Un equipo de investigadores identifica la mutación genética que podría haber provocado que los seres humanos perdieran la cola

Humano y mono con cola

Getty Images

  • Un equipo de investigadores de EEUU ha descubierto cuál fue la mutación genética que hizo que, en su tránsito hacia la evolución humana, los simios perdieran la cola.
  • El fenómeno, calculan los investigadores, se dio hace unos 25 millones de años.
  • El hallazgo abre ahora importantes interrogantes sobre cuál fue la ventaja adaptativa que proporcionó esta pérdida para que se generalizara.
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Las colas son uno de los elementos anatómicos más diversos y útiles del reino animal. 

Con ellas, animales como los peces se impulsan; otros, como los ciervos, advierten de posibles peligros; los gatos las utilizan para guardar el equilibrio y los escorpiones les tienen tanto apego que acumulan veneno en su punta y atacan con ellas.

En su camino evolutivo, los humanos las perdieron a pesar de que los monos, sus ancestros, las tenían y las usaban, entre otras cosas, para evitar caer de los árboles.

Fue un cambio decisivo. Los músculos de la cola, explican los expertos, evolucionaron hasta formar una malla en forma de hamaca a lo largo de la pelvis. 

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Así, cuando los antepasados de los humanos se pusieron de pie y caminaron sobre 2 piernas, este refuerzo estaba ya listo para soportar el peso de los órganos en un cuerpo erguido. 

De no haber sido por la pérdida de la cola, por tanto, quién sabe si alguna vez los seres humanos hubiesen tenido las manos libres para crear todo lo que vino después, tanto para bien como para mal.

Hace una semana, un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York descubrió la mutación genética que pudo provocar esta suerte de mutilación evolutiva.

TBTX, el gen capaz de cortar la cola

Sus hallazgos, recogidos en bioRxiv, un repositorio de artículos que aún deben pasar la revisión por pares antes de su publicación en una revista científica, arrojan luz sobre un elemento que hace 2 siglos se convirtió en una de las principales objeciones a la teoría de la evolución de las especies de Darwin.

Sí, era cierto que monos y humanos podían parecerse físicamente en algunas cosas, pero había una diferencia fundamental: los monos tenían cola.

Más de 150 años después, la ciencia pone nombre y apellido al causante de ello: el gen TBTX. En concreto, a una mutación de 300 letras contenidas dentro del mismo.

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"Aunque es imposible demostrar definitivamente que esta mutación les arrancó la cola a nuestros antepasados, esto es lo más parecido a una pistola humeante que se puede esperar", ha comentado al respecto Cedric Feschotte, genetista de la Universidad de Cornell, al New York Times.

Para llegar a esto, los investigadores compararon el ADN de 6 especies de simios sin cola con el de 9 especies de monos con cola. Finalmente, descubrieron una mutación compartida por simios y humanos y ausente en los monos en el gen TBTX.

Una vez identificada, el siguiente paso fue forzar la mutación

Para ello, alteraron el TBTX en ratones. El resultado del experimento es que los ejemplares nacidos con la misma alteración del gen que los humanos nacieron o bien sin cola o bien con un apéndice corto.

La pérdida de la cola abre más interrogantes

El siguiente reto es resolver algunos de los interrogantes que abre este descubrimiento. Para empezar, hay que averiguar más sobre la propia supresión de la cola.

Entre los ratones con el gen alterado, dice el estudio, se dieron una variedad de formas en esta parte de su anatomía que casa mal con la regularidad con la que los humanos desarrollan su coxis.

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Por ahora, la principal hipótesis de los investigadores es que, tras la mutación del TBTX, debieron de darse otras mutaciones en otros genes que reforzaron la pérdida de la cola.

El segundo gran interrogante tiene que ver con el mismísimo Darwin. Atendiendo a su teoría expuesta en El origen de las especies, cabe imaginar que, hace algo más de 20 millones de años, un simio con este gen mutado de forma azarosa nació sin cola.

Este no solo logró reproducirse, sino que, finalmente, consiguió que su ventaja adaptativa se generalizara. 

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No obstante, cabe preguntarse de qué ventaja adaptativa se trató realmente. Si, como afirman los expertos, la cola servía a los monos, entre otras cosas, para guardar el equilibrio y evitar caer de los árboles, ¿no tendrían más riesgo de sufrir caídas mortales ejemplares que carecieran de esta ayuda?

A ello se añaden otras dificultades.

La mutación de 300 letras del TBTX que comparten humanos y simios produce, además del acortamiento o supresión de la cola, posibles malformaciones de la médula espinal, un coste adaptativo que los expertos estiman que los seres humanos podrían estar pagando aún hoy.

"Es muy confuso pensar en por qué los simios perdieron la cola", explica Gabrielle Russo, morfóloga evolutiva de la Universidad Stony Brook de Nueva York al NYT. "Esa es la siguiente pregunta pendiente. ¿Cuál sería la ventaja que obtuvieron?".

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