La guerra por reemplazar a Twitter puede cambiar para siempre el internet de plataformas

Ilustración de un internet global en crisis

Getty / Business Insider España

  • En la guerra por ver qué plataforma sucede a X (antes Twitter) los contendientes empuñan una inesperada bandera: la de la descentralización.
  • La apuesta de Mastodon, Threads o Bluesky por las redes federadas responde a algo muy concreto: la gente está harta del poder sin control de las tecnológicas.
Análisis Faldón

Hace prácticamente un año el multimillonario Elon Musk, propietario de compañías como Tesla, SpaceX o Neuralink, oficializaba la compra de Twitter por más de 44.000 millones de dólares.

De este modo se dejaba atrás un intenso culebrón que llenó de incertidumbre la compañía, que en apenas 12 meses ha cambiado muchísimo. Para empezar, ya ni siquiera se llama Twitter. Elon Musk intentó a las puertas de verano cambiar su nombre por X, sin que la nueva marca haya calado demasiado entre su base de usuarios.

Las redes sociales están muertas

En todo este tiempo, las polémicas alrededor de Twitter (X) han seguido sucediéndose. 

Lo primero que hizo Musk fue cumplir con su amenaza, despidiendo a prácticamente la mitad de la plantilla. El correo que gestionaba su equipo de comunicación empezó a responder automáticamente con el emoji de 💩 a periodistas. Instaló una enorme X en la azotea de la sede que tuvo que retirar por las quejas de sus vecinos en San Francisco. y acabó con la API gratuita de Twitter.

También han continuado los problemas técnicos. 

La plataforma introdujo un límite sobre el número de tuits que sus usuarios podrían ver, en principio para frenar a empresas que recopilan masivamente datos del servicio para entrenar modelos de IA. El biógrafo de Musk ya está revelando detalles que contextualizan esas incidencias, como cuando decidió apagó servidores con una navaja desoyendo los consejos de sus ingenieros.

Y, junto a las polémicas y los problemas técnicos, sobre el Twitter de Elon Musk también han aparecido viejos y nuevos competidores.

Mastodon, Bluesky y Threads: la descentralización está de moda

Uno de ellos ya existía desde hace años. Mastodon nació en 2017, desarrollado por Eugen Rochko, un joven alemán para el que el papel que ejercen plataformas como Twitter en la sociedad es muy importante. Por eso, Rochko también considera que ese poder y esa responsabilidad no deben recaer en pocos hombros o en una única empresa.

Mastodon no es ni única empresa ni una única plataforma. Es un servicio open source que usa un protocolo llamado ActivityPub para conectarse con otros servidores e incluso con otras plataformas. Así, Mastodon no es como Twitter, una empresa-plataforma con servidores centralizados. Cualquiera puede alquilar un servidor y alojar una instancia de Mastodon.

Esa instancia luego podrá conectarse con el resto de instancias de Mastodon gracias a ActivityPub, en lo que se conoce como el fediverso. Es una plataforma federada. Rochko solo aloja la instancia más popular, mastodon.social, pero hay cientos de servidores en manos de particulares que también están conectados, alojando usuarios y sus publicaciones.

Además, las instancias de Mastodon pueden conectarse mediante ActivityPub a otras plataformas descentralizadas. De esta manera, en el fediverso hay un sinfín de utilidades: un Instagram federado, un YouTube federado... y así, los usuarios que quieran dejar comentarios a los vídeos en esos servicios los pueden hacer desde su Mastodon, sin salir de su instancia.

Por su parte, Jack Dorsey, fundador de Twitter, comenzó a crear Bluesky de forma paralela a la red del —ya extinto— pájaro azul en 2019. Lo trató entonces como un proyecto paralelo. Dorsey ha sido crítico con Twitter, ahora X, desde que dejó su puesto como CEO en 2021, y apoyó la compra de Elon Musk el año pasado.

