Así está cambiando la pandemia el negocio de las vacunas dentro de la industria farmacéutica

Un hombre siendo vacunado en España
  • El negocio de las vacunas representaba un 3% de toda la industria farmacéutica antes de la pandemia. 
  • La crisis sanitaria ha puesto el desarrollo de vacunas en el centro del negocio, aunque los principales fabricantes han quedado desplazados. 
  • Así ha cambiado la pandemia el panorama de las vacunas dentro del sector. 
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La crisis sanitaria ha revolucionado por completo la industria farmacéutica, que nunca ha visto más clara su oportunidad de demostrar al mundo su capacidad de dar soluciones, pero tampoco se había visto nunca sometida a un escrutinio parecido. 

La pandemia ha revolucionado las dinámicas de un sector cerrado y competitivo, que ha trabajado colaborativamente compartiendo datos de manera internacional para acelerar la investigación y el desarrollo de tratamientos y vacunas. 

"La pandemia es la señal de que somos más flexibles de lo que nos creemos, que somos más generosos de lo que creemos, que somos más capaces de trabajar en alianzas y en equipos multidisciplinares de lo que nos creemos", reflexionaba Miguel Fernández, CEO de Merck España en una entrevista con Business Insider España.

Sobre todo, la pandemia ha puesto en el centro el negocio de las vacunas, un segmento del mercado que tradicionalmente ha atraído poco interés a los grandes de la industria. 

La desigualdad en la vacunación de los países aumenta el riesgo de nuevas variantes

La crisis podría transformar este fenómeno y redefinir el futuro de la industria. 

El negocio de las vacunas era pequeño dentro de la industria farmacéutica 

Aunque la crisis sanitaria haya puesto el foco en las vacunas, hay que recordar que el mercado de las vacunas constituía tan solo un 3% del mercado de la industria farmacéutica, valorado en total en unos 1.300 millones de dólares el año pasado, según Financial Times.

Mientras que el cáncer acaparaba la mayor parte de la atención del sector, las vacunas representan una opción poco atractiva por sus altos riesgos de fracaso y frente a una posterior baja demanda. 

La industria solo suele invertir cuando las posibilidades de éxito en el mercado están bien aseguradas, explican los expertos consultados por Financial Times. Precisamente porque el desarrollo de la vacuna y el proceso regulatorio son tan costosos, las compañías retienen las patentes durante mucho tiempo y tienen mucho poder para marcar altos precios. 

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Hasta que en el año 2000 no se constituyo GAVI, que compra vacunas en representación de la mayor parte de países de menos ingresos, las vacunas no llegaban a los países que lo necesitaban porque no tenían capacidad adquisitiva. 

Ahora, las nuevas tecnologías impulsadas por la pandemia que permiten optimizar el desarrollo de vacunas y la posibilidad de que el coronavirus se convierta en una enfermedad endémica abren la puerta a que el negocio se convierta en un nicho más atractivo para la industria. 

Algunos analistas ya han cifrado que el mercado de las vacunas de coronavirus tendrá un valor de 10.000 millones de dólares anuales (unos 8.4000 millones de euros).

GSK, Sanofi, MSD... grandes farmacéuticas del mercado de las vacunas no han llegado a tiempo

En 2020, GSK, Sanofi, MSD y Pfizer dominaron el mercado con las vacunas más vendidas para la gripe, la neumonía, el VPH y el herpes zóster. De ellas, solamente Pfizer ha logrado desarrollar con éxito una contra el COVID-19, lo que podría cambiar el panorama de la industria farmacéutica para siempre. 

MSD recientemente canceló su programa de desarrollo de un candidato contra el COVID-19 y GSK ha tenido que retrasar los ensayos del candidato que está creando en colaboración con Sanofi. 

Mientras las grandes compañías no han sabido desarrollar una vacuna contra el coronavirus, otras se han aliado con pequeñas biotecnológicas y grupos de investigación y han salido adelante gracias al inmenso apoyo del sector público. 

Los gobiernos se han convertido en los principales compradores de las vacunas, reservando dosis de forma anticipada para cubrir los riesgos en los que incurrían las vacunas. 

"A cambio del derecho a comprar un número determinado de dosis de vacunas en un período dado, la Comisión financiaría parte de los costes iniciales de los productores de vacunas a través de un compromiso anticipado de mercado. La financiación facilitada se consideraría un pago a cuenta de las vacunas que los Estados miembros compren realmente", explicaba la Comisión Europea. 

