Concentración bancaria: ¿sí o no? Qué hay de bueno y de malo en eso de que los bancos se junten

  • Hace 20 años en España podía haber problemas de dispersión bancaria, pero hoy los riesgos están en la hiperconcentración: ¿hemos llegado al límite?
  • En Business Insider España analizamos qué tiene de bueno (y de malo) eso de que los bancos se junten: más solidez, más eficiencia, pero a costa de menos opciones para los clientes, destrucción de empleos y menos oficinas.
Ilustración de bancos en un tablero de Monopoly

Generada con DALL·E 3

Mêdèn ágan. Dos palabras en griego. Los historiadores dicen que es una de las 147 máximas inscritas en el templo de Apolo, en Delfos, y que viene a significar Nada en exceso. Ne quid nimis, en latín: ni pasarse comiendo, ni pasar hambre; ni hiperinflación, ni deflación; ni demasiados bancos, ni demasiado pocos.

La búsqueda del equilibrio también existe en el sector financiero. Hace un par de días, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dejaba caer que convendría ir pensando cuál es el nivel óptimo de concentración bancaria a partir del cual podemos estar cómodos. 

Luego matizó que no lo decía por el tira y afloja de BBVA y Banco Sabadell. Pero la realidad es que el vals financiero al que hemos asistido estos días, y su colofón ayer con la opa hostil lanzada por BBVA, plantea una pregunta crucial: ¿Hay demasiada concentración bancaria en España?

Lo de la concentración bancaria es una moneda de 2 caras, y ninguna de las 2 es en sí misma la Arcadia. El quid está, más bien en lograr un equilibrio entre ambos extremos. Mêdèn ágan.

España ya vivió las consecuencias de una excesiva dispersión durante la última crisis financiera con la quiebra de las cajas de ahorro. Para evitar volver a caer en el error, inició un intenso proceso de concentración: de los 62 bancos y cajas de ahorro que había en 2008, ahora apenas queda una decena, que podrían reducirse todavía más de salir adelante la operación de BBVA.

El propio Hernández de Cos ha reconocido que el nivel de concentración bancaria en España es superior al del resto de países del euro, por lo que ahora los peligros acechan en el otro lado de la balanza. 

En Business Insider España analizamos qué tiene de bueno (y de malo) eso de que los bancos se junten.

¿Demasiado pequeño para sobrevivir o demasiado grande para quebrar?

Después del desastre de la última crisis, con la quiebra en cadena de las cajas de ahorro (demasiado pequeñas como para sobrevivir), Europa se puso a remar hacia la concentración bancaria, bajo el lema de la unión hace la fuerza. Y así ha sido desde entonces. Solo en el último año han desaparecido casi 5.000 bancos del mapa de la Unión Europea.

"El Banco Central Europeo (BCE) quiere bancos más grandes para que sean más resistentes y haya menos posibilidades de quebrar", resume Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía de la Universidad de Barcelona. Más concentración también significa mayor solidez, eficiencia operativa e innovación.

La concentración permite crear entidades más fuertes desde el punto de vista financiero, operativo, de volumen de negocio, "y eso hará que estén más preparadas para momentos en los que la economía no funcione tan bien", confirma David Conde, CEO y cofundador de Coinscrap Finance, en declaraciones a LinkedIn noticias España.

Los bancos se han quedado con la copla de que, si quiebra un banco mediano, no hay problema: se rescata a través de un banco grande o con dinero público. Es lo que pasó hace poco en EEUU con Silicon Valley Bank (SVB). Pero si quiebra un banco grande es un problema.

El peligro de crear gigantes está en... dejar que caigan. Too big to fail (demasiado grande para quebrar) es un concepto económico que describe la situación de una entidad financiera cuya quiebra tendría consecuencias sistémicas desastrosas para la economía. La caída de un banco grande puede arrastrar a una oleada de quiebras y, con ello, la del sistema financiero. 

"Una excesiva concentración crea bancos demasiado grandes para caer", resumió Hernández de Cos hace un par de días. "Aumentará el riesgo para el contribuyente, pues la entidad resultante será demasiado grande para dejarla caer", coincidió la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

Ese es el mayor riesgo de la hiperconcentración bancaria: dejar que nazcan gigantes que luego no podamos permitirnos dejar caer, pero cuyo rescate cueste miles de millones a las arcas públicas. Cabe recordar que en la última crisis el Estado se gastó 58.000 millones de euros en salvarle el cuello a la banca, de los que solo se han recuperado 6.000 millones, según cálculos del FROB.

