¿Qué es el SIBO? Sus síntomas, prueba diagnóstica, tratamiento y dieta

SIBO

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  • El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado se llama SIBO (small intestine bacterial overgrowth), y se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, según la Clínica Mayo.
  • Entre los síntomas de este trastorno destacan el dolor abdominal, la pérdida del apetito, las náuseas o la hinchazón.

En las últimas semanas se ha hablado mucho del SIBO en numerosas redes sociales como TikTok, donde numerosas personas, especialmente mujeres, han compartido las experiencias de sus diagnósticos.

Conoce qué es el SIBO, cuáles son sus síntomas, cómo afecta a la dieta y qué tratamiento se suele administrar.

Qué es SIBO

SIBO son las siglas de small intestine bacterial overgrowth o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado el trastorno se produce cuando existe un crecimiento anormal de la población bacteriana general en el intestino delgado, especialmente de bacterias que no suelen encontrarse en esa parte del tubo digestivo, según la Clínica Mayo.

 

La aparición de SIBO puede deberse a una complicación de una intervención quirúrgica estomacal, aunque también puede obedecer a problemas estructurales y a algunas enfermedades. Al ralentizarse el paso de los alimentos y productos de desecho en el tubo digestivo, se crea un caldo de cultivo para las bacterias.

Causas del SIBO

Según WebConsultas, estas son algunas de las causas principales del trastorno digestivo:

  • Trastornos funcionales y de motilidad, debido a factores como el síndrome de intestino irritable, el uso de fármacos como los opioides, la diabetes, o la pseudoobstrucción intestinal. También la enteritis rádica, el párkinson, o cualquier enfermedad que produzca neuropatía o miopatía intestinal, provocan alteraciones que pueden causar SIBO.
  • Alteraciones anatómicas y estructurales, como el síndrome del asa ciega intestinal, la enfermedad inflamatoria intestinal, las adherencias por intervenciones quirúrgicas previas o por radioterapia, los tumores del intestino delgado, la diverticulosis de intestino delgado, las alteraciones de la válvula ileocecal, o el bypass gástrico realizado para tratar la obesidad mórbida.
  • Diabetes, cirrosis hepática, o insuficiencia pancreática: la neuropatía intestinal y la alteración de la bilis o de las enzimas digestivas puede provocar SIBO.
  • El riesgo también aumenta con algunos trastornos del sistema inmune, como la inmunodeficiencia variable combinada, la deficiencia de inmunoglobulina A, o la infección por el VIH. También se han relacionado con SUBO algunas parasitosis, la enfermedad celíaca o las alteraciones de la acidez gástrica por el consumo crónico de medicamentos.

Síntomas del SIBO

  • Pérdida de apetito
  • Ardor
  • Dolor abdominal
  • Náuseas
  • Distensión abdominal
  • Sensación incómoda de saciedad después de las comidas
  • Diarrea
  • Aumento del ruido intestinal
  • Flatulencias
  • Estreñimiento
  • Pérdida de peso involuntaria
  • Desnutrición

Desde la Clínica Mayo recomiendan acudir al médico para una evaluación completa cuando se produce una pérdida de peso rápida e involuntaria, diarrea persistente o dolor abdominal agudo o persistente después de unos días.

Consecuencias del SIBO en la dieta

Desde el Instituto de Microecología destacan que el SIBO produce problemas de malabsorción, ya que el sobrecrecimiento bacteriano genera toxinas y  daños en la mucosa intestinal.

Hay diferentes nutrientes que se absorben peor debido al SIBO:

  • Grasas: las sales biliares se descomponen en el intestino delgado, provocando una incompleta digestión de las grasas y causando heces irritantes y grasas.
  • Hidratos de carbono: al dañarse la mucosa intestinal, hay una menor absorción de carbohidratos y proteínas. Los hidratos se fermentan en el intestino grueso y provocan gases.
  • Proteínas: se produce un déficit en la producción de aminoácidos y destrucción de precursores de proteínas.
  • Vitamina B12, lo que puede dar lugar a anemia y problemas en el sistema nervioso.
  • Ácido fólico
  • Vitaminas liposolubles: A, D, E y K, como consecuencia de la absorción incompleta de las grasas.

Cómo se diagnostica el SIBO

Según WebConsultas, la prueba diagnóstica para detectar SIBO es el test del aliento o test de aire espirado para sobrecrecimiento bacteriano.

Se administra lactulosa o lactitol y se mide en el aliento el metano y el hidrógeno, que en personas sanas solamente se produce en el intestino grueso, pero que en personas con SIBO se produce también en el intestino delgado.

 

Cuando el test es positivo con dos picos o un pico precoz en las concentraciones de hidrógeno y metano en el aire espirado, se considera como positivo para SIBO, ya que apunta a la presencia de bacterias que fermentan la lactulosa en el intestino delgado. 

Si la prueba da negativa —puede haber falsos negativos—, puede repetirse o hacer por endoscopia un aspirado yeyunal con cultivo del líquido obtenido. 

Es frecuente que muchos pacientes con SIBO tengan enfermedad celíaca, hipoclorhidria gástrica o intestino irritable con alteración del complejo motor migratorio.

Tratamiento y dieta del SIBO

Desde la web de Endocrino.cat explican que, aunque todavía falta mayor evidencia científica, se suelen prescribir antibióticos de amplio espectro durante 2 semanas, como amoxicilina, rifaximina, o ciprofloxacina.

Para mantener la remisión se dan alternativas como los fármacos promotores de la motilidad intestinal, y una dieta baja en FODMAP, aunque no hay estudios que ratifiquen los efectos de este tipo de dieta en SIBO, es la alimentación que mejor funciona para abordar síntomas del colon irritable, problemas con el tránsito intestinal, hinchazón abdominal y flatulencias. 

La dietista y nutricionista Julia Farré explica que FODMAP son las siglas o acrónimo en inglés de oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables.

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Para el SIBO se recomienda evitar o reducir vegetales como las alcachofas, espárragos, col, coliflor, coles de Bruselas, brócoli, ajo, puerros, cebolla, guisantes, judías verdes, hinojo, remolacha, champiñones y otras setas.

Los hidratos de carbono fermentables que una persona con SIBO debe evitar en su dieta son: fructosa, lactosa, fructanos, galactanos —presentes en las legumbres— o polioles. También debe limitarse al máximo la ingesta de fibra y elegir cereales bajos en gluten o sin gluten. Las verduras, mejor cocidas que crudas. 

La nutricionista recomienda limitar las verduras y las frutas ricas en FODMAP a una pequeña guarnición del tamaño de una pelota de tenis. Se puede comer sin problema carne, huevos y pescado, mientras que el consumo de frutos secos debe ser moderado.

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