Es hora de que Mark Zuckerberg dimita

Zuckerberg renuncia

Alex Wong/Getty Images; Rachel Mendelson/Insider

Análisis Faldón

Mark Zuckerberg debería dimitir. Debería renunciar a su puesto de consejero delegado de Meta y dejar que otra persona gestione Facebook, WhatsApp e Instagram. A continuación, debería utilizar su inmensa riqueza y sus conexiones con el mundo del capital de riesgo para lanzar una startup que pueda hacer realidad su idea de metaverso.

Creo que esta es la única manera en que Zuckerberg puede salvar su imperio de sí mismo. Esto, por no mencionar que también sería lo mejor para la sociedad.

El martes, recibimos otra clara señal de que Zuckerberg necesita cambiar de tercio. Meta celebró una conferencia llamada Meta Connect para, en teoría, mostrar todas las cosas geniales que los desarrolladores de Meta han sido capaces de desarrollar en el metaverso. Se supone que este tipo de demostraciones deben convencer a la gente de que el metaverso es un lugar al que eventualmente querrán ir. También debe convencer a los inversores de que la enorme inversión de Zuckerberg en esta nueva tecnología merece la pena.

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¿Qué ha anunciado la empresa para convencernos a los cansados y hastiados usuarios de internet de que los auriculares de 1.500 dólares que nos conectan al metaverso de Zuckerberg merecen la pena? ¡PIERNAS! ¡Avatares con piernas! ¡Tú tienes piernas! ¡Y tu avatar también tienes piernas! Sí, la gran revelación fue que los avatares de la plataforma del metaverso de la compañía ahora tendrán piernas, ya que antes se limitaban a torsos flotantes. Zuckerberg estaba tan entusiasmado con las piernas que saltó de alegría al hablar de ellas. Ahora su avatar podrá hacer lo mismo, supongo.

Ojalá el resto del mundo compartiera la emoción de Zuckerberg. El año pasado, Meta se gastó 10.000 millones de dólares en el desarrollo del metaverso, pero tiene poco que mostrar: En febrero reveló que solo 300.000 usuarios se conectaban mensualmente a su plataforma Horizon Worlds, una cantidad ínfima comparada con los 2.900 millones que hacen lo propio en Facebook. Es evidente que Wall Street está observando todo este proyecto con una ceja levantada: las acciones de Meta han bajado un 60% en lo que va de año.

Zuckerberg ya tiene dos plataformas muy rentables, Facebook e Instagram, pero su popularidad está disminuyendo. A finales del año pasado, por primera vez, la base de usuarios de Facebook se redujo. Ambas plataformas han ido perdiendo ojos jóvenes en favor de TikTok y ojos más veteranos en favor de una mayor concienciación en cuestiones de salud mental. Arreglar este problema requiere atención, innovación y un trabajo duro en el que parece que Zuckerberg tiene poco interés. Así que debería dejar ese trabajo a alguien más comprometido y competente y llevar su espectáculo metaverso al mundo de las startups.

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Meta se enfrenta ahora a los vientos en contra más duros de su vida. Es probable que la economía se dirija a la primera recesión mundial desde que Facebook salió a bolsa en 2012. El aumento de los tipos de interés y la fortaleza del dólar están machacando los resultados de las empresas tecnológicas

Las medidas de privacidad de Apple además han limitado la capacidad de Facebook e Instagram para recopilar información lucrativa sobre los usuarios, un cambio que Meta calcula que le costará 10.000 millones de dólares en ingresos publicitarios este año. Y los estadounidenses, en general, consideran que el modelo de negocio de la compañía es espeluznante. Esto ha hecho que Meta entre en pánico: se dice que la empresa está preparando una ola de despidos silenciosos mientras anula ofertas de prácticas.

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Más allá de las condiciones económicas actuales, Meta se enfrenta a amenazas existenciales para sus plataformas principales. En tan solo una década, todo lo que creíamos saber sobre las redes sociales ha dado un vuelco. Conectar el mundo o simplemente ponerse al día con los compañeros de instituto ya no parece una idea divertida. Las plataformas de Meta han contribuido a facilitar todo tipo de comportamientos corrosivos: insurrecciones, genocidios y trastornos alimentarios.

