En pleno verano hay quienes intentan bajar varios kilos de última hora antes de tomarse sus vacaciones. Llevar una dieta saludable pautada por profesionales es lo adecuado, pero hay quienes siguen tratamientos abusivos para perder mucho peso en cuestión de pocos días, y es algo puede desembocar en problemas de salud.

"Según los Institutos Nacionales de Salud, así como los expertos en el tema, perder hasta un kilogramo por semana es el ritmo más saludable", ha dicho Gary Foster, director científico de WeightWatchers. "Después de las primeras semanas, la pérdida de peso que regularmente excede ese ritmo se considera demasiado rápida".

Al comenzar una rutina alimentaria nueva con el objetivo de eliminar unos kilos, y durante las dos primeras semanas, suele experimentarse una tasa mayor de pérdida de peso debido a la reacción del cuerpo. Sin embargo, después de ese tiempo, bajar ese peso es cada vez más complicado. Según ha recogido Livestrong, estas son las complicaciones más comunes.

¿Qué puede pasar si pierdes mucho peso rápidamente?

Uno de los síntomas que primero suelen aparecer cuando una persona pierde peso demasiado rápido son los mareos frecuentes. No obtener los suficientes nutrientes pueden dificultar el funcionamiento del cuerpo, provocando también fatiga, según la Clínica Cleveland.

También son recurrentes las náuseas. El malestar estomacal está estrechamente relacionado con las deficiencias nutricionales asociadas con una dieta demasiado limitada. En ocasiones estas mismas náuseas son también señal de otro efecto secundario: los cálculos biliares.

El hígado puede saturarse al intentar secretar más colesterol del habitual, generando cálculos en la vesícula biliar, que producen dolor en el abdomen, vómitos, fiebre, escalofríos, ictericia y las náuseas anteriormente mencionadas.

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Y ahí no acaba la cosa. También te arriesgas a sufrir una pérdida considerable de cabello, todo por reducir la cantidad de calorías consumidas, así como una disminución del músculo. Evitar esto último puede conseguirse manteniendo una rutina diaria de ejercicio.

Hay otros síntomas que pueden derivarse de esta pérdida de peso descontrolada que no afectan directamente a la condición física de la persona. Aún así hay que tenerlos en cuenta. Por ejemplo, llevar una dieta restrictiva puede suponer una disminución de la concentración, ya que no se consiguen los suficientes nutrientes para mantener los niveles de energía necesarios.