Sin embargo, en mayo de este año criticó y cuestionó el liderazgo de Musk, a medida que Bluesky ha ido cobrando más relevancia en los últimos meses. A pesar de contar todavía con un registro a través de invitación, Bluesky propone una alternativa a Twitter con un cariz descentralizado, sin llegar al extremo de Mastodon.

Incluso el jefe de Instagram cree que Threads es como volver al Twitter de hace 15 años, pero lo que estoy viendo en la app no se parece en nada

En Bluesky los usuarios pueden modificar su handle —su nombre de usuario— para que tras el @nick no aparezca el dominio de la plataforma, bsky.social. La idea de Dorsey es que Bluesky también construya una red federada, pero no usa el protocolo ActivityPub que ya comparte Mastodon y docenas de aplicaciones libres más. Usa un protocolo llamado The AT Protocol.

A pesar de que pueden ser incompatibles, ya hay avances y se están tendiendo puentes para que ambos formatos se entiendan. Sin embargo, no es la idea original de Bluesky. A Dorsey le interesa la idea de una red federada. Pero en su red federada los algoritmos existen, y la extracción de datos personales también.

La última en unirse a la fiesta fue Threads, la propuesta de Instagram (Meta). Llegó de la noche a la mañana y en la Unión Europea todavía no está disponible. Los usuarios acogieron con entusiasmo inicial la plataforma, sin embargo hay quien lamenta que es demasiado similar a Instagram en cuanto al tipo de contenido que cabe de esperar de esta red.

Una crítica que además apunta directamente al corazón del dilema: ¿quién hace las redes? ¿Sus responsables o sus comunidades?

Indistintamente de ello, y de incluso la propia fecha de lanzamiento que Threads pueda tener para el Viejo Continente, una cosa llamativa de la aplicación de los creadores de Facebook es el mensaje que aparece antes de registrarte. "Versiones futuras de Threads serán compatibles con el fediverso, un nuevo tipo de re social que permite a la gente interactuar con otras plataformas".

Siendo así, y teniendo en cuenta que las 3 candidatas en liza más populares para suceder a Twitter/X —si es que llega a ser inevitable esa sucesión— abrazan la propuesta de descentralización, parece evidente que el internet de plataformas que se ha consolidado en los últimos lustros puede estar asomándose a un punto de inflexión.

Un punto de partida distinto, pero con los mismos riesgos de siempre

El interés que Bluesky o Threads puedan tener por la descentralización no es casual. En los últimos años la imagen que se tenía de las grandes tecnológicas se ha deteriorado. Los constantes escándalos —desinformación, manipulación política, granjas de bots e incluso perjuicios a la salud mental de menores de edad— han minado la credibilidad de los grandes popes del sector.

Pero el hecho de que Threads prometa ser compatible con ActivityPub abre varias incógnitas y más de un dilema que adquiere tamices incluso éticos. Por ejemplo, ¿si Threads va a ser compatible con el fediverso, por qué no lo va a ser Instagram o incluso Facebook?

Algunos de esos dilemas van más allá. En los últimos meses, en especial desde que Elon Musk se hizo con el control de Twitter, la popularidad y la base de usuario de las diversas instancias de Mastodon se ha disparado. Muchas de esas instancias se nutren de un perfil muy concreto de usuario: activista en defensa de los derechos digitales y consciente de su privacidad.

No es baladí, por ello, que en Mastodon ya se oigan tambores de guerra ante la idea de que las multinacionales vayan a participar de ese protocolo. Algunas instancias ya han prometido bloquear Threads en el momento en el que sea compatible con ActivityPub, amén de las múltiples dudas que pueda ocasionar que un gigante como Facebook llegue a esos lares.

Uno de los puntos de partida de Mastodon es que carece completamente de algoritmo. De hecho, lo que para muchos usuarios es una premisa básica y un aliciente, también es para otros tantos una barrera. No es lo mismo registrarse en Mastodon y pensar que a donde llega está vacío que hacerlo a Bluesky, donde el algoritmo empieza a escrutar tus intereses y te recomienda cuentas a seguir.

