No es la primera vez que el sector advierte de lo mismo: aplicar la Euro 7, tal y como está pensada, encarecerá aún más el precio de la salida de los coches eléctricos. Ahora es Thomas Schäfer, CEO de Volkswagen, el que vuelve a hacer tal afirmación. 

La normativa Euro 7 que debe entrar en vigor a partir de 2025 sigue teniendo en pie de guerra al sector. En múltiples ocasiones, los directivos de los fabricantes han señalado del peligro de aplicarla tal y como está ahora, encareciendo el precio de los coches y reduciendo la mano de obra de las fábricas.

La Euro 7 propuesta por Bruselas busca endurecer el límite de emisiones de dióxido de nitrógeno para los turismos diésel, y medirá la contaminación de frenos y neumáticos. Es por eso que los diésel de menor tamaño son los que más se van a ver perjudicados.

Sin embargo, esto no está impidiendo a los fabricantes seguir apostando por su futuro totalmente eléctrico. Según recoge Expansión, Schäfer asegura que el futuro de Volkswagen es 100% eléctrico y descarta el uso masivo del hidrógeno y los combustibles sintéticos. "Es imposible. No hay nada tan eficiente energéticamente como la conducción eléctrica con batería".

A pesar de esta afirmación, subraya los problemas que puede conllevar aplicar la norma tal y como está diseñada en la actualidad. "Los coches térmicos subirán fácilmente entre 2.000 y 3.000 euros con la Euro 7, porque hay que hibridarlos, cambiar la caja de cambios, pasar de manual a automático, entre otras cosas".

Además, da un paso más allá. Bajo su criterio, si la UE no da marcha atrás con la Euro 7, tal y como piden las marcas, los coches de menos de 20.000 euros van a desaparecer. "Los coches baratos, lo que hoy conocemos como coches baratos, incluso en el segmento eléctrico, se volverán más caros", debido también a la nueva normativa de seguridad GSR2, que obliga a incorporar más sistemas ADAS de asistencia a la conducción.

"Así no hay forma de llegar. Los coches de menos de 20.000 euros tendrán dificultades para mantenerse en ese precio. Esa es la realidad de las regulaciones que debemos afrontar", añade. 

Además de los coches eléctricos, en los últimos meses muchas marcas también están probando con los motores impulsados por hidrógeno, siendo esto una alternativa a las baterías eléctricas. Algo por lo que Volkswagen no piensa pasar.

"Nuestro futuro es eléctrico. Al separar el hidrógeno del oxígeno se pierde el 45% de la energía. Y luego se pierde otro 40% al convertirlo en e-fuel o hidrógeno líquido, mientras que en la conducción eléctrica de batería solo desperdicia un 10% y el 90% restante se aprovecha para impulsar el vehículo", afirma.

Y añade que "el hidrógeno tiene un gran futuro para el almacenamiento de energía y para otras aplicaciones, pero no para los automóviles de pasajeros, ni siquiera en el segmento premium. Apuesto a que el hidrógeno no llegará a los turismos. Los únicos países que están impulsando el hidrógeno en este momento son Corea del Sur y Japón por intereses nacionales, nadie más".

La tercera vía abierta son los combustibles sintéticos, que tantos quebraderos de cabeza le están dando a Europa, siendo precisamente Alemania uno de los países que más apuesta por ellos. Sin embargo, el CEO de VW también se desmarca de ellos al considerarlos demasiado caros de producir.