La mano derecha de Elon Musk: Jared Birchall, un exbanquero de Morgan Stanley y Goldman Sachs con lealtad a prueba de bombas al dueño de Tesla

Hayley Cuccinello
| Traducido por: 
Musk y Birchall.

Bloomberg/Patrick Pleul/Getty Images; Rachel Mendelson/Insider

Si le pides a vecinos y antiguos colegas de Jared Birchall que lo describan, te dirán que es de voz suave, agradable y educado, un hombre de familia que es además el líder en su iglesia local. 

En otras palabras, todo lo contrario a su jefe: Elon Musk.

Birchall, un exbanquero de Morgan Stanley, ha dirigido durante 6 años el family office de Musk, Excession, evitando casi siempre el protagonismo. Ha ayudado a Musk a reunir 46.500 millones de dólares (41.000 millones de euros) en capital para su sorprendente oferta de compra por Twitter, colocando al silencioso gestor patrimonial en el foco por primera vez desde 2019, cuando tuvo que testificar en una demanda por difamación presentada contra Musk.

La virtud de Birchall no es su destreza financiera —un banquero que ha trabajado en armar la oferta financiera por Twitter ha dicho que parecía relativamente verde—, sino su disposición a hacer todo lo posible por Musk. A pesar de todos los testimonios sobre su carácter afable, Birchall también ha demostrado que no teme ensuciarse las manos en nombre de su jefe. Después de que el dueño de Tesla fuera demandado por un hombre al que había llamado "pedófilo", Birchall contrató a un investigador privado, a instancias de Musk, para que desenterrara los trapos sucios del hombre; fracasó estrepitosamente.

Business Insider ha hablado con 3 antiguos colegas de Birchall en Merrill Lynch y con 2 de sus antiguos vecinos de Stevenson Ranch, un acomodado suburbio de Los Ángeles. Se rieron cuando se les preguntó qué pensaban de su trabajo para el impulsivo e imprevisible fundador de Tesla.

"Jared es la persona más recta que puedes conocer", dice uno de los antiguos colegas, que comparte su visión bajo la condición de anonimato ya que no está autorizado a hablar con la prensa.

Un abogado de Musk y Birchall ha declinado hacer comentarios para este artículo.

Ambos son altos y tienen familia numerosa: Musk mide 1,80 metros y tiene 7 hijos, mientras que Birchall mide aproximadamente 1,80 metros y tiene 5 hijos, dicen estas personas a Business Insider. Pero las similitudes terminan ahí. A diferencia de su jefe, Birchall mantiene un perfil bajo. Pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y no puede beber café ni alcohol, ni mucho menos fumar marihuana, algo que Musk hizo en el podcast de Joe Rogan.

En 2008, Birchall donó 1.000 dólares para apoyar la Proposición 8, una iniciativa electoral de California para prohibir el matrimonio entre las parejas del mismo sexo. Business Insider no ha podido encontrado ninguna declaración a favor del matrimonio igualitario por parte de Musk, pero el empresario sí ha dicho que no se identifica como conservador.

Los antiguos colegas y vecinos de Birchall pueden llegar a entender por qué Musk le confía todos sus asuntos.

"Es una persona que tiene la ética muy presente y es digno de confianza, comprendo por qué Elon confía en él", dicen un excolega. "Destaca porque los asesores financieros no son conocidos por ser las personas más honestas y éticas".

Rick Patterson, que fue vecino de Birchall durante 10 años, cree que la naturaleza mesurada y diplomática de Birchall funciona como un contrapeso necesario para el impulsivo multimillonario.

"Sus consejos son tranquilos y directos", explica Patterson. "Jared habla después de escuchar a otras personas".

Jugó un papel clave para armar la oferta de compra por Twitter

Después de 6 años trabajando directamente para Musk, Birchall ha realizado el mayor encargo hasta la fecha: ayudar a Musk a recaudar miles de millones para comprar Twitter.

