, las ganas de orinar o el cansancio pueden indicar diabetes tipo 2.