Si piensas que los precios subirán, seguirán subiendo: cómo las expectativas de la inflación se han desanclado de la realidad, según el FMI

Un carrito de la compra de supermercado inflación

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  • En un entorno de alta inflación, la gente puede terminar esperando más inflación de la que finalmente se produzca, y eso puede terminar empeorando la crisis de precios.
  • Las expectativas se han convertido en el elemento más importante para comprender la dinámica de la inflación y explican una parte creciente de la crisis de precios desde 2022.

Si algo puede salir mal, saldrá mal. La popular máxima de la ley de Murphy podría tener su propia versión aplicada a la inflación. Algo así como si crees que los precios van a subir, seguirán subiendo.

Eso es básicamente lo que advierte el Fondo Monetario Internacional (FMI) que está ocurriendo con el episodio actual de inflación. "Las expectativas desempeñan un papel fundamental en la dinámica de la inflación", observa en un informe publicado hace unos días.

Las expectativas están presentes en muchos de los ingredientes que explican la crisis actual de inflación, desde la fijación de precios hasta las subidas salariales, pasando por las decisiones de consumo. Se trata, de hecho, del elemento "más importante para comprender la dinámica de la inflación, y explican una parte creciente de la inflación desde 2022", añade el FMI.

"En el actual entorno de inflación más elevada, algunos observadores han expresado su preocupación por que las expectativas aumenten más. A su vez, las expectativas de que aumente la inflación en el futuro podrían alimentar las tasas de inflación actuales, manteniéndolas elevadas", resume el FMI.

Una empresa que sufre la subida del precio de la energía para fabricar sus productos, por ejemplo. Si espera que la inflación aumente en los próximos meses, es probable que esté más dispuesta a fijar una subida de precios mayor para los productos que vende, lo que a su vez repercutirá en la inflación. Es la pescadilla que se muerde la cola.

De la misma forma, si la expectativa es que la inflación se frene en los próximos meses, los precios se moderarán más rápidamente. 

"En la medida en que hogares y empresas fijen salarios y precios, guiados más por lo que va a pasar, que por lo que ya ha pasado, la convergencia puede ser rápida al objetivo de los bancos centrales (fijado en una inflación del 2%). Esto, siempre y cuando los hacedores de política monetaria tengan credibilidad", apunta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Cesta de la compra

Hay señales que apuntan a que los precios empezarán a frenarse en los próximos meses. La primera de todas, las propias estimaciones del fondo, que en su último informe de previsiones globales calcula que la inflación cerrará este año en el 5,9%, para pasar al 4,8% el que viene.

"Los expertos prevén que las tasas de inflación volverán a acercarse a los objetivos de los bancos centrales en 2024", añade el FMI.

El problema, continúa Cardoso, es que "hay mucha gente que no utiliza toda esta información a la hora de fijar sus expectativas. Ya sea porque no tiene el conocimiento o el tiempo para interpretarla".

Lo que se termina haciendo es un promedio ponderado entre lo que se esperaría hacia delante y lo que está sucediendo ahora. "Esto sesga las expectativas a corto plazo, sobreponderando lo que está sucediendo en el momento. En un entorno de alta inflación, la gente puede terminar esperando más inflación de la que finalmente se produzca", añade Cardoso. 

Ahora mismo, según los datos del FMI, aunque las expectativas de inflación para los próximos 12 meses son diferentes dependiendo de si se pregunta a agentes económicos, profesionales de la previsión, hogares, mercados o empresas, la tendencia es común, y gira en torno a una línea alcista.

En el caso de los consumidores europeos, por ejemplo, Torralba aclara que "la inflación prevista es elevada, en torno al 3%, básicamente porque el consumidor percibe que su inflación sufrida es elevada hoy y decide extrapolarla al futuro".

En cambio, las expectativas de los inversores son inferiores a las de los hogares: "Ellos asumen más o menos una inflación controlada en la media de los próximos 10 años, cerca del 2,2%", añade Torralba. Pero es cierto que, a diferencia de las expectativas a corto plazo, las de largo plazo (para los próximos 5 años) se han mantenido bien ancladas y con una tendencia estable en la mayoría de las economías.

Si la creencia es que la inflación será mayor de lo que realmente va a ser, esto puede llevar a presiones salariales por parte de los trabajadores que no sean consistentes con el mantenimiento de los puestos de trabajo en la empresa. 

Mientras tanto, si las empresas anticipan una inflación mayor e incrementan precios por encima de la subida real, podrían perder clientes, lo que a su vez "llevaría a menor inversión y destrucción de empleo", avisa Cardoso. De nuevo, la pescadilla que se muerde la cola.

"Si la gente cree que la inflación será elevada, pedirá más subidas salariales; la empresa lo repercutirá al cliente y generará más inflación", coincide Leopoldo Torralba, economista senior de Arcano.

Ilustración de un móvil con bebidas

Echando la vista atrás, la historia demuestra que, en momentos en los que la inflación es baja, los agentes económicos no suelen estar muy atentos, y las expectativas no se desanclan tan fácilmente de la realidad. "Esto puede haber caracterizado la situación en muchas economías avanzadas antes de la pandemia de COVID-19", puntualiza el organismo. 

Sin embargo cuando la inflación aumenta bruscamente, los agentes económicos encienden las alarmas, y las expectativas pueden convertirse en un la inflación real. Entonces, las expectativas se desanclan, y tardan más en aterrizar.

En estos casos, añade el FMI, la inflación y las expectativas a corto plazo tardaron unos 3 años en volver a sus niveles anteriores al episodio.

La mejor fórmula para conseguir cerrar la brecha expectativas vs realidad de la inflación es por la vía de la política monetaria, y eso incluye la propia comunicación de los anuncios de subidas de tipos de interés, por ejemplo.

"Las mejoras en los marcos de política monetaria y en las estrategias de comunicación de los bancos centrales pueden contribuir a que la inflación vuelva al objetivo más rápidamente y a un coste de producción menor; en otras palabras, pueden aumentar las posibilidades de que la economía realice un "aterrizaje suave", destaca el FMI. 

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