¿Qué tienen los tomates azules, negros y morados para ser más sanos? La ciencia lo explica

Tomate morado

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  • De unos años para aquí han empezado a aparecer en los supermercados nuevas variedades de tomates azules, morados y negros.
  • Hay varias razones para incluir estas coloridas frutas en tu dieta, como una mayor concentración en los antioxidantes llamados antocianinas.

Comer tomates a diario o con mucha frecuencia es un hábito alimenticio cargado de beneficios para tu salud: esta sabrosa fruta tan típica de la dieta mediterránea te aporta vitaminas y minerales como el potasio, los folatos, la vitamina K, la vitamina C (una ración de tomate cubre el 61% de las ingesta diaria recomendada), provitamina A y el carotenoide anticancerígeno licopeno

Además de ser un alimento bajo en calorías y con una elevada densidad nutricional, el tomate se distingue por una amplia gama de beneficios para la salud, desde la reducción del riesgo de accidentes cerebrales y enfermedades cardiovasculares a su efecto diurético, su capacidad para combatir infecciones, prevenir el cáncer, regular el tránsito o proteger la piel.

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A todas las variedades de tomates rojos a los que nuestra retina lleva toda la vida acostumbrada, se han sumado desde hace unos años unos nuevos inquilinos de las fruterías: los tomates azules, morados o negros, cuyo origen está en los Estados Unidos de América, si bien hoy en día se producen en Canadá, Reino Unido y otros puntos de Europa.

Desde hace un tiempo también es posible encontrarlos en España, con producción nacional. Eso sí, sus precios son más elevados que las variedades tradicionales: suelen superar los 5 euros el kilo. Eso sí, están lejos de los más caros: los tomates japoneses de la variedad Adela de la Cooperativa La Palma de Motril (Granada), a un precio de 20 euros el kilo, e incluso a 25 euros el kilo en tienda. 

El beneficio extra de los tomates azules, morados y negros con respecto a los rojos

Su origen se remonta medio siglo atrás: en la década de 1960, científicos de la Universidad de Oregón, uno de Bulgaria y otro de Estados Unidos, cruzaron por primera vez tomates cultivados con especies silvestres de Chile y las islas Galápagos. Este tomate azul, bautizado como Indigo Rose, potenciaban el desarrollo de la antocianina en contacto con la luz solar.

No fueron los únicos: tal y como recoge Directo al Paladar, otros científicos de Israel desarrollaron nuevas variedades de esta clase de tomate como el Black Galaxy o el Sun Black. También el Centro Joh Innes de Norwich en Reino Unido desenvolvió esta técnica, mientras que en Canadá se lograrron tomates prácticamente negros.

Además, en el Instituto de Biología Molecular y Celular de las Plantas de Valencia también se crearon tomates azules con propósitos terapéuticos para la elaboración de vacunas. En Málaga y Almería se producen casi todas las variedades de tomates azulados, negros y purpúreos, que se caracterizan por su piel fina, sabor más afrutado y un aroma parecido a la ciruela. 

 

Aunque por dentro son rojizos o verdosos según el punto de maduración, el principal rasgo distintivo de los tomates es su coloración exterior. Esto sucede porque han sido criados para producir las mencionadas antocianinas, pigmentos responsables de los colores azul y morado de algunas frutas y hortalizas como moras, arándanos, berenjena, col lombarda, remolacha o cebolla roja.

La principal diferencia entre estos tomates y los tradicionales es la riqueza en estos antioxidantes.

Según la Clínica Cleveland, si tomas antocianinas saldrán bien parados tu corazón, tu cerebro y tu sistema nervioso, mientras que también prevendrás diferentes enfermedades crónicas y relacionadas con el envejecimiento. 

Pueden reducir la tensión arterial

Las antocianinas de los tomates morados, negros y azules pueden ayudar a reducir la tensión arterial, según una revisión de 66 estudios. 

También reducen el riesgo de aterosclerosis —cuando se acumula placa en el interior de las arterias—, causante de hipertensión arterial, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, arteriopatía periférica o insuficiencia renal.

Mejoran la función del cerebro

Estos pigmentos también ayudan a mejorar la función cerebral. Por ejemplo, activando las áreas  cerebrales que controlan la memoria, el lenguaje y la atención, incrementando el flujo sanguíneo o mejorando el habla y la memoria en las personas con demencia, según este estudio. 

Estudios de laboratorio destacan su potencial anticancerígeno

En cuanto al cáncer, varios ensayos de laboratorio sugieren que las antocianinas podrían bloquear los cambios en el ADN que causan el cáncer, destruir las células cancerosas o parar su crecimiento, evitar que los tumores se vuelvan malignos o invertir la resistencia a los fármacos y hacer los tumores más sensibles a la quimioterapia. 

Podrían alargar la vida

Estos tomates también podrían ser fantásticos para alargar la vida: en 2008, un grupo de investigadores europeos dirigidos por la catedrática Cathie Martin, del Centro John Innes, consiguió crear un interruptor genético que permite obtener un tomate de color púrpura intenso. En un estudio en ratones con cáncer, comprobaron que su esperanza de vida se prolongaba significativamente.

La presencia de antocianinas es muy elevada: una investigación sobre los tomates morados de una planta Del/Ros1 hemicigótica encontró 500 miligramos por 100 g de peso fresco, mientras que las encontradas en los tomates rojos silvestres eran indetectables, recoge Financial Express.

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