Dejé Amazon después de 2 meses: el trabajo era tan estresante como decían

Aria Yang
| Traducido por: 
Abandoné mi trabajo en Amazon después de 2 meses: el trabajo era realmente estresante.

Navdeep (Navi) Singh

  • Navdeep Singh empezó a trabajar en Amazon como ingeniero de software, pero a los 2 meses la presión ya le había generado niveles muy altos de estrés. 
  • El joven asegura que los plazos de Amazon eran agresivos y sentía que no se le permitía hacer preguntas, así que decidió renunciar a su puesto y su salario. 

Este artículo se basa en una entrevista con Navdeep Singh, un exingeniero de software de Amazon de 25 años. El texto que sigue ha sido editado por motivos de extensión y claridad.

Vivía con mi madre y mis 2 hermanos. No teníamos mucho dinero, por eso crecí pensando que necesitaba un trabajo bien pagado para mantener a mi familia. En 2020, me gradué como informático por la Universidad Estatal de Washington. Aunque disfruté de la carrera, mi prioridad no era disfrutar con mi trabajo. 

Mi objetivo era obtener un título que me acercara a la seguridad económica. Mi familia no sabía nada de cuáles eran las condiciones de los trabajos tecnológicos, así que cuando le dije a mi madre que podía ganar más de 6 cifras como recién graduado, ni siquiera me creyó.

Conseguí un puesto en Amazon justo después de graduarme y sentí que me quitaba un gran peso de encima: había conseguido lo que me proponía, un puesto donde ganase un buen sueldo. Ya no tendría que preocuparme cada vez que comprase algo (antes me costaba mucho gastarme hasta 10 euros en algo que no fuese imprescindible) y ahora podía permitirme pagar mis préstamos de estudios.

Conocía la reputación de Amazon, que era un sitio donde los niveles de estrés eran muy altos, por lo que había leído en publicaciones en Reddit, Blind y otros medios de comunicación, pero supuse que se referían solo a los peores casos. 

Pensé que trabajar en Amazon probablemente no era tan malo como la gente decía, y que las historias negativas debían ser atípicas. No sería tan malo si me preparaba bien y trabajaba duro.

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En mi primer día de trabajo, mi jefe me dijo que intentara no hacer preguntas

Llegué a un equipo ya quemado que estaba en medio de proyectos y plazos, así que me dijeron que no les hiciera preguntas. La primera reunión con mis compañeros también fue incómoda: mi jefe hizo preguntas para romper el hielo, pero las respuestas fueron muy cortas y nadie sonrió ni bromeó.

Como nuevo ingeniero, me asignaron un mentor —un miembro del equipo con más experiencia— para que me guiara en las tareas. 

Cuando estaba configurando mi ordenador, le pregunté qué opción debía seleccionar para configurar el servicio y me dijo que lo resolviera por mí mismo. Podría haber dedicado fácilmente un segundo a decirme qué opciones elegir, pero prefirió no hacerlo. Así que acabé perdiendo mucho tiempo en configurar el servicio por mi cuenta.

La situación se volvió confusa y contradictoria. Por un lado, me asignaron un mentor para recibir orientación, pero por otro parecía que no debía hacer preguntas en la medida de lo posible.

Los plazos eran agresivos 

En Amazon, cuando alguien envía un cambio de código, se envía una notificación automática por correo electrónico a todo el mundo. Pude ver que la mayoría de la gente del equipo trabajaba los fines de semana, a veces hasta las 9 de la noche. Ver esto me hizo darme cuenta de que este horario de trabajo no iba a ser sostenible para mí.

Además, los plazos se fijaban de forma muy estructurada y detallada, como si nos estuvieran microgestionando. Mi jefe especificaba qué tareas debían hacerse ese día, al día siguiente y al siguiente. Las fechas límites eran agresivas para un recién graduado que acaba de empezar en el mercado laboral y que utilizaba esa tecnología por primera vez.

No creo que los que acaban de empezar su carrera profesional deban entrar en proyectos tan grandes sin ninguna supervisión y con todas las responsabilidades, al menos deberían tener más apoyo y poder hacer cualquier pregunta. Aunque tenía a mi mentor, no me atrevía a colaborar con él.

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Resultaba contradictorio que los jefes me dijeran que no tenía que trabajar los fines de semana o hasta tarde por la noche, pero al mismo tiempo me presionaban para que cumpliera ciertos plazos. Parecía que si no era capaz de terminar una tarea a una hora determinada, tenía que trabajar fuera del horario laboral para conseguirlo.

