Cada vez que bebes agua embotellada estás tragando miles de nanoplásticos: ¿cuáles son las consecuencias para la salud?

Botella de agua

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  • Un equipo de investigadores ha descubierto que el agua embotellada puede contener hasta 100 veces más trozos de plástico de lo que se estimaba anteriormente.
  • Gracias a la tecnología se ha podido evaluar por primera vez la cantidad de nanoplásticos, fragmentos tan infinitamente pequeños que hasta ahora quedaban invisibles a las investigaciones.

Aún por determinar las implicaciones medioambientales de la marea de pellets de plástico llegando a  las costas gallegas, un estudio pionero ha encontrado que beber agua embotellada conlleva tragar miles de partículas diminutas de plástico. Muchas más de lo que la ciencia hasta ahora estimaba

La investigación encontró que un litro de agua embotellada contenía 240.000 partículas de las cuales el 90% eran nanoplásticos.

Este matiz es importante. Los microplásticos refieren a pequeñas piezas plásticas que contaminan el medio ambiente. Por lo general se definen como fragmentos menores de 5 milímetros. Cuando son más pequeños de un micrómetro entonces se llaman nanoplásticos.

Debido a este escaso tamaño los nanoplásticos habían permanecido invisibles en la mayoría de técnicas usadas para analizar estos contaminantes en alimentos y agua. Hasta ahora. Al lograr identificarlos con precisión, la investigación actual ha determinado que la cantidad de restos plásticos en el agua embotellada puede ser de 10 a 100 veces mayor de lo que se pensaba. Lo que podría tener serias implicaciones para la salud humana.

Los resultados, publicados el lunes en Proceedings of the National Academy of Sciences asimismo enfatizan el consejo de los expertos de beber agua del grifo en recipientes de vidrio o acero inoxidable para reducir la exposición.

Más de 370.000 restos de plástico por litro

El plástico es como la piel. Va desprendiendo fragmentos que se rompen y liberan al ambiente. Salen de los neumáticos pero también de tu lavadora cada vez que lavas una prenda. Deshechos plásticos de uso cotidiano o procesos industriales son otras fuentes.

Como resultado, los microplásticos inundan el mundo. Han sido descubiertos desde lo profundo del océano, a las nubes. También en lugares a los que el hombre no ha tenido acceso en décadas. Estas partículas minúsculas y contaminantes  se han hallado en los pulmones, el corazón humano o la placenta.

Uno de los primeros estudios en alertar de la presencia de microplásticos en el agua se publicó en 2018. En aquel entonces los investigadores determinaron que cada litro de agua contaminada contenía una media de 10,4 partículas de microplástico mayores de 100 micrómetros. Si se tenía en cuenta aquellas menores de ese tamaño la cifra aumentaba a  325 partículas de microplástico por litro de agua embotellada. Sin embargo en aquel momento no se era posible determinar con certeza la naturaleza de estas partículas o confirmar la presencia de otras.

Lo novedoso del estudio actual es que por primera vez incorpora una tecnología capaz de evaluar  con precisión la presencia de nanoplásticos. Para ello los investigadores de la Universidad de Columbia combinaron el uso de láseres y aprendizaje automático para analizar muestras de 3 tipos de agua embotellada de marcas comunes en EEUU.

Esto permitió a los científicos calcular que por cada litro de agua los trozos de plástico encontrados variaban entre 110.000 y  más de 370.000. Lo que dista ampliamente de los más de 300 identificados en 2018.

En cuanto al material, estos eran principalmente fragmentos de PET (tereftalato de polietileno), un tipo de poliéster que por sus características es muy utilizado en envases de líquidos y alimentos. Este material está aprobado como seguro para el contacto con alimentos y bebidas en buena parte del mundo, incluyendo la Unión Europea.

Ante tales resultados, los investigadores plantearon la hipótesis de que el plástico pueda transferirse al agua tanto desde la botella como desde el proceso de filtración.

Aún se desconocen las consecuencias para la salud

Entre las evidencias halladas sobre cómo afectan los microplásticos a las criaturas marinas se incluye el deterioro de la capacidad cognitiva de los cangrejos ermitaños y aneurismas y cambios reproductivos en los peces. Se sabe que los microplásticos escalan en la cadena trófica pues han aparecido en las entrañas de tortugas marinas y en el análisis de heces de focas. 

Los efectos de los microplásticos en la salud humana aún no se conocen del todo, pero se intuye que están lejos de ser inocuas. Las investigaciones más recientes han relacionado el polietileno con el daño celular en el cerebro de mamíferos.

En 2019 una revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que no había suficiente evidencia firme que vinculara los microplásticos en el agua con problemas en la salud humana. Pero como se dijo entonces atendiendo a "los niveles actuales". Los cuales, como ha dejado patente esta investigación, son mucho más elevados de lo que se pensaba en entonces.

No solo eso. Los nanoplásticos son el tipo de contaminación plástica más preocupante para la salud humana. Dado su diminuto tamaño estas partículas pueden invadir células y tejidos en órganos importantes,según estiman los expertos. Asimismo pueden deportar sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como bisfenoles , ftalatos , retardantes de llama, sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS , y metales pesados, de los que están hechos.

“Todos esos productos químicos se utilizan en la fabricación de plástico, por lo que si un plástico llega a nosotros, los lleva consigo. Y debido a que la temperatura del cuerpo es más alta que la del exterior, esos químicos migrarán fuera de ese plástico y terminarán en nuestro cuerpo”, explica en CNN  Sherri Mason, directora de sostenibilidad de Penn State Behrend en Erie, Pensilvania y autora del estudio de 2018.

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