En la noche del 14 de abril, Musk pidió a Morgan Stanley que organizara la operación, dando al banco de negocios menos de una semana para hacerlo, según informó previamente Business Insider. El 21 de abril, en una presentación a la SEC —el equivalente a la CNMV en EEUU—, reveló que financiaría la compra con 25.500 millones de dólares en préstamos: 12.500 millones con sus acciones de Tesla como garantía y 13.000 millones que se prestarían a Twitter tras la adquisición. Él, personalmente, cubriría los 21.000 millones restantes.

Birchall, un exempleado de Morgan Stanley que ha mantenido una fuerte relación con la firma, lideró las conversaciones con sus banqueros de inversión sobre los márgenes del préstamo, según una fuente próxima a las negociaciones. Sin embargo, también un contacto directo con el grupo que gestó la operación de financiación y con los prestamistas.

En las conferencias telefónicas, según esta persona, Birchall ayudó a los prestamistas a "sentirse cómodos con el acuerdo" y habló a grandes rasgos sobre los planes de Musk para Twitter: si la oferta tenía éxito, la estrategia incluía la eliminación de bots y "trolls automatizados".

Más importante aún, subrayó que Twitter seguiría las directrices de cada país sobre la libertad de expresión y que Musk abordaría cómo Twitter parece ser "arbitrario" en la forma de filtrar el contenido, dice esta persona.

Musk ha dicho que quiere flexibilizar la moderación de contenidos de Twitter en nombre de la libertad de expresión. 

"No será perfecto, pero creo que queremos que realmente se tenga la percepción de que la expresión es tan libre como sea razonablemente posible y sea cierto", dijo en una entrevista con TED el mes pasado. "Y una buena señal para saber si hay libertad de expresión es que a alguien que no te gusta se le permita decir algo que no te gusta".

Esta misma fuente considera que Birchall estaba un poco verde en las discusiones sobre los compromisos de deuda.

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"Lo caracterizaría como mucho menos sofisticado que muchos en la comunidad financiera e inversora", dicen.

"Parecía que no quería cometer un error", señala la persona. Y añade: "Es como si esto fuese algo totalmente nuevo para él".

Pero el multimillonario acuerdo se cerró en menos de una semana y Birchall ha ayudado a Musk a conseguir más financiación desde entonces. La semana pasada, Musk anunció que había conseguido 7.000 millones de dólares adicionales de nuevos inversores, entre ellos el multimillonario Larry Ellison y un príncipe saudí.

A pesar de no tener experiencia en banca de inversión, Birchall ha jugado un papel clave en operaciones de calado ejecutadas a un ritmo vertiginoso.

Se inició en las finanzas en Goldman Sachs y Merrill Lynch

Nacido en 1974, Birchall creció en Modesto (California, EEUU) en una familia de 11 hijos, según la obituario de su madre. En él se proyecta una imagen idílica de su infancia, indicando que su madre dirigió una banda familiar llamada Birchall Family Singers.

Jugó al fútbol americano y al baloncesto en el instituto, según el Modesto Bee. Se matriculó en la Universidad Brigham Young en 1992 y se graduó en 1999 con una licenciatura en español después de pasar dos años como misionero, algo habitual para los jóvenes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Birchall comenzó su carrera como analista en Goldman Sachs en Nueva York. En el año 2000 se trasladó con su equipo a Los Ángeles para incorporarse al grupo de banca privada e inversiones de Merrill Lynch, según un antiguo colega de la firma. La división, denominada PBIG, atendía a clientes con al menos 10 millones de dólares en activos.

El equipo de Birchall estaba dirigido por Frank Malone, que había sido gestor de grandes patrimonios en Goldman. El excolega dice que los analistas de Malone, incluido Birchall, solían ser de los últimos en abandonar la oficina al final del día.

Birchall era conocido por ser un padre devoto más que un asesor financiero agresivo. Llevaba a su hijo pequeño a la oficina, manteniéndolo en equilibrio con una mano, recuerda un antiguo compañero. También destacaba entre los miembros de su equipo por su sinceridad y profesionalidad, de acuerdo con esta persona.

Despido en Merrill Lynch y éxito en Morgan Stanley

Después de 10 años en Merrill, Birchall fue despedido en 2010, según su expediente público. El registro dijo que el banco alegó que Birchall había participado en "una conducta que provocó la pérdida de confianza de la dirección, incluyendo el envío de correspondencia a un cliente sin la aprobación de esta".