Facebook quemó tanto a la sociedad que dio mala fama a los algoritmos en general. Toda esta negatividad está empezando a apagar el entusiasmo de la gente. En febrero, Facebook informó de su primer descenso en el número de usuarios activos en todo el mundo, y aunque esa cifra ha repuntado posteriormente, existe una preocupación real de que el desgaste en sus principales aplicaciones pueda terminar pasando factura. Zuckerberg dijo que Facebook "se movería rápido y rompería con la situación". Y lo ha hecho, pero el problema es que, en su afán, se ha roto también a sí misma.

Todos estos problemas exigen una intensa concentración: en mejorar los productos estrella de la empresa, en reparar su imagen pública, en demostrar a los inversores que el negocio de la empresa puede sobrevivir al caos económico que se avecina. Pero Zuckerberg no se centra en el presente. En vez de eso, anda absorto en lo que ve como el futuro de Meta. 

Un líder visionario es estupendo en épocas de intenso crecimiento, pero Meta necesita ahora un líder que pueda mirar con claridad a la empresa, alguien que no cargue con el hecho de ser su fundador. 

Si Bill Gates se atrevió a abandonar Microsoft y Larry Page y Sergey Brin se dieron cuenta de que había llegado el momento de dejar Google en manos de otra persona, Zuckerberg también debería poder hacerlo.

Un acaparamiento de tierras virtual

Zuckerberg siempre se ha centrado en el "dominio" total de cualquier campo en el que se encuentre; por eso está totalmente cautivado con el control del metaverso, hasta del último detalle. Un artículo del New York Times sugiere que, después de que alguien se burlara de su antiguo avatar del metaverso, parecido a un muñeco, Zuckerberg se obsesionó tanto con crear uno nuevo que un artista gráfico se vio obligado a dibujar 40 versiones de su cara durante un mes hasta que finalmente se aprobó una. 

Según explicaron los empleados al New York Times, los trabajadores de Meta se refieren a los proyectos del metaverso como proyectos MMH (siglas en inglés de Make Mark Happy, haz feliz a Mark). Este tipo de micromanagement (gestión de poca envergadura que, en inglés, representa el paradigma de un mal tipo de liderazgo) puede servir a un emprendedor de una pequeña empresa que trabaja desde su dormitorio, pero no servirá a un consejero delegado de una empresa que forma parte del índice Fortune 500 y que tiene que abordar otros muchos problemas.

Si Zuckerberg quiere hacer micromanagement, una startup es el lugar adecuado para hacerlo. Podría escindir la parte de Horizon de Facebook y luego buscar dinero del capital de riesgo de todos sus amigos multimillonarios. Muchos otros fundadores de grandes empresas tecnológicas como Page y Brin, junto con Jack Dorsey de Twitter y Travis Kalanick de Uber, han iniciado proyectos apasionados fuera de las cuatro paredes de sus empresas originales. 

Y al hacer privadas las partes del metaverso de la empresa, Zuckerberg podría construir su nuevo mundo de modo sigiloso, de modo que no tendría que lidiar con millones de personas obsesionadas con cada pequeño contratiempo y burlándose de él por ello.

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Una startup también daría a Zuckerberg más libertad para construir su visión adquiriendo otras empresas. Ahora mismo, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) está vigilando a Meta como un halcón. No es ningún secreto que los nuevos reguladores de la agencia, que le han imprimido renovado ímpetu, piensan que la empresa es demasiado grande y que las aprobaciones de las adquisiciones de Instagram y WhatsApp por parte de Facebook fueron errores. 

De hecho, la FTC ya está demandando a Meta por su intento de adquirir una empresa de fitness de realidad virtual, una demanda que Meta ha dicho que está "basada en la ideología, no en pruebas." Si Zuckerberg quiere salir de compras para ayudar a escalar sus ambiciones relacionadas con el metaverso, tiene que hacerlo fuera de las restricciones de su empresa actual.

En todas las charla que Zuckerberg da sobre el metaverso este deja notar que cree posible la que Facebook e Instagram puedan no salvarse y que, por tanto, las ha dado por muertas como una vieja dirección de correo electrónico de hotmail.com, plagada de spam y atascada con mensajes tan viejos que ya no vale la pena ni siquiera abrirlos. 

Tal vez piense que estas plataformas son demasiado difíciles de manejar sin los vientos de la popularidad empujando a su espalda. Tal vez Zuckerberg no quiera seguir en Facebook e Instagram porque el trabajo que hay que hacer para sacar adelante ambas no es el que a él le gusta hacer. Y eso está bien. 

Pero si ese es el caso, debería renunciar.

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