Pruebo el menú Tex-Mex de McDonald's: me enamoro de su hamburguesa con nachos y descubro mis nuevas patatas preferidas
- Una hamburguesa con nachos en teoría no debería funcionar. Y, aun así, McDonald's se ha atrevido con el reto y ha lanzado la Grand McExtreme de McDonald's Nachos junto al nuevo Menú Tex-Mex.
- ¿Merece la pena esta nueva hamburguesa? Me arremango las manos y desabrocho el cinturón de mi pantalón para descubrirlo. Spoilers: creo que he encontrado mis nuevas patatas preferidas.
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Cuando era pequeño, hacia hamburguesas de cualquier cosa. De mantequilla de cacahuete y mermelada de frambuesa. De salchichas troceadas. De patatas fritas. Y sí: de macarrones. Porque sí. Porque había que experimentar. Y porque mis padres trabajaban y no se daban cuenta, pobretes.
Pero jamás se me ocurrió en su momento hacerme una hamburguesa de nachos. Quizás incluso dentro de mi cuestionable lógica infantil, creía que el invento no podía funcionar debido a la forma y textura de los nachos. Habría que trocearlos mucho para que se adaptaran al pan de hamburguesa. Y luego, al morder, quizás harían daño de forma inesperada.
Pues bien: McDonald's ha hecho unaguanta mi cerveza a mí yo de niño y ha lanzado precisamente su hamburguesa de nachos. Menos mal que no ha osado sacar una de macarrones porque entonces le denunciaba en 0 coma.
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La Grand McExtreme de McDonald's Nachos forma parte del Menú Tex-Mex, que incluye las aun nuevas McShaker Fries y un complemento de nachos con salsa de queso.
McDonald's ha invitado a Business Insider España a probar el Menú Tex-Mex. A su vez, los jefazos de BIE se han preguntado "¿Cuál es nuestro redactor más gochito?" y me han cedido a mí la labor de probar este menú y dar mi valoración al respecto. No es la primera vez que me convierto en juez de comida rápida.
Dicho y hecho. Me he arremangado las manos y desabrochado el cinturón para pedir, comer y valorar el Menú Tex-Mex. En lugar del complemento de nachos me he pedido el McFlurry alternativo. Ya que comerme una hamburguesa de nachos y luego nachos a secas habría sido un poco como jugar a ser Dios.
Llega el pedido de McDonald's por cortesía de Uber Eats. La bolsa de la izquierda, que contiene la hamburguesa y las patatas, está aún calentita mientras la abro. La otra, con el helado y la Coca-Cola, está fría. La cosa promete.
"Ave César, los que van a ser comidos te saludan": el Grand McExtreme de McDonald's Nachos, las McShaker Fries, McFlurry M&Ms de Cacahuete y Chocolate Blanco y... Coca-Cola Zero. Sí: Zero. Porque estoy seguro de que si me bebo una Zero tras atiborrarme de fast food, mi cuerpo dirá "Ah, entonces no contaré todas las grasas porque te has portado bien con la bebida" y adelgazaré por arte de magia.
Antes de nada, toca preparar las patatas McShaker. Pese a que ya llevan casi un año disponibles, no las he probado todavía. Como fan acérrimo de las Patatas Deluxe (y de su salsa), empiezo la preparación con dudas, recelo, inquietud... y hambre.
Paso 1 del minitutorial para hacer las McShaker Fries: meter las patatas dentro de la bolsa. Pese a que soy patoso (o patatoso...), no se me cae ni una durante el proceso.
Paso 2 del minitutorial para hacer las McShaker Fries: verter el sazonador con sabor a queso dentro de la bolsa. Aquí empiezan las sorpresas agradables. Nada más abrir, huele a picante dulzón. Me imagino a las patatas saltando alegres mientras se están friendo. Se nota que el sazonador incluye pimentón, por ejemplo. Mis dudas se disipan.
Paso 3 del minitutorial para hacer las McShaker Fries: agitar la bolsa como si no hubiera un mañana. Es una parte divertida porque me recuerda a cuando era pequeño y me decían que no se podía jugar con la comida. ¡Ja! ¿Qué me dices ahora, sociedad sobre protectora del pasado? ¡Estoy jugando con la comida y nadie puede impedírmelo!
Antes de ponerme a comer, debo revelar cómo es la Grand McExtreme de McDonald's Nachos. Me inquieta que tenga nachos, ¿habrán aguantado durante el viaje?
No solo los nachos han aguantado el trayecto: la hamburguesa tiene una pinta tremenda. La salsa que asoma entre los nachos me llama con su brillo suntuoso, mientras que la loncha de queso medio derretida casi me pide que me rebaje a mis instintos más primarios y ataque, devore sin miramientos. Pronto, muy pronto.