Merrill no quiso especificar el motivo del despido de Birchall.

Thomas Lewis, abogado laboralista de Stevens & Lee, cuenta a Business Insider que las acusaciones no parecían graves. Por ejemplo, un asesor que envía un informe para uso interno a un cliente encajaría en la descripción.

Sea lo que fuere, no frenó a Morgan Stanley para contratarle 2 meses después para su oficina en el centro de Los Ángeles. Se incorporó al equipo dirigido por su antiguo jefe, Malone, que había recalado en Morgan Stanley en 2006.

La génesis de la relación de Musk con Morgan Stanley es confusa. Birchall declaró en una ocasión que conoció a Musk mientras trabajaba allí. Además, una presentación regulatoria muestra que el banco comenzó a conceder préstamos a Musk en mayo de 2011. Las líneas de crédito estaban garantizadas por acciones de Tesla, que Musk había sacado a bolsa el año anterior, y le permitían a financiar su estilo de vida sin vender su patrimonio.

En 2016, Birchall dejó Morgan Stanley para dirigir el family office de Musk, Excession, según un formulario de declaración de información que presentó al estado de California.

Morgan Stanley ha asegurado que Birchall estaba "bien considerado" y se fue en buenos términos, pero ha declinado hacer más comentarios.

Está claro que Birchall sigue en el lado de Morgan Stanley. En diciembre de 2018, Musk contrató 61 millones de dólares en hipotecas sobre 5 propiedades en California, todas con Morgan Stanley, según las escrituras registradas. A partir del 12 de febrero de 2020, su saldo pendiente con el banco era de 304 millones de dólares, según reveló un documento de Tesla. La suma excede sus saldos con Goldman Sachs y Bank of America, que ascendían a 167 y 77 millones de dólares.

Birchall incluso se ha posicionado a favor de que Morgan Stanley participase en transacciones corporativas, como muestran los documentos judiciales recientemente desvelados de una demanda colectiva contra Musk por sus comentarios en 2018 sobre la posibilidad de excluir a Tesla de bolsa.

En un texto dirigido a Musk, Birchall le animó a incluir a Morgan Stanley en la propuesta de sacar a Tesla del parqué, junto a Goldman Sachs. Destacó que Morgan Stanley había ido más allá para Musk en el pasado, ofreciéndole su mayor línea de crédito personal, préstamos y garantías a "sin apenas coste", y trabajo no remunerado para The Boring Company.

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"Esperan que Goldman Sachs esté muy involucrado, pero también esperan ser reconocidos por ser un fuerte socio de Tesla y tuyo a lo largo de los años", escribió Birchall. "Han sido nuestro mejor socio en lo personal, de lejos".

Morgan Stanley fue contratado para asesorar en el plan, que no salió adelante, informó Bloomberg. La relación va en ambos sentidos, ya que el hijo mayor de Birchall, Benjamin, hizo prácticas para el antiguo jefe de su padre en Morgan Stanley, Malone, el verano pasado, según el perfil de LinkedIn de Benjamin.

Cuando Musk decidió comprar Twitter el mes pasado, acudió a Morgan Stanley para armar la financiación de la oferta. El banco ha comprometido la friolera de 5.500 millones de dólares en préstamos a Musk que están supeditados a que la adquisición salga adelante. Algo que tardará en ocurrir: el pasado viernes el magnate anunció que suspendía temporalmente la compra.

Musk quiere comprobar que en de todas las cuentas en la plataforma, menos del 5% son cuentas falsas y bots automatizados. En el culebrón ya ha intervenido incluso el expresidente de EEUU, Donald Trump, quien cree que Musk finalmente rechazará cerrar la operación. Twitter ha respondido lamentando que Musk haya vulnerado una de sus cláusulas de confidencialidad.

Birchall ha servido todo lo posible a Musk, pero ese esfuerzo se vuelto en su contra en alguna ocasión

Kirby Rosplock, un consultor, dice que la capacidad de Birchall para desviar la atención es un rasgo bastante común entre los responsables de los family office.

