He probado un coche autónomo de Ford que se conduce con los ojos: así funciona

  • Ford se ha convertido en el primer fabricante que introduce en Europa un sistema autónomo homologado legalmente, BlueCruise, que está entre el nivel 2 y el nivel 3 de conducción autónoma.
  • Para probarlo, me puse al volante de un Mustang Mach-E por las calles de Londres. Fue toda una aventura, especialmente al experimentar cómo actúa para evitar que tengas un accidente.

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que el coche autónomo ha llegado. Y no, no ha sido Tesla ni Elon Musk quien lo ha hecho posible. El responsable de cumplir con esta fantasía propia de las películas de ciencia ficción de los 90 ha sido Ford. 

El fabricante ha desarrollado el sistema BlueCruise, capaz de hacer realidad el concepto de "conducir sin manos". A través del monitoreo de nuestros ojos mediante una cámara de infrarrojos, durante zonas muy concretas, se pueden levantar las manos del volante y dejar que sea el coche el que tome el control.

La tecnología de asistencia al conductor de BlueCruise está entre el nivel 2 y el nivel 3, algo así como un nivel 2,5, por lo tanto, debes tener la mirada fija en la carretera para comprobar que no haya ningún peligro porque, de haberlo, debemos tomar el control del vehículo. 

Con este sistema, Ford se convierte en el primer fabricante que introduce en Europa un sistema de este tipo homologado legalmente, siendo Gran Bretaña el primer mercado en contar con él. Para ponerlo en práctica, viajé hasta Londres para poder probar de primera mano lo que es "conducir con los ojos". Para poder disfrutarlo, los usuarios deben contar con una suscripción mensual flexible de 17,99 libras, unos 21 euros al cambio.

Inconveniente: conducir por la derecha en Londres

La verdad es que el concepto en mi cabeza era muy diferente a lo que fue. Cuando leí coche autónomo, ingenua de mí, pensé que no tendría que tocar los pedales nada más que para arrancarle (y ni eso, incluso). Pero nada más poder un pie en Londres, los comentarios de mis compañeros me hicieron pensar que quizás estaba muy equivocada.

Antes de contar la experiencia de conducción autónoma vamos a exponer la situación. Principalmente, encontraba 2 problemas en tener que conducir por Londres:

1. Conducir por Londres. Solo la ciudad cuenta con 9 millones de habitantes, lo que, en medida madrileña, equivale a 3 veces los ciudadanos de Madrid capital. Esto supone muchos coches circulando a todas horas. Además, si algo caracteriza a Londres es su clima lluvioso. Si a la inmensa cantidad de coches le sumamos la lluvia, el resultado es un caos incontrolable. 

2. En Londres se conduce al revés. Es decir, en Reino Unido se conduce por la derecha, por lo que todo lo que he aprendido en estos 7 años de carnet lo tengo que cambiar. Algo que es bastante complejo para una persona disléxica como yo. 

Con esta inquietud llegó el día de la prueba y, efectivamente, había que conducir. Ford había habilitado 5 Mustang Mach-E con el sistema BlueCruise para probar este sistema autónomo. Sin embargo, hasta conseguir ponerlo en práctica, quedaban unos 20 minutos por delante.

La reacción de Bill Gates tras probar un coche autónomo en Londres: "Ha sido surrealista"

El Mustang Mach-E, además de un coche eléctrico —y autónomo por momentos— no tiene marchas, es decir, es automático. Esto que a todas luces es un favor, ya que la palanca de cambios está a la derecha y en Londres con lo que me iba a encontrar era con el picaporte de la puerta, en un principio no me pareció muy positivo porque era la primera vez que me enfrentaba a un coche sin caja de cambios.

Toda esta información fue lo primero que le conté a Tariq Willis, director de diseño empresarial de Ford para productos conectados, que era el afortunado al que le había tocado venir conmigo en el coche para irme contando toda la tecnología que envuelve al sistema BlueCruise y cuándo podría activarlo. 

Cuando te sientas delante del volante de este Mustang no deja de ser un coche normal y, como tal, debes arrancarlo y comenzar a circular. Una vez conseguí que nos pusiésemos en marcha comenzó la verdadera aventura. Nada más salir del aparcamiento de las instalaciones de Ford llegó el primer susto: me metí por carril contrario (nuestro carril natural) y casi me doy de frente contra un taxi.

Por suerte, ambos íbamos lentos y conseguí sortearlo sin ningún problema. Tras recomponernos nos encontramos con el siguiente obstáculo: había un stop. El acto reflejo es pisar con la izquierda el acelerador, pero lo que hay en ese hueco es el freno, por lo que clavé el coche. 

Tras comprobar que Tariq seguía con vida y no quería bajarse del coche y dar por concluida la excursión, continuamos nuestro camino hasta encontrar la zona adecuada para activar el tan ansiado BlueCruise.

