Cuando seas mayor dormirás menos por la noche y te despertarás muy temprano: este es el motivo, según la ciencia

A los 20 es fácil quedarse dormido en una silla, mientras que a partir de los 40 notas que cualquier ruido te despierta. Y a partir de ahí la visita de Morfeo se hace más complicada. Eso se debe a que el sueño cambia con la edad. Lo que significa que aunque sigas necesitando entre 7 y 8 horas de descanso lograrlas se vuelve más complejo.

"Creemos que la capacidad de dormir disminuye con la edad mucho más que la necesidad de dormir", recalcó en 1990 William Dement, profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford e investigador pionero del sueño. 

Dement participó por aquél  entonces en un panel de experto que analizó los patrones de sueño en personas mayores. Los hallazgos recalcaron que la mitad de los estadounidenses mayores de 65 años se quejaron de problemas de sueño, lo que a menudo implican excitación nocturna y somnolencia diurna, la "otra cara" del insomnio.

Lo que por cierto, advirtieron entonces los especialistas, puede contribuir a aislar más a una persona mayor al estár despierta cuando los demás duermen "y simplemente no poder permanecer despierta cuando el resto está reunido por la noche".

Los despertares para ir al baño y las enfermedades asociadas a la edad hacen más difícil dormir del tirón. Algunos cambios que llegan con la edad, explican también por qué los mayores duerman menos.

Cambios del envejecimiento que afectan al descanso

Envejecer conlleva muchos cambios entre ellos algunos que impactan en la capacidad de dormir. Lo que se traduce en más despertares durante la noche —De media las personas mayores se despiertan entre 3 o 4 veces cada noche— y levantarse más temprano en la mañana. 

Esto se debe a que las fases del sueño cambian y con la edad se pasa menos tiempo en un sueño profundo. Algunos estudios apuntan a que estas etapas más profundas desaparecen por completo después de los 90 años.

En el caso de los ancianos hay menos secreción de la hormona del sueño, y esta se segrega antes. Lo que explica por qué las personas de la tercera edad suelen tender a madrugar tanto. 

A esto también contribuyen los cambios que se dan en los ritmos circadianos.  Estos están relacionados con el reloj biológico de 24 horas que hay en tu cuerpo. El cual gobierna sobre aspectos como el hambre o la somnolencia. 

Como explican desde Sleep Foundation, a medida que las personas envejecen, los ritmos circadianos del cuerpo avanzan en el tiempo. Esto conlleva "que muchos adultos mayores experimentan este avance de fase como un cansancio más temprano en la tarde y un despertar más temprano en la mañana".

La luz es una de las señales más poderosas para mantener los ritmos circadianos. Desafortunadamente, las personas mayores tienen una exposición insuficiente al sol, lo que también se deja notar en sus niveles de vitamina D.

8 maneras de mejorar la calidad de tu sueño a medida que envejeces

En lo que refiere a las mujeres, cabe sumar además los cambios hormonales experimentados a medida que se acercan a la menopausia.

Las mujeres posmenopáusicas "muestran un adelantamiento de fase aproximadamente de una hora en los ritmos de actividad y reposo y en los hábitos de sueño y alimentación frente a las premenopáusicas", encontró un estudio español en 2016.

Las condiciones de salud física y mental también interfieren. "Las afecciones que comúnmente afectan el sueño en las personas mayores incluyen depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, diabetes y afecciones que causan malestar y dolor, como la artritis", enumera la Sleep Foundation.

Todos estos cambios pueden provocar somnolencia diurna excesiva, que a su vez puede provocar siestas intencionadas. Lo que tampoco ayudará a dormir por la noche. Es más, podría ser indicio de problemas de salud grave. Según una investigación, en edades avanzadas, más de una hora de siesta al día supone un 40% más de probabilidades de desarrollar alzhéimer.