"Los Elon Musk del mundo necesitan que su gente tenga un perfil bajo", indica Rosplock, fundador de Tamarind Partners. "Diría que el 99% de los ejecutivos al frente de family office son similares a Jared en el sentido de que son silenciosos".

Birchall dijo una vez en el tribunal mientras testificaba a favor de su jefe: "El centro de todo lo que hago es la confidencialidad y la privacidad".

Los jefes de los family office suelen asumir una amplia variedad de responsabilidades, aunque el cometido de Birchall es inusualmente amplio. Es consejero de muchas de las fundaciones y empresas de Musk, según los documentos presentados ante el IRS (Hacienda en EEUU) y la SEC (equivalente a la CNMV en España). Durante varios años incluso figuró como director general de Neuralink, una empresa de microchips cerebrales, aunque al parecer sólo lo era sobre el papel.

Birchall incluso organiza viajes para los hijos de Musk y compra dominios web para él (los documentos de la demanda por difamación revelan que Birchall intentó una vez comprar el dominio justballs.com para Musk).

Su disposición a hacer casi cualquier cosa por Musk lo ha metido en algunos problemas.

En 2018, Musk llamó a Vernon Unsworth, un explorador de cuevas británico, "pedófilo" en Twitter. Unsworth había ayudado a rescatar a 12 niños y a su entrenador, que estaban atrapados en una cueva en Tailandia. Musk había propuesto utilizar submarinos de tamaño infantil para ayudar, pero no se utilizaron. Tras salvar a los chicos, Unsworth dijo a la CNN que Musk "puede meterse su submarino por donde le duele". Musk respondió con el tuit de "pedófilo".

Más tarde, Musk se disculpó con Unsworth, borró el tuit y dijo que había querido decir "pedófilo" como un insulto, pero no como una afirmación literal de que Unsworth era un pedófilo. Entre bastidores, Musk había pedido a Birchall que contratara a un investigador privado para comprobar si Unsworth era un pedófilo y filtrar esa información a la prensa.

Después de que Unsworth presentara la demanda por difamación contra Musk, Birchall tuvo que testificar ante el tribunal sobre la investigación, que había costado 52.000 dólares, y que finalmente no encontró nada.

Los detalles recuerdan a una mala novela de espías, con Birchall usando un nombre falso, Jim Brickhouse, para contactar con el investigador. La investigación fue bautizada como Proyecto Rowena por el investigador, James Howard, que afirmaba haber estado en las fuerzas especiales del Reino Unido y haber trabajado para George Soros y Paul Allen. Birchall admitió que no verificó los antecedentes de Howard y que se limitó a buscarlo en Google, a él y a su empresa. En un momento dado, utilizó accidentalmente un correo electrónico con su nombre real en lugar de su alias para contactar con Howard.

"Todo esto pone de relieve que era un novato sin experiencia tratando de hacer lo que creía que era lo correcto", dijo Birchall en su declaración.

En su explicación de por qué había utilizado un alias, dijo que no quería estar relacionado con algo tan "sórdido", pero que lo hizo para proteger a Musk.

"Trabajo en finanzas. Tengo una familia", dijo. "Esto no es lo que hago y mi preferencia era no estar ligado personalmente a algo de esa naturaleza".

Musk fue declarado no responsable de la difamación, pero el anonimato de Birchall llegó a su fin.

A pesar de la debacle, parece que Birchall sigue siendo muy leal a Musk. Cuando Musk se trasladó a Austin (Texas) en 2020, Birchall desarraigó a su familia de 7 miembros de Stevenson Ranch, donde era consejero del obispo de la iglesia local.

Dennis Jaffe, consultor de family office de BanyanGlobal, dice a Business Insider que hay 2 tipos de ejecutivos: los desafiantes, que dan consejos al creador del patrimonio incluso si es algo que estos no quieren escuchar, y los ejecutores, que siguen al líder sin cuestionarle y a menudo "terminan apoyando los peores hábitos de la persona."

Jaffe caracteriza a Birchall como un solucionador de problemas, dado lo mucho que ha llegado a hacer para servir a Musk.

"Pero mi corazonada es que no podría ser otra cosa, por lo que he oído de Elon".

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