Una hipotética fusión entre BBVA y Sabadell no crearía ese tipo de banco: "si el Sabadell forma parte del BBVA, la entidad resultante será mas fuerte que cada una por separado. El BCE es quien evalúa ese tipo de riesgos, y no pondrá problema", aclara Bernardos. Pero hay otras implicaciones.

BBVA

Menos bancos, menos opciones en el menú

Si hay menos bancos en el sistema financiero, los clientes tendrán menos donde elegir. Pura competencia: "los aspectos negativos le tocarán sobre todo al usuario final, al reducirse el número de opciones", resume Conde. 

"La concentración en cualquier sector reduce la competencia, y es la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) la encargada de evaluar y, en su caso, autorizar una potencial fusión", matiza Fernando Castelló Sirvent, economista y profesor en la Universitat Politècnica de València (UPV).

Por ejemplo, tanto con la fusión de Unicaja y Liberbank, como entre CaixaBank y Bankia, la CNMC dio luz verde a las operaciones en primera fase, pero con condiciones. "En el caso de BBVA y Sabadell, todo apunta a un solapamiento de presencia comercial", añade Castelló. Especialmente en el área de Cataluña y Comunidad Valenciana, donde más presencia tienen.

Desde BBVA, sin embargo, no creen que vaya a haber problemas de competencia que frenen la operación. "Es un proceso largo y no tenemos una luz verde explícita, pero sí una opinión favorable", dijo ayer el presidente de BBVA, Carlos Torres, en la rueda de prensa del anuncio de la opa hostil a Sabadell. 

Ganar en tamaño puede reducir el coste de algunos servicios: "la ganancia de escala abarata algunos servicios", apunta Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano Partners. Pero también limita e incluso puede encarecer otros:

¿En qué se traduce esa menor competencia para el ciudadano? 

"La posición de los consumidores podría verse perjudicada, impactando sobre comisiones bancarias y otros condicionados de contratación, acceso al crédito, tipos de interés, retribución de depósitos... Esta coyuntura se daría en tanto que el banco resultante de la potencial fusión tendría mayor poder de negociación sobre los clientes, ya sean empresas, autónomos o asalariados y pensionistas", resume Castelló Sirvent.

Para Juan Jesús Morales, profesor de Mercados Financieros, "el mayor perjudicado ha sido la calidad de la atención al cliente, que ha pasado a ser un servicio de charcutería financiera: el cliente saca número y se le atiende conforme a las necesidades que hay por parte de la entidad".

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Más clientes obligados 'a tragar'

"Para el ciudadano de a pie significa menos bancos a los que poder ir a negociar tanto su activo como su pasivo, con el riesgo de que haya un pacto de no competencia", explica Montse Cespedosa, CEO de MC Group. Esto podría afectar a los tipos de interés y aumentar tarifas.

Por ejemplo, ahora que los tipos de interés están en su nivel más alto en dos décadas. A la hora de hacer el paseíto en busca de ofertas para contratar una hipoteca, el cliente puede encontrarse con menos opciones. Y si hay menos donde elegir... estas pueden ser más caras.

"Si existe competencia entre bancos, estos trabajan mejor y tienen mejores precios para el cliente. Si no tienes muchas opciones para elegir, te ves obligado a tragar", critica Ricardo Gulias, CEO de RN Tu Solución Hipotecaria. 

Y cuando se habla de clientes, no son solo los ciudadanos. También las empresas pueden verse afectadas: precisamente BBVA y Sabadell, observa Gulias, "son dos bancos de empresa, por lo que no sabemos qué pasará con el riesgo diversificado de estas entidades o si se les quitarán y unificarán sus pólizas".

Otro contra que añade Torralba es que "cada banco aglutina una proporción de pasivo de las empresas excesivo, no recomendable en gestión de riesgos".

¿Guerra de depósitos? ¿Qué guerra de depósitos?

Que en España no ha habido una guerra de depósitos no es una sorpresa para nadie. Mientras en otros países de Europa los bancos llegaban a dar tipos del 4%, en España había que conformarse con la mitad, y una parte de esta brecha se explica por la alta concentración bancaria. 

Según un informe de la agencia Moody's, 4 entidades españolas gestionan más de dos tercios de los depósitos. CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell copan el 67% de este negocio bancario. Por lo que, si la opa de BBVA prosperase, la mayoría de los depósitos quedarían en manos de 3 entidades. 

"Para los clientes de los bancos, la concentración es una mala noticia. No es una teoría, es práctica: lo estamos viendo con el interés que pagan los depósitos en aquellos países donde hay mayor concentración bancaria, como es España. Los bancos están pagando muchos menos intereses a lo ahorradores de lo que sucede en otros países con más competencia bancaria", ilustra Vicente Varó, director general de Finect. 

