Este ilustrador se contagió de COVID-19 y después perdió la capacidad de soñar o imaginar, una afección conocida como afantasía que los médicos sospechan podría ser una secuela neurológica del virus

Kate Watson
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Digital art of colorful brain scan
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Luke McKay había hecho todo lo posible para evitar una infección por COVID-19. En mayo, decidió finalmente hacer un viaje a Escocia que había estado retrasando durante más de dos años. 

A pesar de llevar mascarilla en público durante sus viajes, dio positivo el mismo día que su vuelo estaba programado para regresar a casa. McKay se acurrucó en una habitación de hotel, aislándose durante dos semanas mientras esperaba que la fiebre y otros síntomas desaparecieran.

Ese tiempo extra en el hotel puso un poco de tensión extra en sus ahorros. Por lo que al regresar a EEUU tuvo que volver al trabajo antes de sentir que se había recuperado por completo. Pero cuando se sentó a dibujar, McKay, un ilustrador de Seattle, notó un síntoma nuevo y curioso: "No podía visualizar imágenes".

El artista también dijo que en ese momento notó que su monólogo interior, la voz privada que narra los pensamientos que tenemos a lo largo del día, había desaparecido. Además, aunque normalmente recordaba haber tenido sueños vívidos durante toda la noche, se dio cuenta de que ya no recordaba haber tenido ningún sueño.

Tres meses después de haber regresado a casa, los síntomas cognitivos de McKay persisten. "Donde normalmente podría dibujar un automóvil a partir de una imagen mental, ahora necesito ver un automóvil en la pantalla frente a mí como referencia mientras dibujo", asegura. "Nunca había necesitado tanto usar imágenes de referencia para hacer mi trabajo de artista como ahora".

Antes de su carrera como artista, McKay trabajó como enfermero durante 10 años. Es por su experiencia en este campo que conocía un término médico para describir lo que estaba sintiendo: afantasía, la falta de imágenes mentales.

Su condición es parte de una lista creciente de síntomas cognitivos y trastornos neurológicos asociados con COVID-19.

Todas las secuelas neurológicas del COVID-19: trastornos de la atención, pérdida de memoria y más

Un estudio de caso publicado en 2021 describió a una mujer de 59 años con síntomas leves de COVID-19 que experimentó afantasia después de que la infección desapareció. Estas notas de casos son parte de un cuerpo de evidencia que sugiere que el coronavirus puede atacar directamente el sistema nervioso central y provocar complicaciones neurológicas.

Un análisis que involucró a más de 1,2 millones de personas publicado en agosto en The Lancet Psychiatry indicó que el riesgo de "déficit cognitivo" (comúnmente llamado "niebla mental"), demencia, epilepsia y convulsiones se elevó incluso 2 años después de una infección por COVID-19. Los estudios de casos han relacionado la afantasía con el trauma cerebral

¿Qué es la afantasía?

El término aphantasia puede usarse para describir a cualquier persona con una falta literal de imaginación. También se puede utilizar para describir una limitación neurológica.

Las personas que tienen afantasia clínicamente definida no pueden formar imágenes mentales en su mente. La afección a veces también se llama disikonesia o anauralia, aunque algunos neurólogos han presionado recientemente para hacer de la "afantasia" la terminología estándar.

Es difícil saber cómo de frecuente es la afantasia, porque la mayoría de las personas no están atentas a ella. Incluso algunos médicos no han oído hablar de esta condición.

"Si tu mano no funciona, o si está entumecida, eso es una discapacidad significativa. Pero si tienes problemas para visualizar mientras hablas, es posible que no lo percibas como una discapacidad, o que ni siquiera lo percibas como extraño", explica el doctor Amit Sachdev, neurólogo y director de la división de medicina neuromuscular de la Universidad Estatal de Michigan (EEUU).

El caso de McKay es notable por su necesidad a confiar en el ojo de su mente para renderizar en su trabajo de diseño gráfico, dibujo de cómics y producción de arte para videojuegos.

¿Cuáles son las causas y los síntomas de la afantasía?

Algunas personas nacen con diversos grados de afantasía. Otros pueden desarrollarlo después de un derrame cerebral u otro trauma.

McKay comenta que le preocupaba que un coágulo de sangre pudiera haber afectado su cerebro cuando tuvo COVID-19. La investigación sugiere que la afantasía adquirida suele ser secundaria a una lesión cerebral.

Una visita al médico descartó un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo y McKay se fue con una cita para un neurólogo. Asegura que aún no ha acudido porque su seguro médico "no es increíble" y no puede permitirse otro sablazo financiero después de su inesperada cuarentena en Escocia.

Si bien Sachdev no ha tratado a McKay, señala que lo primero que recomendaría para alguien con síntomas de afantasía sería programar pruebas de diagnóstico por imagen del cerebro para descartar un derrame cerebral. Más allá de eso, afirma, no hay demasiadas estrategias de tratamiento disponible.

 

Eso se debe en parte a que es difícil precisar un conjunto estándar de síntomas para la afantasía. Es una condición definida por la falta de algo que puede o no haber estado presente antes, pero no es un sentido, como el oído o la vista, sino un sentido interior intangible de la imaginación. Eso puede hacer que sea difícil de explicar a otras personas, o incluso de detectar.

La afantasía de McKay puede ser un ejemplo de cómo el COVID-19 puede afectar a una persona creativa y centrada en la imagen

Mientras que una persona que no se involucra a menudo con su imaginación puede describir su experiencia como niebla mental, una persona con un mundo interior vívido que tiene afantasía puede sentir una decoloración más aguda entre lo que normalmente ve y lo que está experimentando actualmente.

Sachdev considera que "es absolutamente cierto" que el cerebro en general puede ralentizarse durante una infección activa de COVID-19 o después de que se haya eliminado el virus del cuerpo. "Lo sabemos porque la queja general de confusión mental ocurre con muchos pacientes que han tenido COVID", comenta.

¿Cuánto dura la afantasía?

Sachdev sostiene que para personas como McKay sin un trauma visible detectable en una radiografía de diagnóstico, se esperaría que el cerebro volviera a su estado natural en un tiempo. Pero no hay tratamiento para que eso suceda más rápido y no hay estudios para ayudar a estimar cuánto podría conllevar eso.

McKay matiza que experimentó algunos síntomas de COVID prolongado "aquí y allá", incluyendo una fatiga intensa que puede ser difícil de superar. Pero no todo son malas noticias. 

También asegura  que después de aproximadamente un mes de estar en casa, pudo comenzar a ver aparecer sombras de sus antiguos sueños; a veces se da cuenta de que tiene una conversación consigo mismo en la ducha. Dice que también ha vuelto a tener sueños, aunque nada tan vívidos como los que normalmente habría tenido.  Aunque si sus síntomas persisten, dice, se planteará ver a ese neurólogo.

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