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"Como el coste elevado y el alto índice de fracaso hacen que la inversión en una vacuna contra el COVID-19 sea una decisión de alto riesgo para los desarrolladores de vacunas, estos compromisos permitirán hacer inversiones que, de otro modo, probablemente no se producirían", añadía. 

“Es el mejor dinero gastado por los políticos durante la pandemia”, asegura Bill Gates, cuya fundación ha financiado muchos de los esfuerzos de investigación contra el COVID-19, a Financial Times. 

Moderna, por ejemplo, ha sido una de las mayores beneficiadas de los mecanismos de financiación del gobierno estadounidense, de quien ha recibido en torno  a 4.000 millones de dólares. 

En los últimos 10 años la compañía había invertido 3.000 millones en desarrollar su tecnología y el CEO de la compañía reconoce que la financiación durante esta pandemia ha "acelerado la entrada en el mercado comercial en 3 o 4 años".

La situación de emergencia incentiva los escenarios de abusos de precios y la falta de transparencia 

Los expertos consultados por Financial Times denuncian que, aunque muchas compañías se han comprometido a no obtener beneficio o tan solo un beneficio marginal, los retornos en inversiones se desconocen porque los costes de producción no están claros.

"Los gobiernos están desesperados por conseguir vacunas", aseguran. Esa desesperación en una situación de emergencia hace que "el riesgo de abuso de precios sea muy alto". 

Anthony McDonnell, analista para el Centro para el Desarrollo Global, señala que no hay incentivos para que los organismos hagan públicos sus contratos con las farmacéuticas. 

"Los gobiernos democráticos no quieren que el público sepa que han establecido un mal trato o que un país rival sepa que tiene un mejor trato", señala. 

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Sarah Gilbert, investigadora a cargo de la vacuna de la Universidad de Oxford, señala que es razonable que las farmacéuticas quieran sacar beneficios de los países ricos después de haber hecho un esfuerzo tan grande. 

Moderna espera unos 18.4000 millones de dólares gracias a las ventas de las vacunas en 2021, pero no ha revelado el margen de beneficios. Por su parte, Pfizer espera unos 15.000 millones de dólares con un margen de beneficios del 20%. 

La cuestión que queda sin resolver, según los expertos del FT, es si el alto número de competidores en el mercado hará que el precio de la vacuna baje. 

El ARN mensajero será el nuevo foco de la industria 

Gracias a la pandemia, una nueva tecnología de fabricación de vacunas se ha visto impulsada y se ha convertido en la protagonista: el ARN mensajero. 

Esta plataforma, utilizada por Pfizer y Moderna, ha revolucionado el negocio al demostrar que puede producir vacunas seguras y eficaces en un tiempo récord. 

La rapidez a la que se pueden manipular para adaptarse a nuevas variantes y luego ser producidas masivamente también es un incentivo para que las compañías utilicen esta plataforma. 

"Deberíamos empujarla y ver hasta donde puede llegar", sostiene Bill Gates. 

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Sin embargo, los expertos consultados por Financial Times recuerdan que hay problemas que todavía no han sido solucionados y que el ARN mensajero no tiene por qué tener éxito para todos los candidatos, por lo que los grandes agentes todavía están sopesando si deben meterse de lleno en el negocio. 

"Todas las grandes farmacéuticas están probando la tecnología de una forma u otra", asegura Jeffrey Ulmer, antiguo director de investigación preclínica y desarrollo de la división de vacunas de GlaxoSmithKline, a Nature

Sanofi ha reforzado un acuerdo de 2018 con Translate Bio precisamente por esta razón. Hace casi 2 años, las compañías firmaron una colaboración para trabajar en el avance de los candidatos de ARN.

Ahora, Sanofi está pagando mucho más por adelantado: 300 millones de dólares en efectivo (254,3 millones de euros) y 125 millones de dólares vía capital. Esto se suma al acuerdo firmado en marzo entre ambos para trabajar en una nueva vacuna contra la COVID-19, según recoge Fierce Biotech.

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Por su parte, GSK también ha reforzado con 180 millones de dólares un acuerdo con CureVac, la biotecnológica alemana que está desarrollando un candidato contra el COVID-19 esperada para este 2021. 

El nuevo acuerdo implica la idea de que la inmunización contra el COVID-19 no será una cuestión de una sola vez, incluso si la pandemia disminuye.

"Creemos que las vacunas de nueva generación serán cruciales en la lucha continua contra el COVID-19", declaró la directora general de GSK, Emma Walmsley.

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