El invisible peligro de tu freidora de aire que no deberías seguir ignorando

Freidora de aire

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  • Las freidoras de aire han robado el corazón de miles de cocinillas, pero es importante minimizar los riesgos que implican para la salud.
  • Uno de ellos es un peligro escondido que puede disparar las alergias, intolerancias o intoxicaciones.

La freidora de aire es ese pequeño electrodoméstico que ha robado millones de corazones en el planeta desde su irrupción en el mercado. El New York Times revela que en enero de 2022 ya era un negocio de 1.000 millones de dólares. En Estados Unidos, el país abanderado de este aparato, alrededor del 36% de los hogares tenían freidora de aire en 2020. 

Con el aliciente de lograr frituras casi sin aceite —los alimentos tienen un 70% o un 80% menos de grasa preparados de este modo—, la freidora de aire es esencialmente un horno de convención portátil con múltiples usos: permite preparar patatas, croquetas, pasteles, alitas e incluso recetas más sofisticadas, todo ello de un modo más saludable que en la freidora de toda la vida. 

 

Pero también hay riesgos de utilizar la freidora de aire o de no limpiarla adecuadamente: problemas de higiene, cocción deficiente e incluso mayor peligro de incendio. Una freidora de aire sucia también es un campo de cultivo perfecto para la proliferación de bacterias como Campylobacter y Salmonella, capaces de sobrevivir en una superficie hasta 4 y 32 horas respectivamente, según el USDA. 

El problema más silencioso, y que seguramente hayas pasado por alto, es el de la contaminación cruzada. La Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria lo define como "el proceso mediante el cual los microbios u otras sustancias ajenas, como los alérgenos, se transfieren de forma no intencional de un alimento u objeto a otro alimento, con efectos perjudiciales".

Por qué tu freidora de aire es un campo minado para la contaminación cruzada y las intoxicaciones alimentarias

No limpiar la freidora como Dios manda después de cada uso, provoca que los patógenos campen a sus anchas, y que puedan producirse tanto problemas de intoxicaciones alimentarias como de contaminación cruzada, especialmente peligrosa para las personas alérgicas y también para las que padecen algún tipo de intoxicación alimentaria. 

Una freidora sucia puede portar restos de un alérgeno alimentario, como los frutos secos, los crustáceos, el huevo o el apio, y causar a quien come los alimentos una reacción alérgica potencialmente grave, llegando incluso a un shock anafiláctico. 

Entre los síntomas de una alergia alimentaria figuran el hormigueo o picor de boca; la hinchazón de cara, labios o lengua; la diarrea, vómitos y náuseas; los calambres abdominales; los mareos y el aturdimiento; la respiración sibilante; la inflamación de la garganta y las cuerdas vocales: los problemas para respirar y la pérdida de conocimiento. 

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En el caso de la intolerancia al gluten, lo más recomendable es usar freidoras de aire separadas para cocinar alimentos con y sin gluten. 

Y atendiendo a las intoxicaciones alimentarias más comunes en España, cabría destacar que las más comunes son la campylobacterioris y la salmonelosis. Atendiendo a datos de 2019, solo en España, la Campylobacter provocó 5.175 brotes alimentarios, con 49.463 personas afectadas y 690 fallecidos. La salmonelosis contagia a una media de 8.000 personas al año. 

Para evitar todos estos problemas, limpia bien tu freidora de aire: el detergente líquido, un jabón suave, agua tibia y una esponja serán tus mejores aliados. Si hay mucha grasa incrustada, el vinagre puede ayudarte.

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