La historia de Ana Maiques, CEO y fundadora de Neuroelectrics: "Me llegaron a recomendar que pusiera al frente a un hombre si quería conseguir financiación"

  • Ana Maiques es CEO y cofundadora de Neuroelectrics, una startup que está desarrollando tecnología en el campo de la neurociencia.
  • "Una vez me recomendaron que pusiera a un hombre a levantar dinero si quería conseguir financiación", relata a Business Insider España.
  • Este artículo forma parte del espacio que Business Insider España dedica al emprendimiento de las mujeres. Puedes leer más historias como esta en Fundadoras.

Su imagen llevando el característico casco de estimulación neuronal de Neuroelectrics se ha hecho ya conocida en media España. Ana Maiques, cofundadora y CEO de la empresa, lleva más de 10 años tratando de convencer a todo el que le presta algo de atención de las bondades del invento.

Este es resultado de una década de investigación en un campo tan complejo como la neurociencia: "Vimos ocasión de transformar la ciencia en tratamientos para ayudar a los pacientes a través de terapias basadas en estimulación neuronal no invasiva", explica Maiques por teléfono a Business Insider España

Hace apenas un par de años, en plena fiebre inversora, la empresa logró levantar 17,5 millones de euros en una ronda serie A, es decir, la primera que se produce ya con producto comercializable. Investigar, desarrollar y alcanzar el éxito. Resumido así, el camino de Neuroelectrics parece hasta sencillo. Nada más lejos, como reconoce la propia CEO.

"Han sido 12 años muy duros. Estamos en un entorno similar al de las farmacéuticas, donde los ciclos para poder homologar un producto son muy largos. Escalamos a EEUU y estamos muy contentos con la decisión, pero jugar la Champions tiene su contrapartida", relata Maiques.

Mujeres emprendedoras.

Neuroelectrics opera desde hace años, entre otros muchos sitios, en Boston, la meca de la tecnología aplicada a la medicina. 

Hoy, la startup busca demostrar ante entidades como la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos en EEUU, por sus siglas en inglés) que su casco puede tratar enfermedades de origen neurológico como la epilepsia y la depresión. 

"En pacientes refractarios a la medicación puede tener un impacto enorme", anticipa Maiques, que recuerda que los inicios de la empresa en EEUU no fueron precisamente sencillos: "Llegas y no conoces a nadie". Además, a ello no ayudó un factor que no debería haber importado en ningún momento: Maiques es mujer.

"Es un factor que no ayuda. Solo el 2% del capital riesgo va a empresas lideradas por mujeres", recuerda la empresaria, que hace apenas unos años, en mitad de un proceso de búsqueda de financiación que se estaba dilatando más de lo esperado, recibió un sorprendente consejo.

—Deberías poner a un hombre a hacerlo— le dijeron.

¿Dónde radica el origen de este tipo de desigualdad? ¿A qué se debe que los hombres apuesten mayoritariamente por hombres?

"En el mundo financiero, los círculos de poder son un patriarcado dominado por los hombres. Es así de claro. No creo que sea cuestión de ser mala gente, simplemente creo que muchos se sienten más cómodos invirtiendo en sus iguales, aquellos que forman parte de los famosos círculos. La gente con la que juegan al golf, con la que organizan su tiempo de ocio, esas cosas. Los fondos quedan también atrapados en esos círculos. Hay que traer diversidad a esos ambientes".

Maiques desechó la sugerencia de dar a su empresa un rostro masculino ante los fondos de inmediato. "Tengo dos hijos y dos hijas y trato de educarlos en que somos todos iguales. Supe rápido que ese era uno de esos consejos que no hay que seguir".

A ello ayudó el que su empresa forme parte de un mundo, el académico y el científico, que en principio apuesta más por la meritocracia y que se basa sobre todo en la investigación y los datos. 

"En Neuroelectrics tenemos un 40% de mujeres, y mi socio Giullio [Ruffini, jefe del departamento dedicado a la Ciencia de la empresa] ha sido siempre un hombre con una mentalidad tremendamente abierta, así que en la empresa no he notado estos problemas", explica Maiques.

"He tenido sobre todo problemas a la hora de levantar capital. Todo el mundo de las finanzas es esencialmente hombre, blanco y heterosexual. Echo de menos mucha más diversidad", comenta Maiques, que hace una reflexión sobre los referentes que existen en el mundo del emprendimiento.

"Los estereotipos hacen mucho daño. Los referentes vienen de lejísimos: estadounidenses, hombres, blancos, dedicados intensivamente a la tecnología. Es un modelo muy particular, y no son buenos ejemplos en algunos casos. Si no les das un contrapunto, es difícil que se inspiren a mucha gente". 

"A mí, por ejemplo, me encanta decir que fui a la universidad pública en Barcelona porque pienso que si he tenido éxito sin ir al MIT ni a Harvard, mucha gente puede sentirse empoderada con ese ejemplo. La gente tiene que dejar de pensar que tenemos atributos especiales o cosas así. Los espejos deberían ser más cercanos".

Pero no todos los problemas vienen exactamente de fuera. Maiques tiene su propia receta para superar las dificultades:

"Yo creo que todos los CEO vivimos en algún momento el síndrome del impostor. Pero si crees de verdad en lo que estás haciendo, solo tienes que trabajar un poco más que el de al lado. La diversidad en general lo tiene más difícil porque no somos el estereotipo, pero no me recreo mucho en lo que me dicen o no me dicen".

"Hoy las mujeres trabajamos y estudiamos, y eso que venimos de lejos. Estoy muy en contacto con muchas, y tenemos referentes increíbles. No estamos tan mal, aunque hay camino que recorrer. Para hacerlo en igualdad, que las mujeres alcancen el poder y el éxito es superimportante. Estoy muy centrada en eso". 

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