Hace 4 meses nadie hablaba del coronavirus, nadie salvo los congregados alrededor de una mesa redonda en Maryland, Estados Unidos. Los asistentes, líderes de la industria, sector servicios e instituciones de todo el mundo, se reunieron con el doctor Tom Inglesby, director del Centro de Salud Johns Hopkins, para hacer una simulación en CBS News sobre lo que podría ser una infección global de una enfermedad desconocida.
Precisamente, esta hipotética enfermedad era un subtipo de coronavirus, como el que semanas más tarde irrumpiría con fuerza en las calles de Wuhan, pero mucho más letal. Altos ejecutivos de aerolíneas, funcionarios de alto rango en los gobiernos de EEUU y China, miembros del Banco Mundial y representantes de la ONU discutieron sobre cómo proceder con la cepa ficticia sin saber que un mes más tarde estarían repitiendo el ejercicio, esta vez sin simulacros.
La ficción utilizó actores que informaban sobre el brote como "un desconocido tipo de coronavirus" que, al propagarse por todo el globo, desembocaba en prohibiciones de viajes, escasez de suministros médicos y drásticas caídas de las Bolsas.
Según Inglesby, el simulacro "abrió los ojos de los líderes del mundo" hasta el punto de que el director de los CDC de China, George Dao —presente en la reunión—, ha reconocido lo "inquietantes" que son las similitudes entre el vídeo y lo que más tarde ocurrió.
Weeks before the coronavirus outbreak in China, global industry and government leaders attended a pandemic simulation. https://t.co/mBE8u7whj0 pic.twitter.com/a2glNZbkNb
— 60 Minutes (@60Minutes) March 8, 2020
La semana pasada, las aerolíneas cancelaron miles de vuelos y un grupo comercial de la industria de viajes pronosticó que los temores de virus podrían costar más de 100 mil millones de dólares en ingresos perdidos. Las grandes Bolsas de todo el mundo han registrado pérdidas históricas en una semana de locos, las cadenas de suministros se han bloqueado en el comercio internacional y grandes empresas como Apple, Microsoft o Google ya se plantean huir de China para evitar acumular más pérdidas.
Lo que quedó por aprender
"Lo primero que hicimos fue poner la vista en problemas que no se habían resuelto con el ébola y la gripe H1N1 —gripe porcina— de 2009", dijo Inglesby. "Tomamos lecciones de esos brotes y de en qué habían fallado los gobiernos". Uno de los fallos fue el de no monitorizar ni distribuir estudios sobre la enfermedad.
Sin embargo, a la hora de la verdad no se sacó provecho de esta experiencia. El Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, sin ir más lejos, ha demostrado su incapacidad para distribuir pruebas de diagnóstico a hospitales y laboratorios, lo cual hace imposible que los médicos puedan identificar la infección y dificultan los esfuerzos para evitar que se propague.
Nadie en los EEUU tiene más experiencia en la lucha contra brotes de enfermedades infecciosas que el doctor Anthony Fauci. Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas desde 1984, el veterano reumatólogo se ha desempeñado como asesor científico de todos los presidentes desde Ronald Reagan. Ahora su experiencia le da una voz prominente en el comité de expertos del coronavirus para Trump.
"Lo dije desde el principio, necesitamos millones y millones y millones de pruebas de diagnóstico", asegura Fauci a CBS News. "Si tenemos un millón y medio o dos millones la próxima semana, genial. Si no las tenemos, muy mal. Deberíamos haberlas tenido", se lamenta.