Desde ese stop, más que periodista y responsable de Ford, lo que parecíamos era alumna y profesor de autoescuela. A pesar de ser un martes a las 11 de la mañana, el tráfico de Londres era bastante intenso, por lo que callejear hasta tomar la autopista dirección al aeropuerto de Heathrow, fue una aventura. 

Pantalla del salpicadero con el modo BlueCruise activado.

Ford

Sientes confianza plena en el sistema BlueCruise

Para que el sistema BlueCruise funcione, necesitas estar dentro de las denominadas Blue Zones. Esto no es otra cosa que carreteras que están completamente mapeadas. Es decir, carreteras designadas que tienen un divisor sólido entre los carriles direccionales, como una barrera de reserva central. En Reino Unido, estas carreteras están marcadas con la letra M.

Además de en Reino Unido, el Ford BlueCruise también está presente en EEUU. De hecho, en este país cuenta con una red de más de 100 millones de kilómetros y 200.000 usuarios activos con datos de mayo de 2023. Por el momento, este sistema ha notificado cero accidentes y es el sistema de asistencia al conductor mejor valorado por los consumidores.

Con todos estos datos, llegó el momento de probarlo. Tras comprobar que las condiciones eran óptimas, Tariq me señaló el botón del volante que debía pulsar para pasar al modo autónomo. De golpe, el salpicadero se tornó azul y salió el mensaje de "hands free". Y eso es lo que hice, levantar las manos del volante y los pies de los pedales.

Aunque durante los primeros minutos me sentí extraña al no llevar el control de un coche que estaba circulando a 70 millas por hora (unos 110 km/h), en poco tiempo te acostumbras a que el vehículo vaya solo sin necesidad de intervención y empiezas a relajarte. Sin embargo, es realmente sorprendente ver cómo el volante gira para tomar las curvas como si lo moviese un fantasma.

Como hemos dicho, se trata de un nivel inferior al 3, por lo que es obligatorio que el conductor esté prestando atención a la carretera a través de la cámara de infrarrojos. Quizás, esto es lo más molesto de la experiencia. Mi sensación era que esa mirada era completamente antinatural e, incluso, en muchas ocasiones ni siquiera iba prestando atención a mi entorno, simplemente estaba mirando hacia delante. En el caso de no hacerlo, salta un aviso para que vuelvas a depositar la vista en la carretera.

Durante el tiempo que estuvimos con el sistema activado, pude ir hablando con Tariq de toda la tecnología y uso que envuelven al BlueCruise. Gracias a los sensores que lleva instalados en la parte frontal del coche, es capaz de controlar la distancia con el coche de delante o si algún vehículo va a incorporarse al carril y disminuir la velocidad por sí mismo. Además, tú puedes ir aumentando o disminuyendo la velocidad del coche a través de los botones de control de crucero.

 

Sin embargo, no todo es tan sencillo. El sistema BlueCruise solo es capaz de seguir la ruta marcada por el GPS integrado dentro de un mismo carril. Y, en nuestra ruta, teníamos muchos desvíos. En ese caso, recuperar el control era sencillísimo. Indicabas con el intermitente el cambio, cogías el volante para cambiar y, una vez habías acabado la acción, el sistema identificaba que podía volver al modo autónomo. 

Durante el trayecto, el responsable que viajaba conmigo de Ford me hizo una demostración de lo que pasa cuando estás mucho tiempo sin mirar a la carretera. Después de controlar que nadie venía por detrás de nosotros, tapamos con un móvil la cámara de infrarrojos. En ese momento, el coche comenzó a lanzar alertas para que volviésemos a centrar la vista. Como no lo hacíamos, el coche dio un pequeño frenazo.

En ese momento, apartamos el móvil y volví a tomar el control del coche, pero Tariq me explicó que esos frenazos hubieran seguido porque tienen como objetivo despertarnos —en el caso de que nos hayamos dormido— o recuperar nuestra atención. Si el sistema sigue sin registrar nuestra mirada, hubiese acabado por detenerse completamente. 

Después de 45 minutos de conducción, la experiencia estaba llegando a su fin y debíamos volver a las instalaciones de Ford en Londres. Tras un breve parón para cambiar de sentido y tomar la autopista de vuelta, nos quedaba poco para volver a tener que callejear por las calles londinenses sin ningún tipo de ayuda.

Antes de desconectarse, el sistema BlueCruise te lanza un aviso para prevenirte y te hace poner las manos cerca del volante. La transición entre el modo autónomo y la conducción tradicional es muy suave y apenas se siente en el coche, ya que llevas varios minutos "haciendo como que conduces" antes de volver a hacerlo realmente. 

Por el momento, Reino Unido es el único país europeo donde esta tecnología es legal, aunque los responsables de regulación de Ford sostienen que pronto el resto de Europa también dará luz verde a este sistema. Como curiosidad, Tariq Willis señaló que de instalarse en España, podríamos hacer Madrid-Málaga o Valencia-Madrid con el modo autónomo activado.

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