La IA y ChatGPT pueden cambiar el día a día de los empleados y revertir décadas de desigualdad salarial, si se desarrollan de forma correcta

Ethan Dodd
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Unos robots ensamblando las piezas de un coche.

Jens Meyer/AP

  • Desde la década de 1980, la automatización se ha dedicado a reemplazar a los trabajadores de rentas medias por robots y programas informáticos.
  • Este proceso también ha revalorizado la mano de obra cualificada y ha contribuido a la desigualdad de ingresos, pero la inteligencia artificial podría servir para abaratar este tipo mano de obra y contribuir así a reducir la desigualdad.

La automatización ha servido históricamente para empeorar la desigualdad social, pero los últimos avances en inteligencia artificial podrían revertir esa tendencia.

Una investigación publicada en marzo por OpenAI, la desarrolladora de ChatGPT, constató que la IA más reciente podría afectar especialmente a los empleados de cuello blanco (forma de denominar a los profesionales que no realizan un trabajo manual, como los de cuello azul). 

Esta tecnología podría reducir el incremento salarial que han experimentado los trabajadores cualificados, permitiendo que los profesionales de cualificación media desempeñen más tareas y reduciendo la desigualdad que estos sufren. Sin embargo, ese futuro halagüeño depende de cómo se desarrolle la inteligencia artificial y la forma en la que se regulen estas herramientas.

Hasta ahora, la automatización ha perjudicado sobre todo a la clase obrera. Daron Acemoglu, economista del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), estipuló que la automatización había provocado entre el 50% y el 70% del aumento de la desigualdad salarial en Estados Unidos desde la década de 1980

Las máquinas, los robots y los programas informáticos sustituyeron a los empleados sin titulación en tareas repetitivas, como el trabajo en las cadenas de montaje o el trabajo administrativo de oficina. Estos trabajadores, menos demandados, vieron cómo sus salarios reales se estancaban o decaían, especialmente en el caso de aquellos que antes contaban con unos ingresos medios.

Un médico utilizando una herramienta de inteligencia artificial como ChatGPT.

Este proceso ha favorecido a la mano de obra cualificada y ha generado desigualdad salarial. Según David Autor (otro economista del MIT), conforme la automatización devaluaba y sustituía al trabajo menos cualificado, se duplicaba la diferencia de ingresos entre los estadounidenses que contaban con título universitario —un indicador de alta cualificación— y los que tenían un título de secundaria.

"No solo no te reemplaza, sino que hace que tu conocimiento sea más valioso", declara Autor a Business Insider, refiriéndose a la llegada de la IA.

La sustitución de mano de obra humana poco cualificada por robots incrementa la demanda y los salarios de los perfiles que desempeñan tareas más abstractas, que no pueden automatizarse tan fácilmente. Como consecuencia, la desigualdad salarial ha aumentado considerablemente en el último medio siglo.

En la actualidad, esos mismos trabajadores de cuello blanco que se beneficiaban de la desigualdad se encuentran en el punto de mira de la inteligencia artificial.

"La hipótesis general era que la IA —y en su momento el software de oficina— iba a afectar a los empleados de cualificación media", indica Acemoglu a Business Insider

"Nos encontramos en una era distinta", subraya Autor. Mientras que antes el software se basaba en instrucciones predefinidas para realizar tareas concretas (como una receta que siempre da como resultado el mismo plato), la IA puede entrenarse para dar respuesta a cuestiones que no ha contemplado antes, aprendiendo a realizar tareas complejas como si nada, añade el economista del MIT.

Es "poderosa y poco transparente" porque ahora "los ordenadores saben más que nosotros", señala Autor.

 

El estudio publicado por OpenAI concluía que los grandes modelos lingüísticos (LLM, por sus siglas en inglés), el tipo de inteligencia artificial que permite que ChatGPT funcione, influirán —por lo menos— en el 10% de las tareas del 80% de la población activa y en el 50% de las tareas del 19% de la población activa. 

Además, "los empleos con mayores ingresos podrían ser los más expuestos a las capacidades de los LLM y las herramientas impulsadas por ellos". La investigación también apuntaba que los titulados universitarios, superiores y profesionales cualificados tienen más probabilidades de verse afectados.

El término "expuestos", utilizado por OpenAI, podría significar aquí que la IA sustituirá a los trabajadores de ingresos altos y reducirá la desigualdad o, por el contrario, hará que sean aún más productivos y agravará la situación.

Si esta tecnología llega a ser tan capaz como esperan sus defensores, la inteligencia artificial "podría reducir la desigualdad" y "ser una fuerza ecualizadora", ya que sustituiría a los empleados altamente cualificados y reduciría la necesidad de pagarles tan bien, afirma Acemoglu, economista del MIT.

Incluso en el caso de estas herramientas no sean lo suficientemente avanzadas como para sustituir a la mano de obra más cualificada, podría contribuir a mejorar la productividad y la calidad de vida de los trabajadores con una cualificación media, elevando así sus ingresos.

"Podemos concebir un futuro en el que algunas labores más complejas sean desarrolladas por personas menos cualificadas", asegura Autor. Por ejemplo, la IA podría permitir a los enfermeros "hacer lo que tradicionalmente hacía un médico, ya que se verán reforzados por esta tecnología", agrega el economista.

Que la IA reduzca la desigualdad no es "un escenario descabellado, pero sigue habiendo mucha incertidumbre", expresa Acemoglu. "Todavía no conocemos todas las capacidades de los grandes modelos lingüísticos".

La inteligencia artificial podría acabar fomentando la desigualdad

"Puede que acabe siendo una tecnología que amplíe la desigualdad, en lugar de perjudicar a los trabajadores más cualificados y mejor pagados", argumenta el economista del MIT, y ofrece 2 razones.

En primer lugar, "tendemos a subestimar lo complejas que son las tareas humanas", explica Acemoglu, por lo que es posible que la inteligencia artificial acabe complementando la labor de periodistas, gestores y radiólogos, en lugar de sustituirlos. Esto podría aumentar su productividad y mejorar sus salarios.

Por otra parte, "los empleados más cualificados podrían protegerse a sí mismos", indica este experto. Si su trabajo se automatiza podrían escalar un rango salarial y acabar percibiendo unos ingresos todavía más altos. "No les va a afectar tanto como cuando se introdujeron los robots en las cadenas de montaje", añade Acemoglu. "Es un juego nuevo y no sabemos cómo serán las reglas".

La página web de ChatGPT.

Autor opina que la IA "podría contribuir de alguna forma a la reducción de la desigualdad" para quienes se vean expulsados de sus puestos de trabajo de ingresos medios, pero eso requeriría cambios en la forma en que se educa a los trabajadores, se contrata a los empresarios y el gobierno concibe la innovación, "con el fin de asegurarse de que las empresas no se limitan a automatizar sus procesos".

Por ahora, "los incentivos no están bien alineados con los objetivos de la sociedad", apunta.

"Todo esto está siendo impulsado por una carrera armamentística en la que compiten un puñado de empresas con ánimo de lucro", asegura el economista del MIT. "No existen razones para pensar que lo que es bueno para Amazon o para Google también va a ser bueno para la humanidad". No obstante, "el futuro es una incógnita", que se verá resuelta por la forma en que se desarrollen estas herramientas.

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