En muchas ocasiones injustamente desdeñadas, las verduras congeladas son una opción perfectamente saludable en tu dieta y que puede ayudarte a tener una mayor disponibilidad de frutas y hortalizas en tu hogar, así como acceder a productos como los frutos rojos, las alcachofas o los edamames de un modo más económico y con una durabilidad infinitamente mayor.

Estas son algunas de sus ventajas.

Máximo punto de frescura

Tal y como explican desde Healthy Green Kitchen, las verduras son tan nutritivas como los productos frescos, ya que se cosechan en su punto álgido de frescura, lo que permite conservar todas sus propiedades, vitaminas y antioxidantes.

De hecho, la oxidación o el tránsito de productos frescos puede causar una pérdida de nutrientes, algo que exponen diferentes estudios al respecto.

Misma cantidad de nutrientes

Otras investigaciones aseguran que los vegetales congelados tienen la misma cantidad de vitamina C, riboflavina y vitamina E que las frescas, y algunas incluso cantidades mayores. Conservan, por tanto, tanto las vitaminas hidrosolubles como las liposolubles.

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En cuanto a los antioxidantes, algunos estudios muestran que puede haber cierta pérdida durante el proceso de congelación debido a la ruptura de las paredes celulares. Otros informes apuntan a que algunos se vuelven más disponibles para la digestión debido al congelado. Además, cabe recordar que la ultracongelación evita la proliferación de patógenos y su degradación.

Más baratas y duraderas

Las frutas y verduras congeladas son más asequibles, duran mucho más tiempo en perfecto estado y experimentan menos oscilaciones de precio que otros productos que son más baratos de temporada y más caros fuera de ella, o que dependen de la distancia de los transportes o de factores inflacionistas como la sequía.

Un informe de la OCU señala que las verduras congeladas de marca blanca pueden implicar un gran ahorro económico: el más elevado se registra en los guisantes  —un 92% más baratos de media que los guisantes frescos en vaina—, seguidos de judías verdes (71%), espinacas (57%), brócoli (44%), habas (39%), acelgas (27%), alcachofas (15%) y coliflor (6%). 

Por el contrario, las patatas congeladas cuestan un 30% más que las frescas.

Reducción del desperdicio alimentario

El desperdicio de alimentos es uno de los problemas medioambientales y económicos más graves —para el que el Gobierno plantea multas de hasta 500.000 euros en España—: los hogares españoles tiramos de media 1.000 euros al año en comida, y las frutas y las verduras acaparan un 16,9% de estos residuos, según se desprende de un estudio de HISPACOOP.

La elevada durabilidad, estabilidad y sencillo almacenaje de los congelados facilita que se tire menos comida, que puedas planificar tus menús semanales y también que ahorres tiempo, ya que muchas de ellas ya están previamente picadas y lavadas. Además, permiten regular las porciones sin que parte del producto acabe en la basura.

Posibles inconvenientes: cuidado con los aditivos

A la hora de ir al supermercado, hay que tener cuidado con los aditivos: revisa la lista de ingredientes y vigila que no haya un exceso de sodio, salsas prefabricadas, azúcar añadido u otros componentes. Sin embargo, lo habitual es que las verduras ultracongeladas del supermercado estén libres de conservantes y aditivos, ya que el frío es su método natural de conservación. 

Recuerda que al igual que sucede con las verduras frescas, los nutrientes solubles en agua de los productos congelados se pueden perder al hervirlos. Los métodos de cocción como cocinar al vapor o asar son algunas de las opciones más recomendadas. Las verduras congeladas también pueden ver alterada o ligeramente suavizada su textura, lo que no siempre agrada a todo el mundo.