Aquí tienes el Menú Tex-Mex debidamente presentado. Muestro una contención formidable por el bien de este análisis gustativo. En otro contexto, ya no quedaría nada salvo los restos. En todo caso, manos a la obra: empiezo con las patatas.
Creo que he descubierto mis nuevas patatas preferidas del McDonald's. Tras morder, primero viene el sabor habitual y creo que todo sigue igual. Pero entonces viene un toque de frescura campestre. Luego, leves despuntes de sabor osado, como los petarditos que tiran los niños en la playa. Finalmente, llega el picante y se extiende por mi paladar. Dura mucho más de lo que sospechaba.
Un nuevo tipo de amor prohibido nace entre hombre presuntamente maduro y patata frita. Normalmente, si quiero disfrutar de algo de sabor, debo comer un puñado de patatas del McDonald's de golpe. Con las McShaker puedo comérmelas una a una, poco a poco, y encontrar sabor intenso en cada una de ellas. Pese a su picantillo, siento casi calma al saber que puedo comer con lentitud, paladeando cada nueva amante. Genial.
Llega el momento del plato principal del menú: la hamburguesa con nachos. Tengo miedo de que se me desmonte cuando la sujete. En cambio, se mantiene incluso mejor que otras hamburguesas del McDonald's. Es buena señal.
El primer contacto es prometedor. Los nachos son suaves. Más allá del crec inicial, no noto que están ahí. No se me clavan en la boca, por ejemplo. La salsa de la hamburguesa engaña inicialmente. Es suave. Agradablemente suave, algo tímida, como si no supiera si invitarte o no a su fiesta. Y, entonces, cuando bajo la guardia, la salsa ataca.
La cosa cambia conforme exploro más la hamburguesa. Los nachos de repente se convierten en el centro de un gran jolgorio donde se juntan el queso, la carne y, especialmente la salsa. Muy brava ella, pero sin llegar a la exageración. No agota sino que invita a detenerse en cada mordisco y jugar a diferenciar todos los elementos bailando entre sí.
Los bocados últimos son precisamente como un final de fiesta, donde todo el mundo está agotado y te has quedado en un rincón hablando con esa persona que te ha hecho tilín. La salsa adquiere un toque más maduro, más imperante. Sabe un poco a amanecer empañado por el humo de unos cigarrillos. Habla de temas más densos y la carne de la hamburguesa prácticamente se rinde ante ella. Da mucha pena abandonarla, tener que decir adiós y pasar a actividades más mundanas.
Echo tanto de menos a la salsa de la Grand McExtreme de McDonald's Nachos que rebaño lo poco que queda en la cajita con las patatas.
Aquí tienes la prueba definitiva sobre la consistencia de la hamburguesa. Apenas ha caído nada en la cajita. Los nachos, el queso... todo se ha sostenido a las 1000 maravillas. Me he encantado, pero he tardado muchos bocados en llegar al jolgorio. He echado en falta más cantidad de salsa. Debería de haber más en los bordes para que no tarde en sorprender.
Ahora llega el momento del postre. Confieso que no me gustan mucho los del McDonald's. Tienen poca chicha y demasiada nata insustancial. Dicho esto, me flipó ver cómo la capa de chocolate blanco del McFlurry se rompía delicadamente como el hielo de un lago cuando metí la cucharilla.
Los pegotes de chocolate blanco son una delicia golosa. Si fuera niño habría esperado hasta la noche, hasta que mis padres durmiese, para entrar a hurtadillas en la nevera y meter el dedo en el McFlurry para lamerlo todo. Pero luego queda demasiada nata líquida con poco sabor. Al menos su sabor suave ayuda a relajarme tras la McExtreme con nachos. Un postre normalito. Me gustaría más calidad y menos cantidad.
Como apunte final, ni se me ha ocurrido usar los ketchup que me venían en el pedido. No tienen lugar en una cata donde la salsa original, en el caso de la hamburguesa, o el sazonado, en el caso de las patatas, son las protagonistas. ¡Castigadas al rincón de pensar, bolsas de ketchup!
Me ha encantado probar el menú Tex-Mex de McDonald's. Las McShaker Fries tienen tanto sabor gracias al sazonador que puedes comerlas con calma y degustarlas. Y la McExtreme con nachos es una fiesta de sabores que mejora y madura con cada mordisco que das. Es un poco seca en general, pero, aparte de ese detalle, tiene mi sello de aprobación.
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Por unos 12 euros (algo más dependiendo de los condimentos o añadidos que pidas), vale la pena que apuestes un día por un Tex-Mex. Te dejará más que lleno y satisfecho, sobre todo si decides hacer una cata lenta y tranquila. El desfile de tonos gustativos provocará que valga la pena frenar el ansía por comer.
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