Una recesión 'light' y provocada: por qué la crisis de 2023 será la más pequeña de los últimos 40 años

Ilustracion recesion efecto dominó

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La economía mundial está en compás de espera. Sabemos que la recesión está al caer. Que, como dijo el Fondo Monetario Internacional hace unos días, "lo peor está por llegar, y será inevitable". Y, sin embargo, también es inevitable continuar con la vida mientras esperamos a que lo peor suceda.

Al fin y al cabo, llevamos medio año haciendo eso mismo. Fue en abril cuando el FMI alertó de que Europa estaba al borde de una recesión.

Lejos de ser una sorpresa, la crisis que se avecina se ha convertido en una noticia anunciada a bombo y platillo desde hace meses. 

Por primera vez en mucho tiempo, la economía mundial está ante una crisis más que anunciada. Tanto el crack bursátil de 2008, como la crisis del COVID-19 fueron shocks sobrevenidos (aunque gestados durante un tiempo). 

"La crisis que puede desencadenarse este invierno es muy diferente respecto a las dos últimas", apunta Ángel Martínez Jorge, investigador en EsadeEcPol.

En esta ocasión, el factor sorpresa no ha existido básicamente porque se trata de una crisis provocada. Echar un jarro de agua helada sobre la economía era la única forma de apagar las llamas de la inflación, y fue la fórmula escogida por los bancos centrales a través de una subida histórica de tipos de interés, aunque ello significara entrar en recesión.

Una crisis provocada, anunciada... Y también la más pequeña de las últimas décadas

"Esta va a ser la contracción más moderada en un periodo de recesión de los últimos 30-40 años", observó Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, en la presentación del último informe Situación España.

En 2009, el PIB mundial cayó un 1,3% interanual, justo después de que la quiebra de Lehman Brothers desatara una gran recesión financiera que llevaría en 2012 a una crisis de la deuda en Europa. En 2020, la crisis del COVID-19 provocó una contracción económica del 3,3%. 

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"Sería una recesión ligera, como la vivida en 1992", coincide Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía en la Universidad de Barcelona.

El FMI pronostica sendos avances del 3,2% y del 2,7% para la economía este año y el que viene, aunque avisa de que, por lo menos, un tercio del globo entrará en recesión, con grandes locomotoras como Alemania cayendo un 0,3%.

"El riesgo de recesión durante este invierno ha aumentado considerablemente, pero sus causas distan mucho de ser las mismas respecto a los dos últimos episodios de crisis en España", apunta Martínez Jorge. 

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En esta ocasión, señala Antonio Fajardo, inversor privado y experto en Bolsa y Mercados, "el problema es la inflación, y la herramienta de los bancos centrales (los tipos de interés) actúa directamente. Al subir los tipos de interés, la inflación se va moderando muy rápido. Como la actuación es directa sobre el foco del problema, la recesión previsiblemente será más corta".

¿Cómo fueron las crisis de los últimos 40 años?

La última crisis económica, la derivada del COVID-19 fue la más profunda sufrida desde la Segunda Guerra Mundial. "La mayor parte de las economías experimentando disminuciones en el PIB per cápita desde 1870", avisó el Banco Mundial. Sin embargo, la recuperación, en su mayoría, fue exprés.

El shock económico derivado de la pandemia de COVID-19 tuvo que ver con una crisis de oferta: el Gran confinamiento se tradujo en un mundo cerrado a cal y canto, pero tan pronto como se levantaron las restricciones, los engranajes volvieron a ponerse en marcha con más o menos normalidad, y la economía se reactivó hasta el punto de que ya hay países que han recuperado lo perdido por la pandemia.

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En 2008, el colapso del mercado inmobiliario en EEUU hizo estallar otra crisis financiera. La onda expansiva se extendió al resto del mundo, provocando la quiebra de numerosos bancos y empresas, que tuvieron que ser rescatados por los gobiernos, incluido el de España, que ordenó el rescate de varias cajas de ahorro, como la entonces Caja Madrid.

Según el FMI, "fue el colapso económico y financiero más grave desde la Gran Depresión de la década de 1930".

En 2008, España se encontraba ante una crisis de oferta con grandes desequilibrios comerciales. "Nadie quería comprar lo que España producía, pero los españoles sí querían lo que producía el resto del mundo", añade Martínez Jorge. A ello se sumó el estallido de la burbuja, que desestabilizó también el mercado financiero.

El resultado fue que España llegó a tener uno de los mayores déficits comerciales entre las economías avanzadas. Solucionar este problema pasaba por internacionalizar a las empresas, pero también por sanar el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. "La crisis, por tanto, iba a ser larga por definición, ya que es imposible hacer ese ajuste en un periodo corto de tiempo".

"Ahora no es tan evidente porque no hay despidos masivos ni grandes quiebras empresariales. Simplemente se está cumpliendo aquella frase tan manida de "todo sube menos los sueldos", todos nos apretamos un poco el cinturón y las empresas que no venden productos básicos lo notan en forma de recesión", observa Fajardo.

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Al margen de las últimas 2 grandes crisis, hubo otras 2 recesiones en las décadas de los 80 y 90 que hicieron tambalearse a buena parte de Occidente. 

La de los años 90 se originó en Japón, donde el estallido de una burbuja inmobiliaria en el país nipón provocó una onda expansiva que terminó golpeando al resto de economías avanzadas. Una crisis que se vio agravada por las tensiones en el precio del petróleo y la inflación.

Fue precisamente una inflación excesiva la que encendió las alarmas de los bancos centrales, que hicieron lo mismo que ahora: endurecer su política monetaria vía subida de tipos. En España, esto se tradujo en un aumento del desempleo del 16% al 24%.

Como ahora, la crisis energética y del precio del petróleo de los años 70 desencadenaron otra recesión severa entre finales de los años 70 y principios de los 80. Sus orígenes se remontan a la crisis del petróleo de 1973 y la crisis energética de 1979. Hasta entonces, fue la recesión más profunda desde el período de posguerra.


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