2023 está siendo un año aterradoramente caliente, y lo peor está por venir para los próximos meses con los efectos del fenómeno de El Niño, cuya peor parte llegará en 2024. 

Este verano ya ha sido la temporada más calurosa que haya vivido la humanidad: el verano boreal —hemisferio norte— de junio, julio y agosto saltó a una temperatura promedio de 16,77 °C, 0,66 °C por encima del promedio para esta época del año. 

Es un gráfico muy pronunciado y que asusta, tal y como expresó Samantha Burgess, subdirectora del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) de la UE, recoge Euronews.

Además, el Viejo Continente es, después del Ártico, la zona del mundo más golpeada por el calentamiento global: Europa se está calentando casi dos veces más rápido que el promedio mundial, alrededor de 2,2 °C por encima de la época preindustrial —0,7 °C por encima del límite máximo marcado en el Acuerdo de París—.

Además del calor extremo que puede apreciarse en el campo o en las ciudades —y que se agrava en las urbes por el efecto de isla de calor—, el océano nunca ha estado tan cálido como en este momento.

Por ejemplo, el pasado mes de julio las aguas del Atlántico Norte establecieron un nuevo récord: una temperatura de 28,71 ºC que fue anunciado por el Instituto de Ciencias Marinas de España. 

También el Mediterráneo está que explota:  ha llegado a superar los 31 °C en agosto, mientras que en la costa cantábrica y gallega también se han registrado máximos como 23.25 °C en Cabo de Peñas y 22.9 °C en Villano-Sisargas, tal y como recoge la Cadena SER. En ninguna otra ocasión el fenómeno de El Niño comenzó con un océano tan cálido.

De hecho, los expertos vaticinan que en otoño y en invierno las temperaturas serán probablemente superiores a la media, convirtiendo 2023 en el año más cálido jamás conocido, y arrebatándole el récord a 2016. Y si no se controlan las emisiones contaminantes, el año más caliente de nuestras vidas también podría ser el más fresco. 

Europa ya está sufriendo los estragos de este rápido calentamiento: uno de los ejemplos más claros es el de Grecia, asolada este verano por incendios e inundaciones. Por ejemplo, una región recibió en dos días el doble de su promedio anual de precipitaciones. Esto guarda mucha relación con el cambio climático: cada grado que se calienta la atmósfera aumenta un 7% la cantidad de vapor de agua que puede albergar.

Cada décima importa: la temperatura promedio de Europa en verano fue de 19,63 °C, 0,83 °C por encima del promedio, lo que la convierte en la quinta más cálida de la temporada de verano. Entre 2013 y 2022, las temperaturas terrestres europeas aumentaron entre 2,04 y 2,10 °C, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

Los países que más rápido se calientan

No todos los países europeos se están calentando igual de rápido. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó recientemente estadísticas sobre el cambio de temperatura en la tierra. Se miden en relación con el promedio de 1951-1980, no con la época preindustrial.

En 2022, la temperatura global anual en tierra fue 1,39 °C más cálida que el promedio del período 1951-1980. De todos los continentes, la tendencia fue mucho más abrasadora en Europa, con un aumento de temperatura de 2,23 °C. Según la FAO, en 22 de los 41 países europeos incluidos en los datos, las temperaturas aumentaron más de 2 °C. 

Francia y Luxemburgo fueron los peor parados: la temperatura de su superficie terrestre fue en 2022 2,93 °C más alta que en el periodo 1951-1980. Bélgica, Suiza, los Países Bajos y Alemania también experimentaron aumentos de la temperatura de la tierra superiores a 2,5 °C. Mientras, otros países como Grecia lo hicieron 1,04 °C.

Aunque haya bastante variabilidad térmica de unos años a otros, la tendencia a largo plazo es clarísima: la temperatura ha subido durante 38 años consecutivos en Italia, y la cantidad de años consecutivos en los que la temperatura terrestre fue superior a la media del período 1951-1980 ha ido aumentando en cada país.

En 2022, varió de 12 años en el Reino Unido, Suecia, Noruega, Irlanda y Dinamarca a 38 años en Italia y Malta. La mayor parte de países europeos experimentaron su último descenso anual de temperatura en 1996 o 1997. En España, en 1993. En los 41 países analizados, la temperatura del suelo se ha incrementado desde 2011.

Hay años en los que el aumento de temperatura terrestre superó los 3 °C: esto sucedió en siete países de Europa del Este en 2020, cuando una gran ola de calor arrasó el continente. Los mayores cambios se produjeron en Rusia, con 3,69 °C; seguida de Estonia (3,63 °C) y Letonia (3,55 °C).

El Secretario General de la ONU, António Guterres, anunciaba recientemente que“la era del calentamiento global ha terminado” y “ha llegado la era de la ebullición global”. Para no superar los umbrales críticos, todos los esfuerzos deben centrarse en reducir las emisiones contaminantes. En la actualidad, hay un preocupante círculo vicioso entre olas de calor y contaminación.