La hora de desayunar y cenar que reduce el riesgo de infarto y derrame cerebral

amigos cenando, cena
  • Investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona, el Inserm y la Université Sorbonne Paris Nord encontraron que desayunar y cenar tarde podría no ser bueno para el corazón.
  • Pr ejemplo cenar después de las 21:00 horas se asoció a un aumento del 28% de desarrollar un ataque isquémico transitorio o un derrame cerebral en comparación con hacerlo antes de las 20:00 horas.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Según el estudio Global Burden of Disease, con 18,6 millones de fallecimiento anuales en 2019, alrededor de 7,9 son atribuibles a la dieta. Se sabe que una alimentación destinada a cuidar del sistema circulatorio debe promover vegetales, cereales integrales y grasas saludables.

Pero más allá de lo que comer, el momento del día en el que se toman los alimentos podría ser también un factor determinante en el riesgo de desarrollar estas afecciones, según apuntan científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Inserm y la Université Sorbonne Paris Nord. 

La crononutrición busca entender la relación entre el momento de la ingesta de alimentos, los ritmos circadianos y la salud. Un campo científico que está surgiendo con fuerza en los últimos años. Recientemente el investigador Joseph Takahashi,cuya investigación se centra desde hace décadas en este área, aseguró que la hora de las comidas es crucial para vivir más, incluso por encima de componentes como las calorías. Esto se debe, a que desde su perspectiva de especialista, "el reloj biológico está en la base de todos los mecanismos relacionados con la longevidad”.

Lo que propone esta parte de la ciencia es que más allá de la luz, el ciclo diario de ingesta de alimentos (cuando comes) y los períodos de ayuno (cuando no comes), sincronizan los relojes o ritmos circadianos de los distintos órganos del cuerpo, influyendo en su funcionamiento. Como propone el estudio actual, publicado en Nature Communications, esto también se aplicaría a las funciones cardiometabólicas como la regulación de la presión arterial. 

Tras evaluar datos de más de 100.000 personas de la cohorte NutriNet-Santé, seguida entre 2009 y 2022, el equipo encontró que desayunar o cenar tarde se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. A su vez un ayuno nocturno más prolongado se vincula con un riesgo reducido de enfermedad cerebrovascular como un ictus.

Cenar después de las 21 aumenta el riesgo

Para reducir posibles sesgos, los investigadores tuvieron en cuenta un gran número de factores como factores sociodemográficos (edad, sexo, situación familiar, etc.), la calidad nutricional de la dieta, el modo de vida y el ciclo del sueño. El 79% de los pacientes analizados eran mujeres con edad media de 42 años.

Retrasar la hora del desayuno conllevó un aumento del 6% en el riesgo de enfermedad cardiovascular cada hora. Por ejemplo, una persona que tiene el hábito de comer por primera vez a las 9:00 horas tendría un 6% más de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares que aquella que tiende a comer a las 8:00 horas. 

En cuanto a la cena, el cada retraso de una hora se asoció con un aumento del 8% en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Aunque el equipo no encontró vínculos con mayor riesgo de enfermedad coronaria. Cenar después de las 21:00 horas reveló un aumento del 28% desarrollar un ataque isquémico transitorio o un derrame cerebral en comparación con hacerlo antes de las 20:00 horas, especialmente entre las mujeres. 

"Hay que tener en cuenta que no se trata de una variación de una hora, comparamos a todos los que comen antes de las 21:00 horas y a los que comen después, lo que incluye también a los que comen después de medianoche", especifica el doctor Bernard Srour, investigador del EREN, quien coordinó el estudio.

Su trabajo también reveló que cuanto más se amplia la duración del ayuno nocturno, es decir el tiempo entre la última comida del día y el desayuno del día siguiente,  más disminuye el riesgo cardiovascular. No obstante como advierte en Le Monde el investigador, “nuestro trabajo sugiere que este período debe ir acompañado de una primera ingesta de alimentos a primera hora de la mañana”.

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