Cuando mi padre murió de cáncer de colon a los 57 años, decidí cambiar mi vida: me hice vegano y me convertí en corredor de fondo

Este artículo está basado en una conversación con John Salton, un ultracorredor vegano de 63 años de Bright, Australia. Ha sido editado para mayor extensión y claridad.

Mi padre murió en 1985, cuando yo tenía 25 años. Solamente tenía 57 años. Era ganadero y ciclista profesional. Poco después de que decidió dejar la producción lechera, principalmente debido a los niveles de estrés, enfermó de cáncer de colon.

La epifanía para mí sucedió cuando llevaba el ataúd de mi padre. Reflexioné mucho y me di cuenta de que no quería enfermar tan pronto ni tampoco quería que mis hijos tuvieran que lidiar con la pérdida de su padre siendo tan jóvenes. En ese momento, tenía dos hijos: David tenía tres años y había llegado recién nacido, Marcus.

En ese momento tomé la decisión consciente de ser parte de un cambio generacional. Mientras reflexionaba sobre la vida de mi padre, la vida de mis abuelos y la vida de sus abuelos, pensé: "Hay algo que no está del todo bien aquí. ¿Qué voy a hacer de manera diferente?".

Fue entonces cuando realmente comencé a emprender el camino para transformar por completo mi estilo de vida y mis hábitos. Fue un proceso.

Después de la muerte de mi padre, cambié mi dieta y reduje el estrés

Sé que el estrés y la dieta contribuyeron en gran medida a la enfermedad de mi padre. 

Cuando papá llegó a casa del Centro de Cáncer Peter MacCallum en Melbourne (que era la siguiente ciudad más cercana a donde vivíamos) y le diagnosticaron cáncer de colon, le sugirieron que redujera su consumo de carne roja. Cambió su dieta, pero ya era demasiado tarde. Papá murió 14 meses después de ser diagnosticado.

Pero no fue demasiado tarde para mí. Reduje mi consumo prácticamente inmediatamente después de la muerte de papá. Empecé a comer mejor y a introducir en la dieta más alimentos de origen vegetal. Luego, alrededor de 2009, me volví completamente vegano. En 2011, hice un ayuno de agua de 40 días para profundizar mi experiencia de curación emocional y física.

En ese momento, tenía una empresa de construcción en Melbourne que iba bastante bien en sus primeras etapas, pero era un período muy estresante en la industria de la construcción. Terminé perdiendo mi negocio y entré en liquidación. Lo perdí todo económicamente y decidí que quería dedicarme a una carrera que estuviera más alineada con mi propósito en la vida.

Quería marcar diferencia en la vida de las personas a través de la comida. 

En 2017, terminé comprando una cafetería de oferta mayoritariamente vegana en un pueblo llamado Bright, en el noreste de Victoria. En ese momento, el café se llamaba Eres lo que come. Mi socio en ese momento y yo terminamos cambiando el nombre a Wild Thyme, un espacio donde la gente podía venir a disfrutar de increíbles alimentos a base de plantas.

Abracé el ejercicio

Después de la muerte de mi padre, comencé a andar en bicicleta. Lo hice hasta los 40 años. Sin embargo, casi fui atropellado por un auto dos veces, y fue el pensamiento de que quería estar aquí para mis hijos y nietos lo que me hizo renunciar. Entonces comencé a correr en 2014.

En mi primer año corriendo, hice una maratón en una montaña que tenía 2.500 metros de desnivel. Luego comencé a correr ultra, que implica correr distancias de 50 kilómetros o más. Ese mismo año corrí ultra de 60 kilómetros, 100 kilómetros y 160 kilómetros. Me enganché.

Algunos amigos míos habían creado una carrera llamada Down Under 135, que cubría 217 kilómetros. En ese momento, se consideraba la prueba de ultraresistencia de una sola etapa más dura del sur de Australasia. Yo era el mayor —le llevaba 10 años al siguiente corredor— y terminé quedando primero. Eso fue en 2017.

Empecé a soñar en grande y a correr más lejos

Después de esa carrera, pensé: "¿Cuál es mi próximo objetivo?" Entonces se me ocurrió: cruzaría Australia corriendo. Quería ponerme en tan buena forma que fuera más que capaz de atravesar mi gran país.

En 2019, decidí ponerme a prueba en un evento de varios días que creé y dirigí yo mismo. Decidí correr hasta la cima y bajar del Monte Buffalo —cerca de donde vivo— durante 40 días consecutivos, que es lo que hice. Quería hacerlo para demostrar que estaba preparado para un desafío de varios días, previo a mi carrera de costa a costa por Australia.

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Desde entonces, he hecho varias carreras de larga distancia para prepararme para la gran carrera en Australia, que comenzaré el 29 de junio. Recorreré 76 kilómetros por día durante 63 días consecutivos, desde Steep Point en Shark Bay en Australia Occidental y hasta Cabo Byron en Byron Bay en Nueva Gales del Sur. Estoy preparado. No puedo esperar.

Siempre se me saltan las lágrimas solo de pensar en subir corriendo las escaleras hasta el emblemático faro de Cabo Byron. Ya he soñado con estar ahí, ya lo he dibujado en mi mente. Solo tengo que salir y trasladar mi idea alplano físico.

Decidí ayudar a los demás

La carrera es solo una pequeña parte. Otra gran parte del viaje es lo que mi equipo va a lograr desde la carrera.

El dinero que mi equipo va a recaudar se destinará a la creación de una organización benéfica llamada Soaring Connections. Su objetivo es construir granjas regenerativas que producirán alimentos para las comunidades regionales, junto con otras iniciativas que apoyarán la vitalidad de las personas en las comunidades regionales.

Ha sido un viaje increíble. Estoy orgulloso de haber podido reconocer la muerte de mi padre desde la perspectiva que lo hice, lo que realmente me hizo crecer y evolucionar hasta convertirme en quien soy hoy. Si pudiera oírme, papá estaría diciendo: "Estoy muy, muy orgulloso de ti". Estoy muy orgulloso de mí mismo y también estoy orgulloso de mi padre.