Ir a trabajar cada mañana y recibir un sueldo a fin de mes no es la única manera de generar dinero e incrementar tu patrimonio. 

Como ahorrador siempre se puede ser el dueño de un negocio sin necesidad, ni siquiera, de ir a trabajar. Esto puede parecer un sueño. Sin embargo, esta opción está más cerca de lo que imaginas.

¿Cómo puede ser posible? Mediante la inversión el camino para conseguir las metas financieras puede ser mucho más sencillo. Es difícil para algunas personas pasar de ser empleados a ser dueños de su propio negocio; el solo pensarlo genera miedo, duda e indecisión. 

Invertir en la bolsa es una oportunidad puede ser una situación de beneficio para todas las partes de la ecuación. Además, es una manera eficiente de protegerse ante la inflación. 

Hay que estar decidido y mantener el firme deseo de tomar las riendas de tus decisiones financieras. Para ello, es importante que comprendas que la inversión ofrece mayores rendimientos siempre y cuando aprendas a manejar el riesgo.

Existen multitud de estrategias de inversión y ninguna de ellas es la ideal para todo el mundo. Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, sus riesgos y sus objetivos de rentabilidad. El perfil de cada persona influye. Pero es fundamental, eso sí, que movilices tu dinero cuanto antes para que el interés compuesto haga su magia en el largo plazo.

Se ha de distinguir entre estilos de inversión y estrategias de inversión. El estilo de inversión lo podríamos asociar al tipo de auto y la estrategia de inversión al modelo concreto coche. Es bueno que cada inversor personalice y ajuste la estrategia elegida a sus necesidades y objetivos de la misma manera que se elige un motor concreto, determinados colores, accesorios, extras, etc.

Cuanto antes empieces con la filosofía de invertir y ahorrar, por poco que sea, antes conseguirás tener un colchón con el paso del tiempo. Lo que puede a priori puede parecer una misión imposible es más fácil de poner en marcha con algunos hábitos y gestos cotidianos como controlar el gasto, tener un presupuesto y planificación financiera ordenada o hacer transferencias automáticas. La suma final es lo que importa.

Fijar un presupuesto mensual con los ingresos a disposición y aplicar una serie de métodos que te ayuden a organizar los gastos y los pagos, como la regla del 50-30-20, ideada por la académica estadounidense Elizabeth Warren, puede servir de referencia.

De este modo, con el paso del tiempo, puedes ver cuánto dinero has podido acumular al apartar 20 euros al mes, que parece escaso, pero que al invertirlo puede aumentar cantidad considerablemente.

El dinero que puedes conseguir aportando 20 euros durante 10 años

Centrando el foco en este esquema, cabe ponerse en situación de que solamente tienes la capacidad de hacer aportaciones de 20 euros durante 8 años. En esta línea, si esas cantidades las metieras en una hucha, tendrías al final de ese marco temporal 2.400 euros. 

No obstante, con una inflación activa de entre el 2% y 5% anual, tu poder de compra se puede venir abajo sin que apenas lo percibas. 

La idea entonces es poder hacer aportaciones mensuales de 20 euros para obtener una rentabilidad y que la magia del interés compuesto haga el resto para regatear a las presiones inflacionarias y, por qué no, ganar capital con el paso de los años.

Con una rentabilidad anualizada del 3% y aportando 20 euros al mes durante todo un lustro, dispondrías al final de 2.833 euros. 

Por el contrario, si el porcentaje de rendimiento se amplía al 5% el montante final sería de 3.169 euros y de 3.548 euros para un retorno del 7% cada año.

Pero se puede buscar un enfoque más optimista. Ponte que consigues una rentabilidad del 10% cada año con esas aportaciones de 20 euros cada mes. ¿El resultado? Serías capaz de acumular en el transcurso de 10 años 4.207 euros. 

Y aún hay más espacio para el optimismo. En el caso de que hubieras realizado tus inversiones en un ETF que replique el comportamiento del S&P 500, cuyo rendimiento anualizado ha sido del 14,35% en la última década. En ese caso habrías acumulado la suma de 5.382 euros.

En conclusión, se trata de una cifra que pone de manifiesto que poner a trabajar tu capital es vital para garantizarse un mayor rendimiento económico con el transcurso del tiempo. Invertir siempre ofrece ventajas si la mezcla entre riesgo y beneficio se hace de forma óptima.