España, de hecho, se sitúa a la cola de la Eurozona en remuneración de depósitos. Solo Croacia, Chipre, Grecia y Eslovenia ofrecen unos intereses más bajos que el 2,3% de España. Una factura que terminan pagando los ahorradores.

Comparar dinero

Recortar costes = echar a gente

Desde la perspectiva de los accionistas, una de las razones para avanzar en una posible fusión se deriva de una mejora en la eficiencia a medio plazo, lo que se consigue evitando duplicidades y mejorando el nivel de apalancamiento operativo. Pero esa mejora de eficiencia tiene una derivada en el mercado laboral: destruye empleo.

Esa es una de las razones por las que el Gobierno ha rechazado "en forma y fondo" la opa de BBVA: "un incremento en el nivel de concentración que podría tener impacto negativo en el empleo", criticaba ayer el Ministerio de Economía.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, todavía ha sido más tajante: "Destruiría mucho empleo, provocaría exclusión financiera y más oligopolio". 

Si nos atenemos a los datos, es lo que ha venido pasando desde el inicio de la oleada de fusiones tras la crisis financiera:

"El proceso de reestructuración del sector tras la crisis de 2008, con un ajuste del 44% del empleo y el 61% de las oficinas, no solo ha tenido implicaciones en términos oligopolísticos y de servicio, sino graves consecuencias en las condiciones laborales de las plantillas", avisan desde CCOO.

Si en 2014 los bancos empleaban a 276.497 personas, para 2022 la plantilla se había reducido hasta 158.032, según datos del Banco de España. Eso significa que en menos de 10 años se han perdido uno de cada 3 empleos en el sector.

"Las fusiones entre bancos en España se hacen para recortar costes y echar a gente", resume Bernardos.

"Al darse duplicidades en la red comercial y en la estructura de ambas entidades, en el corto y medio plazo, se producirán prejubilaciones y reducciones de plantillas, así como una reducción de oficinas", coincide Castelló Sirvent. 

Desde BBVA se ha reconocido que habrá despidos, aunque estos se ejecutarán con medidas "no muy traumáticas".  "Es cierto que pueda haber reducción de plantilla, pero se hará con paquetes atractivos para los trabajadores", admitió ayer Torres Vila: 

"Es todavía demasiado temprano para especular con cifras de reducción de plantilla. Sólo sabemos que queremos la mejor combinación para ganar el mejor talento y respetando los principios de competencia y mérito. Sin afectar a ninguno de los empleados de las dos entidades", ha reiterado. 

Ilustración productividad trabajo oficina conciliación

La debacle de las oficinas y la exclusión financiera

Menos empleos... y también menos oficinas. Aunque desde BBVA matizan que hoy en día la banca online facilita las gestiones, lo cierto es que, para el ciudadano de a pie, la concentración bancaria también se traduce en menos cajeros, con el riesgo de exclusión financiera que esto implica para determinados colectivos menos familiarizados con la banca online, como las personas mayores, especialmente en territorios de baja densidad.

"La desbancarización del territorio es la cara B del proceso de la reestructuración bancaria a la que asistimos y que hereda la acaecida en la anterior crisis financiera de la década pasada", ilustra Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Consumidores y Usuarios Financieros (Asufin), que alerta:

"La concentración bancaria nos aboca, irremediablemente, a la exclusión financiera por el cierre de entidades duplicadas".

Esta historia tampoco es nueva, y recibe el eco de la última crisis financiera. Si en 2008 había 60.000 sucursales, ahora apenas se llega a las 20.000, una caída del 56% en 15 años.

"La progresiva desaparición de establecimientos supone un paso más para crear una brecha digital y financiera entre los clientes menos acostumbrados al uso de las nuevas tecnologías o los más necesitados de asesoramiento financiero, es decir, tanto el segmento mayor como el más joven de la población", advierte Suárez.

"Ciertos colectivos con carencias de alfabetización tecnológica, como personas mayores, y residentes en localidades cuya oferta de entidades financieras presenciales resulte lacerada tras la fusión, podrían incrementar su riesgo de exclusión financiera, al arrebatarles la posibilidad de contar con entidades bancarias para realizar sus gestiones", coincide Castelló Sirvent.

Desde BBVA, sin embargo, Torres aclaraba que "hoy en día en todos los ámbitos territoriales, en todos los códigos postales de España, las personas, las familias y las empresas tienen opciones de bancarización que no estaban disponibles hace 10 años, que son vía digital, porque todas las empresas y todos los bancos tienen hoy en día unas ofertas digitales muy accesibles".

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