Recuerdo haber visto a un ingeniero experimentado quejarse en el chat del equipo: "Es un trabajo ingrato". Después de eso, nuestro director se reunió con él. Salió de la reunión cantando otra canción y disculpándose por el mensaje que había escrito. Parecía que le estaban obligando a cambiar de actitud.

Tenía miedo de cometer errores en el trabajo

Me sentía paralizado: no podía hacer preguntas porque se esperaba que resolviera el problema por mí mismo, pero tenía miedo de cometer un error. Durante este tiempo, mi equipo contrató a graduados, y yo no podía evitar compararme con ellos y pensar que era la peor de todos.

Cada día que pasaba, iba perdiendo la confianza en mí mismo. Pronto me di cuenta de que hasta las tareas más sencillas me resultaban imposibles de resolver porque tenía mucho miedo de cometer errores. 

Me daba ansiedad cada vez que intentaba leer la pantalla o que escribía código; le daba demasiadas vueltas a todo: ¿y si esto está mal? ¿Y si me despiden si meto la pata en este correo electrónico? ¿Y si me despiden si hago esta pregunta en el chat del equipo?

Tampoco podía concentrarme. Sentía que algo en mi cerebro se rompía, como si el pegamento que lo mantenía todo unido se estuviera deshaciendo. Nunca había experimentado algo así en toda mi vida y, en aquel momento, recuerdo que pensé que haría cualquier cosa para que esa sensación cesara.

Dejar el trabajo fue una decisión muy complicada. Mis jefes se sorprendieron cuando se enteraron de que lo dejaba e intentaron convencerme de que no lo hiciera, incluso me aseguraron que me apoyarían más.

Pero al día siguiente hablé por teléfono con mi mentor y otro miembro del equipo con más experiencia. Durante la llamada, les hice una pregunta y me dijeron que ya se lo habían explicado a los otros recién graduados y que no les apetecía volver a hacerlo. Me pillaron desprevenido y volví a tener la sensación de que decían una cosa pero hacían otra.

Decidí que no era un buen ambiente de trabajo y no veía futuro en la empresa, así que finalmente lo dejé.

 

Después de dejarlo, sufrí una depresión e incluso probé el LSD 

Pensé que las cosas mejorarían, pero no fue así. 2 meses después de dejar Amazon, seguía sin tener ganas de hacer nada con mi vida. 

Pensaba que para entonces habría encontrado otro trabajo, pero en realidad no me apetecía hacerlo. Creía que mi futuro en el software se había acabado y que debía dedicarme a otra cosa. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba deprimido.

Leí que el LSD y otros psicodélicos podían utilizarse para tratar la depresión y que los investigadores los estaban probando en ensayos clínicos, así que lo probé por mi cuenta. No fui al médico, pero pensé que no tenía nada que perder. Fue un terrible error: me hizo sentir aún más deprimido e incluso paranoico durante un tiempo.

Con el tiempo empecé a sentirme mejor, y lo que más me ayudó fue resolver un problema de LeetCode cada día. La constancia y la previsibilidad de hacer una cosa me ayudaron mucho. Después de un año haciendo eso, conseguí un trabajo en Google.

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En retrospectiva, no creo que dejar Amazon fuera lo más responsable, ya que podría haber perdido mucho dinero. Si me hubieran despedido, habría recibido una indemnización. Pero renunciar a mi salario o a una posible indemnización mereció la pena: trabajar en Amazon realmente me hizo cuestionarme a mí mismo y preguntarme si realmente era tonto.

Después de Amazon, empecé mi canal de YouTube, que resultó ser mucho más exitoso de lo que podría haber imaginado (y estoy realmente agradecido por el éxito). Ojalá hubiera sido consciente antes de que lo que pasó mientras estaba en Amazon no me definía a mí ni a mis capacidades.

Nota del editor: Una portavoz de Amazon, August Aldebot-Green, asegura a Business Insider en un comunicado que: "Nos tomamos esto como un relato de un empleado que estuvo en Amazon por un tiempo muy corto, pero que no caracteriza la cultura general de trabajo de Amazon. La realidad es que Amazon es uno de los empleadores más solicitados del mundo, ocupando el primer lugar en la lista de las mejores empresas de LinkedIn de este año. Nos preocupamos profundamente por el bienestar de los empleados y ofrecemos un seguro médico de primera clase, así como recursos de salud mental para aquellos que puedan tener dificultades, a los que pueden acceder desde su primer día de trabajo. Aun así, reconocemos que siempre habrá personas para las que Amazon no encaje, y apoyamos a esos empleados en su deseo de buscar funciones satisfactorias en otras empresas."

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