Esos algoritmos que por ejemplo también están en Threads —de hecho, en la app de Meta no hay una cronología temporal de publicaciones, todo aparece en función de lo que dicte el algoritmo— son útiles para recabar datos de sus usuarios y, en consecuencia, servirles publicidad personalizada, el principal modelo de negocio de Facebook.

¿Recopilará también Facebook a través de Threads datos personales de los miembros de otras instancias de Mastodon con las que interactúen sus usuarios?

Por qué las plataformas federadas pueden ser un punto de inflexión en internet

La posibilidad de que las redes sociales del mañana abracen estos estándares de descentralización invitan a imaginar una vuelta a los orígenes. Hace no demasiado la red no estaba conformada por un oligopolio de grandes empresas dominando los principales servicios. Internet era sinónimo de foros, protocolos de mensajería y páginas personales.

Comunicarse era más complejo pero el intermediario no ostentaba un poder omnímodo como el que ostentan hoy Google, Amazon o Meta. 

La idea de que las redes federadas se conviertan en un nuevo estándar parece remoto, pero solo al ActivityPub del que forma parte Mastodon ya se están incorporando servicios esenciales como WordPress, uno de los gestores de contenido más prominentes de internet. Según W3Techs, el 43% de todos los sitios web de la red usan este gestor de contenido. 

Ese paso —que será un plugin que cada sitio podrá activar a discreción— invita a imaginar una plataforma en la que no solo se podrán compartir contenidos, sino que se podrán dejar comentarios en un blog usando la misma cuenta de Mastodon para todo.

David Casacuberta, filósofo y fundador del capítulo español de Fronteras Electrónicas lanzaba en una entrevista con este medio varios apuntes sobre el potencial que ha perdido la red por la apuesta de las grandes corporaciones.

Para el experto, internet vivió "unos tiempos anárquicos que duraron poco, en realidad". "Entonces muy pocas empresas veían posibilidades en internet. La web de un grupo de pop hecha por un fan podía ser muchísimo mejor que la oficial", rememora. "Existió una cultura de lo underground y se generaron cosas super potentes".

Por qué Threads jamás será el nuevo Twitter

En cierto modo, que las redes federadas sean un nuevo estándar en internet no hará que se retome aquella cultura digital —se está delegando esa decisión en manos de precisamente multinacionales—, pero la posibilidad de que existan plataformas que, como Mastodon, acepten federarse con instancias gestionadas por particulares, invita a recordar cómo se construía la red hace no tanto.

Medios como The Verge también hablan ya de los protocolos de federación de plataformas sociales como un hito en la industria tecnológica que empezará a dar mucho que hablar.

Twitter, ahora X, en realidad no ha tenido nunca una base de usuarios masiva como la que sí ha podido disfrutar el ecosistema de Meta. Pero el papel que ha tenido como canal de conversación pública le ha dado más influencia de la que quizá nunca haya merecido.

Las convulsiones que se viven ahora en el servicio que dirige Elon Musk han abierto una encarnizada guerra por encontrar el sucesor del ágora digital pública en el que se convirtió esta plataforma.

El debate está servido y las visiones son múltiples. 

Puede que no exista una sucesora. Puede que el internet que ahora conocemos se transfigure en otro en el que ya no todos los usuarios estarán en una misma cesta. El sociólogo especializado en cultura digital Iago Moreno apuntaba hace días, precisamente en Twitter, que puede ser esperanzador acudir a nuevos frentes en busca de algo nuevo.

O tal vez esta guerra por ser el foro público del siglo XXI que algunas redes sociales se disputaron en los primeros compases de la década pasada haya quedado en nada y la fiebre por los vídeos verticales que ahora ves en servicios como TikTok, Instagram e incluso pronto en Twitch haya llegado para quedarse e imponerse definitivamente.

La única certeza es que internet sigue cambiando.

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