¿Por qué erupciona un volcán? Una explicación fácil de entender

Un volcán en erupción.

CSIC

  • Muchos se preguntaron por qué erupciona un volcán tras la tragedia de La Palma. Así se explica en una guía para profesores editada por el Ministerio del Interior.
  • Un reciente estudio del CSIC permite detectar la acumulación de magma meses antes de una erupción.

A raíz de lo sucedido en La Palma en septiembre de 2021, mucha gente en España se interesó por un asunto que, probablemente, nunca había llamado su atención. Cuestiones como por qué erupciona un volcán empezaron a formar parte de conversaciones cotidianas, y aparecieron expertos en volcanología en todas las tertulias. 

Y, seguramente, las personas que se preocuparon por informarse corroboraron algo que sospechaban: no es nada fácil de entender. 

Por ello, en Business Insider España, recurre al documento Riesgo Volcánico, elaborado por la Dirección General de Protección Civil y Emergencias (dependiente del Ministerio del Interior), que es una guía didáctica para profesores, para tratar de explicar este fenómeno.

¿Qué es un volcán y cuál es su origen?

Tal y como explican en el documento mencionado, un volcán es un punto de la superficie terrestre por donde sale al exterior el material fundido (magma) generado en el interior de la Tierra y, ocasionalmente, material no magmático. 

Estos materiales, señalan, se acumulan alrededor del centro emisor, dando lugar a relieves positivos con morfologías diversas. Según esta definición, un volcán no representa únicamente una morfología (en forma de montaña), sino que es el resultado de un complejo proceso que incluye la formación, ascenso, evolución, emisión del magma y depósito de estos materiales.

 

Los volcanes, continúa, son una manifestación en superficie de la energía interna de la Tierra. "La temperatura y la presión se incrementan a medida que nos acercamos al centro de la Tierra, alcanzándose temperaturas de 5.000º C en el núcleo". 

El efecto combinado de la temperatura y la presión a distintas profundidades provoca un comportamiento diferente de los materiales que se estructuran en varias capas:

  • La corteza, fría y muy rígida, es la capa externa.
  • El manto, con temperaturas superiores a los 1.000º C, presenta un comportamiento semirrígido. En los niveles superiores es donde se originan los magmas por fusión parcial de las rocas que allí se encuentran. En el manto inferior (Astenosfera), los materiales se mueven lentamente debido a las corrientes de convección originadas por las diferencias de temperatura entre la parte superior y el núcleo, provocando el movimiento de las placas tectónicas.
  • El núcleo es la parte más interna y más densa de la Tierra. Se encuentra a una temperatura próxima a los 5.000º C. Debido a esta elevada temperatura, los materiales se comportan como un líquido (núcleo externo); sin embargo, en la zona más profunda se encuentran en forma sólida debido a la elevadísima presión que soportan.

La actual estructura interna de la Tierra se ha ido formando a medida que el planeta ha ido envejeciendo y enfriándose. 

Inicialmente, toda la superficie estaba constituida por materiales fundidos, que han ido solidificándose en el transcurso de miles de millones de años. La actividad volcánica actual es sólo un resto de este proceso.

¿Por qué erupciona un volcán?

¿Lo has entendido hasta ahora? Así es cómo se lo cuentan a los niños y las niñas en los colegios, así que parece complicado encontrar una explicación más didáctica.

Ahora sí, la gran pregunta: ¿por qué entra en erupción un volcán? Esto es lo que relata la guía:

La erupción de un volcán es el resultado de la llegada del magma a la superficie del planeta. El magma, en ocasiones, llega directamente desde la zona de generación, situada a 70-100 kilómetros de profundidad, ascendiendo por fracturas abiertas durante fases distensivas de la corteza.

Otras veces lo hace después de haber reposado en cámaras magmáticas, interviniendo en el inicio de la erupción diferentes procesos de desgasificación, mezclas de magmas y de la actividad tectónica.

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La actividad volcánica se clasifica en función del grado de explosividad y está controlada por la cantidad de gas presente en el magma; a medida que aumenta es mayor la explosividad resultante. 

El magma contiene gases disueltos con una proporción en peso que puede llegar al 5%; en algunos casos incorpora agua procedente del mar o de acuíferos, que se traduce en un incremento del gas disponible. 

Los componentes principales del gas volcánico son: agua (H2O, casi el 80% del total), dióxido de carbono (CO2), anhídrido sulfuroso (SO2), y ácido sulfhídrico (H2S) y ya en mucha menor proporción hidrógeno (H2), cloro (Cl), flúor (F), etcétera.

Un estudio permite detectar la acumulación de magma meses antes de una erupción

La volcanología, indican en el documento, es una ciencia joven que ha experimentado un considerable avance en los últimos años del siglo XX. De ahí que se produzcan descubrimientos acerca de por qué erupciona un volcán y sus principales características. 

Uno de los últimos es de gran importancia, puesto que permite detectar la acumulación de magma meses antes de una erupción

Se publicó en diciembre de 2022 en la revista Scientific Reports y fue liderado desde el Instituto de Geociencias (IGEO), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

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Este trabajo, detallan desde el CSIC, analiza la deformación del terreno producida por la actividad volcánica mediante una metodología que combina la observación por radar de satélite InSAR de última generación, con una nueva técnica de interpretación desarrollada por investigadores del IGEO durante el transcurso de la erupción volcánica en La Palma en 2021

La combinación de fuentes obtenidas con esta metodología, junto con el modelo estructural de la corteza bajo la superficie de la isla, podría ayudar a predecir la apertura de posibles fisuras o bocas eruptivas durante episodios de reactivación volcánica.

Y, en combinación con otras técnicas, agregan, también coadyuvaría a pronosticar el tiempo de inicio de una próxima erupción, explicó el investigador del IGEO José Fernández, primer autor del artículo.

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La erupción en La Palma comenzó el 19 de septiembre de 2021 y estuvo precedida y acompañada de un enjambre sísmico que comenzó 8 días antes, el día 11 de septiembre, con más de 6.600 eventos detectados. 

Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que, entre el 13 y el 20 de septiembre, coincidiendo con los últimos días del enjambre sísmico, aparecieron fuentes someras que indicaban la fracturación horizontal y vertical del terreno que provocaría la fisura eruptiva, la fractura por donde sale a la superficie terrestre el magma procedente del interior del volcán.

La configuración obtenida del sistema de alimentación del magma y de las fracturas asociadas podría ayudar a explicar algunos procesos que se producen después de la erupción, como la persistencia de las emisiones de gases en las zonas de Puerto Naos y La Bombilla, que un año después todavía impide el retorno de sus habitantes.

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Un artículo previo de este mismo equipo científico, publicado a principios de 2021, 8 meses antes de la erupción en La Palma, indicaba que entre los años 2009 y 2010 había comenzado la reactivación volcánica de la isla. Además, detectaba una importante fracturación del terreno bajo Cumbre Vieja asociada a ese proceso en 2019 y 2020. 

“Esta fracturación representaba el probable camino usado por el magma hacia una zona de debilidad estructural, lo que facilitó la formación de un reservorio magmático a una profundidad entre 2 y 5 kilómetros unos 3 meses y medio antes del inicio de la erupción en la zona de Cumbre Vieja. 

La localización del reservorio resalta la importancia de conocer el modelo estructural de la isla junto a las rutas seguidas por el magma en su ascenso en erupciones recientes”, añade Fernández.

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